Inmigrantes: mucho más que un número abstracto (Parte II)

Este artículo es parte de nuestra serie sobre América Latina: travesías de inmigrantes en colaboración con The North American Congress on Latin America (NACLA) [en]. Estén atentos a más artículos y podcasts.

Esta es la segunda parte (y final) de la entrevista con la periodista mexicana Eileen Truax. Puede encontrar la primera parte aquí.

Eileen Truax [es] periodista mexicana y autora de Huffington Post Voices, lanzó recientemente su libro Dreamers: La Lucha de una Generación por su Sueño Americano. Travesías de inmigrantes conversó con Truax, quien habló acerca de la responsabilidad de los grandes medios y su cobertura de los asuntos de inmigración, entre otros temas.

RV: Hablemos del rol de los medios de comunicación y de los medios especialmente en inglés. Siempre escuchamos de temas que conciernen a los latinos por medio de los medios principales en inglés pero en sus secciones exclusivamente dedicadas a los latinos, por ejemplo, Fox Latino, NBC Latino y ahora con el lanzamiento del canal Fusion de Univisión y ABC, se enfocan exclusivamente en los latinos cuyo primer idioma es el inglés. ¿Crees el hecho de que los medios en ingles quienes tienen estas plataformas exclusivas para los latinos tienen un efecto contraproducente ya que la idea es de llegar a aquellos que no son latinos o que no tienen un acercamiento más profundo con la comunidad hispana?

Eileen Truax: Comparto esa inquietud, sin embargo esto no quiere decir que estas alternativas deban desaparecer. Es importante que estas plataformas aborden los temas de una comunidad. El problema es cuando estos medios se conviertan en los únicos espacios que hablan sobre esta comunidad. El problema de los medios “mainstream”  es que siguen viendo a las comunidades que ellos llaman “étnicas”, como algo que llegó a Estados Unidos pero que no forman parte de este país, como un cuerpo ajeno que invade a este país. Cuando lees Los Angeles Times o el New York Times o los canales de televisión el discurso sigue siendo “ellos”, o “ellos los salvadoreños” o “ellos los orientales”, pero nunca se usa el lenguaje inclusivo o el “nosotros como sociedad estadounidense.”  Pero nosotros, tanto inmigrantes como otros ciudadanos que vivimos en Estados Unidos compartimos las mismas inquietudes.  Cuando viene una caída del mercado inmobiliario o un cambio en el sistema de salud nos afecta a todos por igual. Si hay una baja en la calidad de la educación afecta tanto a mis hijos como a los tuyos. Es decir, tenemos problemas no de latinos, no de iranís, no de orientales, sino tenemos problemas como habitantes de Estados Unidos porque somos un país. El que piense  que porque no se apellida González no es afectado por lo que ocurre en la comunidad latina no tiene un verdadero sentido y no está completamente familiarizado con la realidad de su país. Nada de lo que ocurre en el país nos es ajeno. El gran problema también es que los medios “mainstream” siguen sin aceptar que la diversidad es una realidad en este país

RV: Hablamos de que los indocumentados también pagan impuestos cuya suma llega a $1 mil millones, pero estas historias no salen a la luz como debe ser. ¿Qué debemos hacer como comunicadores o como periodistas ciudadanos para hacer llegar estas historias y contrarrestar la retórica de la amnistía?

Eileen Truax. Photo used with permission.

Eileen Truax. Foto de René Miranda, usada con permiso.

ET: Lo que tenemos que hacer es de poner el rostro humano todo el tiempo. Pienso que debemos dejar de buscar la nota que produzca escándalo, lamentablemente el ritmo en el que nos hemos sumergido a partir del surgimiento de internet, que a pesar de ser muy positivo, nos ha obligado a un inmediatismo absoluto y a ser esclavos del click. Hay tres grandes mitos desde el surgimiento del internet para los que estamos en el periodismo: el primero es que tenemos que ser los primeros en dar la noticia y decir todo antes que los demás porque si no perdemos, el segundo es que dependiendo de la cantidad de clicks que recibamos nuestra historia es más importante, y el tercero es que la gente no lee largo, entonces tenemos que dar frases telegráficas porque la gente no quiere leer en internet. Considero que los tres mitos están acabando con el periodismo de profundidad que justamente tiene como función hacer que se entienda la realidad de la sociedad. Estamos convirtiéndonos en personas que se dedican a enunciar mas no a entender lo que ocurre: Un ejemplo: “Se volteó un camión, agarraron a un pollero, secuestraron a cuatro, mataron a dos.” Esto es un enunciado, pero no damos a entender con profundidad quién es el que fue a la cárcel, de entender quién es el pollero, qué es lo que ocurre con el inmigrante que llega. No estamos viendo a largo plazo las historias, nos preocupamos más por quien sube primero a la red y cuántos clicks recibimos. Nosotros nos olvidamos de nuestra propia función y tenemos la obligación moral de contar las historias de las que nos enteramos. Si eres reportero y tienes el privilegio de tener las historias de antemano, entonces tienes la obligación de contarlas y encontrar la forma de hacerlo.

RV: ¿Crees que igual es necesario tener refuerzos en la frontera a pesar de que la inmigración hacia Estados Unidos ha bajado considerablemente y que por ende puede representar un gasto innecesario para los contribuyentes?

ET: Una cosa es que la iniciativa de ley apruebe un programa que va a destinar recursos humanos y materiales a la seguridad fronteriza, y otra es que se apruebe el presupuesto para ello. Ya tuvimos una experiencia similar en 2007 con la creación del muro virtual en la frontera, luego vino la recesión y no hubo recursos para financiar lo que se había aprobado en la ley. Ahora, los presupuestos se aprueban cada año, entonces el que la ley diga “vamos a dedicarle millones y millones de dinero a la frontera” no quiere decir que cada año cuando se apruebe este presupuesto los millones vayan a estar ahí. No creo que esto sea lo más importante, el problema es que estamos perdiendo el foco de qué es la reforma inmigratoria. La propia iniciativa de la reforma está plantada desde su nombre, empieza diciendo en el título el elemento de la seguridad y luego migratorio. Determinar que el bienestar o el reconocimiento de los derechos de 11 millones de personas dependen en que la forma que el gobierno exitosamente pueda proteger la frontera me parece un despropósito. Nuevamente, desde mi punto de vista, la falla es que no se entiende la reforma migratoria como un asunto de derechos humanos y de justicia social, sino como un asunto de seguridad de estado y de partidismo.

RV: ¿Algo que quieras agregar que no se discutió durante esta entrevista?

ET: Yo lo que creo es que en este momento estamos en un punto perfecto para asomarnos al tema migratorio como un asunto de derechos humanos y de justicia social. Tenemos que dejar de pensar en la migración como un tema de política partidista y como un botín de negociación cuando vienen las elecciones. Tenemos que pensar en personas y yo creo que para lograr este objetivo una herramienta fundamental es acercarnos a las historias de los DREAMers. Regreso al inicio de esta conversación, ya que sigo pensando que los niños y los jóvenes DREAMers son el rostro más generoso de la migración indocumentada y de lo que puede ser este país. Estos chicos buscan legalizarse para devolverle a los Estados Unidos lo que ese país les ha dado. Por definición, los DREAMers son personas que quieren continuar sus estudios superiores y convertirse en médicos, en abogados, en enfermeras. Son chicos que se convertirán en la fuerza productiva de este país, la que va a pagar el retiro de los señores que hoy están sentados en Washington y la de los “baby boomers“ que saben que no tienen una generación abajo de ellos suficientemente amplia para sostener su seguro social y sus cesantías y pensiones. Es decir, no estamos hablando nada más de hacerle el favor a un puñado de chicos, estamos hablando de mantener este país andando si estos son los jóvenes que van a hacer la fuerza productiva cuando nosotros estemos en retiro, entonces, ¿en dónde los queremos? ¿Trabajando en las sombras de un restaurante o siendo profesionales exitosos que mueven los engranajes de este país? Respondamos estas preguntas y entonces entenderemos la necesidad de una reforma migratoria.

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