La lucha de los peruanos por salvar El Paraíso

Este artículo, escrito por Jessica Mota, fue publicado originalmente [pt] el 21 de agosto del 2013 por la Agencia Pública, en una serie sobre el Patrimonio Amenazado [pt].

Eran las cuatro de la tarde del sábado 29 de junio, cuando Estequilla Rosales, una peruana de 51 años, escuchó un ruido que llegaba desde el otro lado del sitio arqueológico que tan bien conoce. Vicepresidenta de la asociación Kapaq Sumaq Ayllu hace 14 años, tiene la misión de ayudar a proteger un patrimonio cultural arqueológico del Perú, el Complejo Arqueológico El Paraíso, que con sus 45 hectáreas, es uno de los mayores y más antiguos de Perú. Ahí pasa sus días. Ella ha hecho su casa muy cerca, en el cerro de Santa Josefina.

El ruido significaba algo que Estequilla no podría imaginar ni en su peor pesadilla. Un grupo de hombres, utilizando retroexcavadoras y una carretilla elevadora, destruía uno de los once montículos arqueológicos registrados en el sitio. Bajo ese montículo se encuentra una pirámide preincaica de unos 4 a 6 metros de altura y 2.5 km2 de extensión, de la edad antigua.

O local onde foi derrubada uma das pirâmides de El Paraíso onde se vê a areia revolvida. Foto: Jessica Mota / Agência Pública

Lugar donde estuvo una de las pirámides de El Paraíso, donde se ve la arena revuelta. Foto: Jessica Mota / Agencia Pública

“Me quede como loca, no sabía qué hacer, pues aquí no hay cobertura telefónica. Lo que hice fue subir al cerro y decir al vigilante que llamara a la policía”, cuenta Estequilla:

Ahora estoy más tranquila. Pero cuando ocurrió sentí un inmenso dolor, como si fuera una persona, un ente querido. Pues es parte de mi país, estaban matando mi identidad, mi cultura. Y eso es por así decir, una traición a la patria. Siento mucho que un peruano pueda ser tan ignorante y capaz de causar tamaña destrucción.

Localização do Complexo Arqueológico de El Paraíso na região do estado de Lima no Peru. Arte: Bruno Fonseca para a Agência Pública

Localización del Complejo Arqueológico de El Paraíso en la región Lima en el Perú. Arte: Bruno Fonseca para la Agencia Pública

El Complejo Arqueológico El Paraíso, a una hora de Lima, en el municipio de San Martin de Porres, está en una área de expansión de la especulación inmobiliaria. Descubierto en la década de 1950, el sitio arqueológico permaneció abandonado hasta diciembre del 2012, cuando se inició el proyecto implantado por el Ministerio de Cultura. Con el pasar de los años, los alrededores del sitio arqueológico fueron siendo ocupados. Hoy, los límites del sitio terminan donde empiezan las plantaciones y los terrenos privados.

Allí había 12 pirámides registradas. La principal fue casi totalmente restaurada por Fredéric Engel, un arqueólogo suizo, entre 1965 y 1966. En enero de este año, el sector de excavaciones del Ministerio de Cultura peruano descubrió una evidencia que muestra que El Paraíso es tan antiguo como las pirámides de Egipto o la civilización Mesopotámica. Ahí estaría una de las cunas de la civilización en nuestro continente latino-americano, que tendría entre los 4.500 a 4.800 años de antigüedad.  La prueba de que mucho antes de los españoles, de la iglesia y hasta de Cristo, Lima ya era una gran capital.

Marco Guillén, arqueólogo director del proyecto desarrollado por el Ministerio de Cultura en El Paraíso, explica:

Es una de las pocas ciudades en el mundo, que tiene una continuidad cultural a lo largo del tiempo. Lo que es una gran ventaja (…) Lima, la capital, tiene la huaca (monumento antiguo y sagrado) más antigua del Perú. Es como la civilización surgió aquí. Destruir la pirámide es como sacar una hoja de un libro de la historia de Perú. No se puede saber lo que pasó.

En el medio del camino, había una pirámide

Para ir de Lima hacía El Paraíso, hace falta coger un micro – especie de Van que domina el transporte público en Lima – hasta el municipio vecino de Pro. Es una viaje de 40 minutos por el trafico caótico de la capital peruana. Desde allí, hay que coger más dos micros más hasta el coche, cerca del terminal, conducido por un miembro de la Asociación Kapaq Sumaq Ayllu. El paisaje es árido, con algunas pocas casas simples. Al adentrarse en la pequeña carretera que lleva al Complejo, uno se encuentra con basura al aire libre, buitres y niños que buscan juguetes en medio de la suciedad.

"Quando chegamos começaram a colocar placas em todos os morros. Eles acham que esse sítio é todo deles", conta-um dos arqueólogos do projeto. Foto: Jessica Mota / Agência Pública

«Cuando llegamos empezaron a poner carteles en todos los montes. Piensan que este sitio es suyo», cuenta uno de los arqueólogos del proyecto. Foto: Jessica Mota / Agencia Pública

Me fijé en un muro que nos acompañaba durante todo el trayecto. “Es una muralla”, explica Miguel Castillo, el jefe de campo del proyecto El Paraíso, sentado en el asiento de atrás del coche. Más adelante me enteraría que aquella muralla tenía 30 kilómetros de extensión y que circundaba los montes de la región. Con el pasar del tiempo, fue dividida por construcciones y  terrenos privados.

Castillo explica:

El estado es ineficiente. Tiene recursos para delimitar y proteger las huacas, pero no lo hace. Pasa lo mismo en  Brasil, o en Argentina…Lo que hay es la iniciativa personal de algunos, de los arqueólogos. Pero no es suficiente.

Los miembros de la Asociación Kapaq, junto con los vigilantes, sufrieron un ataque hace una semana. Por seguridad, un vigilante acompañó a nuestro grupo – con todo el equipo de arqueólogos – durante la caminata hasta el área donde la pirámide fue destruida.

Los trabajadores de la región que ayudan en las excavaciones pasaron a sentarse en lo alto del monte, vigilando. Después del derrumbe de la pirámide, la seguridad fue redoblada. Actualmente son cuatro los policías que vigilan por el día y por la noche, y dos los vigilantes de una empresa privada contratada por el Ministerio de Cultura, que se apañan para cubrir las 45 hectáreas del sitio.

Este artículo continúa en: Perú: Un país de sitios arqueológicos en peligro.

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