Millones de mosquitos transgénicos en el cielo del sertón se convierten en armas contra el dengue en Brasil

Na cidade de Juazeiro, nos limites entre Pernambuco e Bahia, a Moscamed experimenta técnica de mosquitos transgênicos. Foto: Coletivo Nigéria/Agência Pública

En la ciudad de Juazeiro, en el límite entre Pernambuco y Bahia, Moscamed experimenta tecnología de mosquitos transgénicos. Foto: Coletivo Nigéria/Agência Pública

El reportaje de Coletivo Nigéria fue publicado originalmente en el sitio web de la Agencia Pública, el 8 de octubre de 2013. Global Voices reproduce el artículo en tres partes.

Establecida en las orillas del río São Francisco, en la frontera entre Pernanmbuco y Bahía, Juazeiro supo ser una ciudad cortada por arroyos, afluentes de uno de los ríos más grandes del país. Hoy tiene más de 200 mil habitantes, compone el mayor aglomerado urbano del semiárido nordestino al lado de Petrolina —con la que suma medio millón de personas— y está infectada por mosquitos (o zancudos, si se prefiere). Los cursos de agua que drenaban pequeñas nacientes se convirtieron en drenajes a cielo abierto, extensos criaderos del insecto, tradicionalmente combatido con insecticidas o raquetas eléctricas, o ventanas cerradas y aires acondicionados para los más adinerados.

Pero los habitantes de Juazeiro no espantan solamente mosquitos en este comienzo de primavera. La ciudad es el centro de pruebas de una nueva técnica científica que utiliza Aedes aegypti transgénicos para combatir el dengue, enfermedad transmitida por esa especie. Desarrollado por la empresa británica de biotecnología Oxitec, el método consiste básicamente en la inserción de un gen letal en los mosquitos machos que, liberados en gran cantidad en el medio ambiente, copulan con las hembras salvajes y generan una cría programada para morir. De esta manera, si el experimento funciona, la muerte prematura de las larvas reduce progresivamente la población de mosquitos de esa especie.

Laboratório de criação de mosquitos transgênicos da Moscamed. Foto:Coletivo Nigéria/Agência Pública

Laboratorio de creación de mosquitos transgénicos de Moscamed. Foto:Coletivo Nigéria/Agência Pública

Esta técnica es el arma más nueva para combatir una enfermedad que no sólo resiste sino que avanza sobre los métodos empleados hasta ahora para controlarla. La Organización Mundial de la Salud estima que puede haber de 50 a 100 millones de casos de dengue por año en el mundo. En Brasil, la enfermedad es endémica, con epidemias anuales en varias ciudades, principalmente en las grandes capitales. En 2012, solamente entre el 1 de enero y el 16 de febrero, fueron registrados más de 70 mil casos en el país. En 2013, en el mismo período, el número prácticamente se triplicó, pasó a 204 mil casos. Este año, hasta ahora, 400 personas han muerto de dengue en Brasil.

En Juazeiro, el método de patente británica es llevado a cabo por la organización social Moscamed que reproduce y libera los mosquitos transgénicos al aire libre desde 2011. En la biofábrica montada en el municipio, que tiene capacidad para producir hasta 4 millones de mosquitos por semana, se realiza toda la cadena productiva del insecto transgénico —excepto la modificación genética propiamente dicha, que se lleva a cabo en los laboratorios de Oxitec en Oxford—. Las larvas transgénicas fueron importadas por Moscamed y comenzaron a ser reproducidas en los laboratorios de la institución.

Estas pruebas son financiadas por la Secretaría de Salud de Bahía —con el apoyo institucional de la Secretaría de Juazeiro—, y en el pasado mes de julio se extendieron a los municipios de Jacobina, en el extremo norte de la Meseta Diamantina. En la ciudad serrana de aproximadamente 80 mil habitantes, Moscamed pone a prueba la capacidad de la técnica de «suprimir» (palabra usada por los científicos para exterminar a toda la población de mosquitos) el Aedes aegypti en toda una ciudad, ya que en Juazeiro la estrategia resultó eficaz, pero limitada a dos barrios por el momento.

Como explica Aldo Malavasi, profesor retirado del Departamento de Genética del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (USP) —institución que también forma parte del proyecto— y actual presidente de Moscamed:

Os resultados de 2011 e 2012 mostraram que [a técnica] realmente funcionava bem. E a convite e financiados pelo Governo do Estado da Bahia resolvemos avançar e irmos pra Jacobina. Agora não mais como piloto, mas fazendo um teste pra realmente eliminar a população [de mosquitos]. 

Los resultados de 2011 y 2012 mostraron que [la técnica] realmente funcionaba bien. Y, por una invitación y financiamiento del Gobierno del Estado de Bahía, resolvimos avanzar e ir a Jacobina. Ahora no más como piloto, sino haciendo pruebas para eliminar realmente a la población [de mosquitos].

Malavasi trabaja en la región desde 2006, cuando Moscamed fue creada para combatir una plaga agrícola, la mosca de las frutas, con una técnica parecida —la Técnica del Insecto Estéril. La lógica es la misma: producir insectos estériles para que copulen con hembras salvajes y así reducir gradualmente esa población. La diferencia está en la forma en que estos insectos son esterilizados. En lugar de modificación genética, radiación. La TIE es muy usada desde la década de 1970, principalmente en especies consideradas amenazas para la agricultura. El problema es que hasta ahora, la tecnología no se adecuaba a mosquitos como el Aedes aegypti, que no resistían la radiación de forma satisfactoria.

El plan de comunicación

Antes de cidade brasileira, testes com mosquitos soltos em cidades já haviam sido realizados na América Central. Foto: Reprodução/Coletivo Nigéria

Antes de en las ciudades brasileñas, ya habían sido realizadas pruebas con mosquitos sueltos en ciudades de América Central. Foto: Reproducción/Coletivo Nigéria

Las primeras liberaciones en el campo del Aedes transgénico fueron realizadas en las Islas Caimán, entre 2009 y 2010. El territorio británico en el Caribe se mostró no sólo como paraíso fiscal, sino también como un espacio propicio para la liberación de los mosquitos transgénicos, debido a la ausencia de leyes de seguridad biológica. Las Islas Caimán no son signatarias del Protocolo de Cartagena, el principal documento internacional sobre el tema, ni están cubiertas por la Convención de Aarhus —aprobada por la Unión Europea— que trata sobre el acceso a la información, participación y justicia en los procesos de toma de decisiones sobre el medio ambiente.

En lugar de publicar y hacer una consulta pública previa sobre los riesgos implicados en el experimento, como lo exigen los acuerdos internacionales mencionados, los casi 3 millones de mosquitos liberados en el clima tropical de las Islas Caimán se ganaron el mundo sin ningún proceso de debate o consulta pública. La autorización fue otorgada exclusivamente por el Departamento de Agricultura de las Islas. 

El número es casi insignificante ante a la cantidad de mosquitos que se liberaron en Juazeiro de Bahía a partir de febrero de 2011. La ciudad, junto con Jacobina, se convirtió desde entonces en el más grande campo de pruebas de este tipo del mundo, con más de 18 millones de mosquitos ya liberados, según cifras de Moscamed. La organización social, sin embargo, se diferencia de Oxitec por no tener fines de lucro y por haberse comprometido con las pruebas del Aedes aegypti transgénico con el objetivo de verificar la eficacia o no de la técnica en el combate al dengue. Según Malavasi, ellos no aceptaron ningún financiamiento de Oxitec justamente para garantizar la imparcialidad en la evaluación de la técnica.

En el ámbito institucional, además del costeo de la Secretaría de Salud del Estado de Bahía, el programa también consiguió el apoyo de la Secretaría de Salud de Juazeiro de Bahía. Pero tener el apoyo de la población no fue tan fácil, como cuenta el enfermero Mario Machado, director de Promoción y Cuidado de la Salud de la secretaría.  

De início teve resistência, porque as pessoas também não queriam deixar armadilhas em suas casas, mas depois, com o tempo, elas entenderam o projeto e a gente teve uma boa aceitação popular.

Desde el inicio tuve resistencia, porque la gente tampoco quería dejar trampas en sus casas, pero después, con el tiempo, entendieron el proyecto y tuvimos una buena aceptación popular. 
Armadilha da dengue. Foto: Coletivo Nigéria/Agência Pública

Trampa del dengue. Foto: Coletivo Nigéria/Agência Pública

Las trampas de las que habla Machado son simples instrumentos instalados en las casas de algunos habitantes del área del experimento. De esta manera, fue posible verificar que la reducción de la población del Aedes aegypti salvaje fue del 96% en Mandacaru —un asentamiento agrícola a pocos kilómetros del centro comercial de Juazeiro—, tuvo una de las mayores aceptaciones. 

No ocurrió lo mismo en el barrio de Itaberaba, el primero que recibió los mosquitos a principios de 2011. Ni siquiera el alto índice histórico de infecciones por el Aedes aegypti logró que el barrio periférico juazeirense, vecino de la sede de Moscamed, aceptara de buena gana el experimento. Según el relato del enfermero Machado:

Por mais que a gente tente informar, ir de casa em casa, de bar em bar, algumas pessoas desacreditam: ‘Não, vocês estão mentindo pra gente, esse mosquito tá picando a gente’.

Por más que intentemos informar, ir de casa en casa, de bar en bar, algunas personas no creen: «No, ustedes nos están mintiendo, este mosquito nos está picando».

Aunque pocas personas del barrio recuerden el experimento un año después del fin de las liberaciones, el nombre de Itaberaba recorrió el mundo cuando Oxitec informó que el primer experimento de campo en Brasil había alcanzado una reducción del 80% de la población de mosquitos salvajes.

Supervisora de campo de Moscamed, la bióloga Luiza Garziera fue una de las que fueron de casa en casa explicando el proceso, a veces evitando el discurso científico para hacerse entender.

Eu falava que a gente estaria liberando esses mosquitos, que a gente liberava somente o macho, que não pica. Só quem pica é a fêmea. E que esses machos quando ‘namoram’ – porque a gente não pode falar às vezes de ‘cópula’ porque as pessoas não vão entender. Então quando esses machos namoram com a fêmea, os seus filhinhos acabam morrendo.

Yo les decía que nosotros íbamos a liberar esos mosquitos, que sólo liberábamos machos, que no pican. Las que pican son sólo las hembras. Y que esos machos, cuando «están de novios» —porque a veces no podemos decir «copular» porque la gente no va a entender—. Entonces, cuando estos machos están de novios con las hembras, sus hijitos terminan muriendo.

Este es uno de los detalles más importante sobre esta técnica inédita. Al liberar sólo machos, a una tasa de 10 transgénicos cada 1 salvaje, Moscamed sumerge a la gente en una nube de mosquitos, pero garantiza que no los van a picar. Esto sucede porque sólo la hembra se alimenta de sangre humana, líquido que aporta las proteínas necesarias para su ovulación.

Lea la segunda parte: Evaluación de riesgos: lo que la técnica de control del mosquito transmisor del dengue representa en la población de Brasil.
Lea la tercera parte: Mosquito transgénico en venta: empresa calcula las cifras del posible mercado del dengue en Brasil.

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