Proyecto urbanístico pone a prueba a una de las ciudades más pobladas del planeta

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Vista panorámica de Ciudad de México, hogar de más de 21 millones de personas y donde un ambicioso proyecto urbanístico ha causado polémica. Foto: Claudia Romero.

El proyecto urbanístico Zona de Desarrollo Económico y Social Chapultepec, anunciado esta semana por el gobierno de la Ciudad de México desató una fuerte polémica entre quienes lo defienden como un modelo de seguridad, pluralidad, integración social, vanguardia cultural y arquitectónica, y quienes denuncian que el mismo separará colonias, privatizará el espacio público, provocará más inseguridad y privilegiará el automóvil en una de las urbes más pobladas del mundo.

El área urbana de Ciudad de México es el hogar de más de  21 millones de personas. Si se toma en cuenta sus altos índices de contaminación, sus condiciones de estrés hídrico y de desigualdad, el tema no resulta intrascendente.

Desde el lunes 17 de agosto de 2015 circulan en redes comunicados, peticiones en línea y mensajes como parte de una movilización ciudadana que invita a conocer el proyecto y cuestiona la visión, las consecuencias y la transparencia del llamado del Corredor Cultural Creativo Chapultepec.

Actualmente, es un espacio público deteriorado con alto potencial para reconfigurarse, siempre que se tomen en cuenta las voces y  perspectiva de todas aquellas personas en cuyas condiciones de vida impactarán las obras. Particularmente considerando que se encuentra sobre una zona de alto riesgo sísmico e importante valor histórico. De hecho, el reclamo más fuerte ha sido la omisión de consulta a la ciudadanía, conforme con el derecho a la participación reconocido explícitamente en la Carta de la Ciudad de México por el derecho a la ciudad y que no puede ser suplida por sondeos de opinión, sino que requiere mecanismos para la participación efectiva.

En respuesta, la Agencia de Inversión y Desarrollo del gobierno de la Ciudad de México (@ProCDMX) ha tomado algunas acciones en un intento tardío de ser más incluyente, como colocar publicidad de información sobre estudios y contratos, y la instalación de módulos de información y la convocatoria a una consulta pública sobre el proyecto del 29 de agosto al 6 de septiembre en diferentes plazas públicas de las colonias aledañas.

Si bien la recuperación de la zona es potencialmente benéfica, por tratarse de un área que alberga algunos de los sitios turísticos más importantes de México, es importante asegurar que lo sea para todos los sectores sociales y para el desarrollo sostenible visto desde una concepción integral; evitando los riesgos de gentrificación.

El escepticismo y desconfianza de la ciudadanía se inscribe en una serie de políticas de privatización y despojo sistemático de bienes públicos y áreas naturales que han caracterizado al gobierno federal en turno, aunado al aumento de condiciones de vulnerabilidad, pobreza y desigualdad en el país en los últimos años. Pero es también consecuencia de una sociedad cada vez más atenta de lo público y exigente de rendición de cuentas.

Las necesidades ciudadanas son diversas y de ahí la importancia del diálogo informado. La alternativa de mayor beneficio público será la pensada desde el respeto a los derechos humanos, consciente de que incluyente no significa enunciarlo todo y a todos en el papel, sustentable no se reduce al verde en la maqueta o a la plantación de algunos árboles ni cultural a la cultura de consumo o al entretenimiento.

Con la convocatoria para «enriquecer el proyecto», que no para avalarlo, viene el riesgo de una  simulación en participación, pero también la oportunidad de transformar la inquietud, preocupación e indignación en cuestionamientos concretos y bien dirigidos que quizá logren incidir.

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