Una mujer kirguisa secuestrada para casarse cuenta su historia en Twitter

Aunque el rapto de novias en Kirguistán es un delito criminal condenable con hasta siete años de cárcel, la práctica sigue siendo habitual en todo el país. Muchos kirguisos, sobre todo hombres de las zonas rurales, ven la práctica del ala kachuu [en] como una ‘tradición’ nacional y un rito de iniciación. Por lo tanto, en la práctica, los testigos y las víctimas apenas informan a la policía, y muchos agentes de la ley son reacios a castigar a los infractores.

Screenshot from video, ‘Bride Kidnapping in Kyrgyzstan', uploaded on January 17, 2012, by YouTube user Vice.

Captura de pantalla del vídeo ‘Secuestro de una novia en Kirguistán’ subido el 17 de enero de 2012 a YouTube por el usuario Vice.

A pesar de eso la situación está cambiando en Kirguistán gracias a victorias individuales que poco a poco ayudan a erradicar la práctica del rapto de novias. Una joven, Roza, fue secuestrada hace poco en la capital kirguisa, Biskek, por un grupo de hombres que intentaron forzarla a casarse con su amigo. A la mujer la salvó una persona que había sido testigo del rapto y que había llamado a la policía. Después de su liberación, Roza contó la historia en Twitter (@katale_ya). A continuación aparecen algunos de sus tuits, que rápidamente se volvieron virales en Kirguistán.

Ayer formé parte de un antiguo ritual de rapto de novias por primera vez en mi vida; por supuesto, yo era la novia, o la oveja, a la que intentaban secuestrar…

Estaba caminando hacia casa después de salir del trabajo cuando de repente me agarraron por detrás y dijeron: «No te asustes, no te haremos daño»…

Pensé: «Esto es el fin, Roza, di adiós a tu vida. Ahora te llevarán a quién sabe dónde, te violarán y después te matarán»…

Desde luego que opuse resistencia. Golpeé a uno de los hombres en el ojo con un cargador [de teléfono móvil] que se había caído [del bolso]; luego golpeé a otro y mordí a alguien…

Luché hasta el final, pero enseguida comprendí que no era Uma Thurman [actriz de Hollywood protagonista de la película de acción Kill Bill] y que no podría luchar contra siete hombres… Cuando estuve demasiado débil para luchar, empecé a gritar…

Me empujaron hasta un coche, luego condujeron a no sé dónde y me llevaron a rastras hasta un apartamento para asegurarse de que no escapaba…

Cuando entraron en el apartamento, vi a una vecina mía de pie enfrente de mí y sonriendo. También había otros hombres y mujeres, todos mirándome como si fuera un mono en un zoo…

Me llevaron a una de las habitaciones y empezaron a hablarme sobre lo bueno que era mi «prometido», que tenía que casarme con él, que de todas formas me casaría y que podría lamentarme después [de no haberme casado con él].

Estaba cansada y somnolienta después de trabajar, no podía escuchar muy bien lo que decían… así que decidí dejarles ponerme un pañuelo en la cabeza [un gesto simbólico que significaba un acuerdo de compromiso con el secuestrador] para tranquilizarles hasta que pudiera salir huyendo por la mañana.

Así que me fui a la cama, pero cinco minutos después el que iba a ser mi marido entró en la habitación y me dijo que iban a ir a casa de mis padres; me pidió que hablara con mis padres [por teléfono] y les dijera dónde estaba para que accedieran [a la boda]…

Pero le dije que le diría a mi madre la verdad, que no quería casarme y que quería [que mi madre] me salvara de aquello… ¡y entonces alguien tocó el timbre! Creyeron que tenían visita (¡a las 4 de la mañana!).

¡Pero era la policía! ¡Diablos, no se pueden ni imaginar lo feliz que me puse de verlos!

Me preguntaron si estaba allí contra mi voluntad. Por supuesto les dije que sí, que ese era el caso. Entonces la policía nos llevó a mí, a mi «prometido» y a sus amigos a [una comisaría local].

Allí se descubrío que un hombre que vivía en una casa cerca de la mía los había visto secuestrarme (él había salido a fumar justo en el momento oportuno), así que había llamado [a la policía] y les había hablado sobre el coche [en el que me habían llevado hasta aquel apartamento].

La policía había pasado cuatro horas buscándome, habían recorrido todo Biskek buscando el coche…

Cuando llegamos a la [comisaría de policía] rellené una denuncia. En referencia a los hombres-idiotas: el rapto de [novias] ahora se condena con un periodo en la cárcel de cinco a siete años.

Pero más adelante Roza decidió no llevar a juicio al hombre que la había secuestrado. Aunque muchos tuiteros desaprobaron su decisión de dejar a sus secuestradores sin castigo, Roza dijo que no quería «arruinar la vida de esos hombres». Roza tuiteó más tarde:

La vida continúa, de una forma u otra…

Y quiero olvidar todo esto como si fuera pesadilla…

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