¿Ha hecho Google lo correcto censurando el vídeo contra el islam?

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La pasada semana se difundió en la televisión egipcia un vídeo rodado por un cristiano copto estadounidense aparentemente con el único propósito de incitar a la ira a los musulmanes, lo que provocó protestas ante la embajada de EE.UU. en El Cairo que se han repetido en varios países de la región. La respuesta al vídeo provocó que varios países, Afganistán entre ellos, lo bloquearan en YouTube, al tiempo que el propio YouTube bloqueó el acceso al vídeo en Egipto y Libia, y después en India y otros países, aunque el bloqueo en estos últimos se hizo en respuesta a requerimientos legales.

La decisión de YouTube de bloquear el vídeo en Egipto y Libia no fue el resultado de una orden legal, sino que parece haber estado motivada en parte por una petición de la Casa Blanca, lo que ha causado inquietud entre los defensores de la libertad de expresión, incluyendo ACLU, EFF y Access, así como entre algunos escritores, como Ari Melber de Nation y Glenn Greenwald de the Guardian.

El caso no puede ser más complicado. La decisión de YouTube, incluso sin contar con la presión de la Casa Blanca, fue muy difícil, y podría haber metido a YouTube en un terreno muy resbaladizo: si en este caso han elegido la censura, ¿harán lo mismo en casos similares en el futuro, o esta decisión representa una circunstancia excepcional?

Por supuesto, YouTube sí que censura otros contenidos según los parámetros de sus términos de servicio. No se permite la desnudez como tampoco la violencia o el uso de drogas, aunque ambas están permitidas en ciertos contextos (es decir, cuando se considera que es de naturaleza «documental» o «educativa»). YouTube (y su compañía matriz, Google) también eliminan contenidos o los bloquean geográficamente por orden o requerimiento legal, como hicieron con este mismo vídeo en India y otros países. Pero en este caso, se consideró que el vídeo no violaba los términos de servicio y por tanto se permitió en la mayoría de países y solo fue bloqueado en los que se había producido violencia (o habían requerido su bloqueo). De hecho, fue una acción sin precedentes por parte de Google.

Imagen por cortesía de Ahmad Gharbeia

Imagen por cortesía de Ahmad Gharbeia

También resulta problemático el hecho de que, durante las primeras 24 horas en que el vídeo estuvo bloqueado en Egipto, se mostraba a los usuarios egipcios a un mensaje en el que se afirmaba que el vídeo estaba bloqueado por exigencia legal, lo que se demostró falso. Más tarde, Google manifestó que había sido un «error» por su parte.

Aún con todo el derecho legal a elegir qué contenidos entran dentro de sus términos de servicio, para Google resulta un problema erigirse en árbitro de lo que es apropiado en países extranjeros, como ya expliqué en un editorial para la CNN. Y aunque reciben muchas solicitudes de censura de todo el mundo, también existen grupos y personas valientes que defienden la libre expresión en Egipto, Pakistán y cualquier otro país.

A la larga, la decisión de Google tendrá un impacto en futuras decisiones, no solo de esa compañía, sino también de otras.

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