Las secuelas de un derrame de petróleo

La Brea, Trinidad: "Walking alongside members of the La Brea Fishing Association, it was clear that many of the fish had washed up that very day, their skin glistening and eyes still sparkling." Photo by Merisa Thompson. Used with permission.

La Brea, Trinidad: «Caminando con los miembros de la Asociación de Pescadores de La Brea, era claro que muchos peces habían sido arrastrados por la marea ese mismo día, todavía tenían la piel reluciente y los ojos con brillo.» Fotografía por Merisa Thompson. Usada con su permiso.

En un caminata por las playas de La Brea, Trinidad, tres meses después de la limpieza del derrame de petróleo producido por 7,000 barriles de petróleo que llegaron flotando a la costa, el espectáculo de cientos de peces muertos dispersos hasta el horizonte es impactante.

La Brea es un pequeño pueblo situado en la península sudoeste de Trinidad, el centro del floreciente sector del gas y el petróleo de la isla caribeña. Como el lugar con el lago de alquitrán natural (asfalto) más grande del mundo, la historia de La Brea—que significa alquitrán en español—hace tiempo que está vinculada a la extracción de recursos naturales. Su línea costera mira al Golfo de Paria, un protegido mar interior de agua salada que separa las costas de manglares de Trinidad y Venezuela.

Lo que sucedió desde el derrame de petróleo en diciembre de 2013 no es historia desconocida para los pobladores. Las comunidades locales y los pescadores se sintieron desilusionados por el accionar del gobierno, de la Autoridad de Gestión Ambiental (EMA, por su sigla en inglés) y de la empresa petrolera estatal, Petrotrin. Cualquiera familiarizado con el Derrame de petróleo de Deepwater Horizon de BP en el Golfo de México en 2010 reconoce un relato lleno de sospechas, en el que se evidencia abdicación de responsabilidad, falta de transparencia, destrucción del ambiente y pérdida de medios de vida.

De la misma manera que en los EE.UU. en Trinidad han habido acusaciones de desinformación, encubrimiento y controversia acerca del uso del dispersante de petróleo Corexit 9500 [en], un agente químico al que se ha relacionado con el aumento de la toxicidad del agua, y otras consecuencias negativas para la salud marina y humana, tanto así que fue prohibido en el Reino Unido ya en 1988. En consecuencia, abundan las preguntas acerca del impacto a largo plazo en las comunidades locales, en el ambiente y en los medios de vida y los altos riesgos que asumen las industrias extractivas.

En marzo de 2014, tras la limpieza, la comunidad local y los medios comenzaron a informar la aparición de peces muertos en las costas de La Brea y zonas aledañas. Los iniciales intentos oficiales de negar los hechos pronto dieron lugar a acusaciones de que eran los mismos pescadores los que estaban arrojando los peces. Luego, se alegó que sólo algunas poblaciones de peces, como los mújoles [eng], resultaron afectados y que la causa no fue en realidad el derrame de petróleo. Sin embargo, los pescadores locales están convencidos de que la causa fue el uso del Corexit 9500.

A pesar de que venía siguiendo con avidez los debates en los medios acerca de la «matanza de peces», no estaba preparada aún para la horrorosa visión de centenares de peces muertos que aparecieron en la playa tres meses después del derrame.

Caminando junto a los miembros de la Asociación de Pescadores de La Brea, era claro que muchos de los peces habían sido arrastrados por la marea ese mismo día, tenían la piel reluciente y los ojos aún con brillo. Aunque había muchos mújoles, en un par de horas contamos no menos de nueve especies diferentes, incluyendo blinch, bagre, crapo, pez mantequilla, bouchet, cangrejo e incluso una anguila. Unas pocas semanas después, un delfín de más de 1,000 libras fue arrastrado a la playa [eng].

Considerando las montañas de peces muertos en descomposición, las marcas del petróleo en los árboles, las pequeñas manchas de petróleo brillando en la arena, y un pequeño afluente que aún recoge petróleo con la marea alta, era evidente que los efectos del derrame y la limpieza todavía se sienten. Los residentes temen que el área detrás de la playa donde el petróleo fue enterrado durante la limpieza eventualmente vuelva a la superficie como producto de la erosión marina. En comunidades como esta las consecuencias de tales desastres se sienten por años.

Aftermath of the spill: oil line on the mangrove trees lining the beach at La Brea, Trinidad. Photo by Merisa Thompson. Used with permission.

Secuelas del derrame: marca del petróleo en los manglares que bordean la playa en La Brea, Trinidad. Fotografía por Merisa Thompson. Usada con su permiso.

A pesar de una extensa cobertura de los medios nacionales, permanece una sensación de que no todos los aspectos de la historia están siendo cubiertos. Las declaraciones oficiales parecen prevalecer sobre las voces de pobladores marginales de lugares que están alejados de la conciencia de la capital, Puerto España. Los residentes de La Brea y las comunidades cercanas se sienten desilusionados y abandonados, y albergan una ineludible sensación de injusticia. Para ellos, continúa siendo imperativo llegar al fondo de las causas que están provocando la muerte de los peces e investigar las consecuencias para su salud, seguridad y medios de vida, sin mencionar las repercusiones más amplias para el sistema de alimentos en un país donde el sector del gas y el petróleo juega un rol dominante.

El impacto del derrame de petróleo en la vida de La Brea no puede dejarse de resaltar. La empresa petrolera prohibió a los residentes locales de la zona de Coffee Beach cocinar con fuego abierto y por consiguiente tuvo que suministrarles desayuno, almuerzo y cena.

El agua no ha sido limpiada como para ser segura para la natación; ante la falta de señales de advertencia oficiales, la gente simplemente colocó los propios. Los pescadores sugieren que la compensación fue pagada a los propietarios locales de embarcaciones, pero no se extendió a los pescadores que carecen de botes propios para cubrir la pérdida de equipos, o a los vendedores que presenciaron el colapso de su cadena de proveedores. Los pescadores dependen de la Autoridad de Gestión Ambiental: hasta que se anuncie públicamente que los peces de la zona son seguros para el consumo los botes de La Brea continuarán amarrados.

La percepción local es que debido a que Petrotrin es estatal, está ligada inexorablemente a las actividades de ambos, de EMA y del gobierno. Por lo tanto existe cierto grado de tensión entre las necesidades de la comunidad local por un lado y las del estado y la petrolera estatal por el otro.

La comunidad de pescadores de La Brea es relativamente pequeña si se la compara con otras de la isla, con cerca de 28 embarcaciones dispersas a lo largo de tres playas y entre 50 ó 60 miembros activos. En cierto modo excepcional para Trinidad, emplean métodos marcadamente sustentables como buceo y pesca submarina, habilidades que aprendieron cuando de niños buceaban y pescaban en el muelle de Coffee Beach. Algunos de los pescadores tienen una relación compleja con el sector energético: quienes son buzos certificados a menudo son contratados para instalar tuberías y otros equipamientos submarinos.

Three months after the oil spill, the beach at La Brea, Trinidad is still strewn with dead fish.  Photo by Merisa Thompson. Used with permission.

Tres meses después del derrame de petróleo, la playa de La Brea, Trinidad está todavía sembrada de peces muertos. Fotografía por Merisa Thompson. Usada con su permiso.

Esta no es la primera vez que un incidente como este ocurre. En 2009, miles de peces muertos, principalmente sardinas, fueron arrojados por la marea a lo largo de estas mismas playas. Se cree también de que el uso continuo de estudios sísmicos y la práctica de generar explosiones para liberar gas natural del lecho marino tienen impacto negativo en la vida marina.

A pesar de que afecta a lo que parece ser un microcosmos, el último desastre generó preguntas de alcance global acerca de la responsabilidad o—más bien, la falta de responsabilidad-de las empresas de gas y petróleo para con el ambiente.

Esto nos obliga a preguntarnos acerca de la transparencia y la culpabilidad de las operaciones del sector energético en aguas de Trinidad y Tobago. En el caso de la tragedia de Deepwater Horizon, BP admitió en la corte [en] que a sabiendas engañaron al público y al congreso de EE.UU. acerca de la cantidad de barriles de petróleo que cayeron al mar. La compañía también se declaró culpable de catorce cargos criminales relacionados con la explosión que ocasionó el derrame de petróleo que derivó en la multa más alta de la historia impuesta a una empresa.

En un país pequeño como Trinidad, cuyo desarrollo se ha basado tanto en la industrialización de avanzada cuanto en medios de subsistencia rurales, y cuyas comunidades tienen un claro interés en el sector del gas y del petróleo, ya sea positivo o negativo, encontrar una manera de reconciliar estas tensiones que compiten entre sí podrá no ser fácil, pero es absolutamente urgente.

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