A 70 años de la bomba, Japón recuerda Nagasaki

Nagasaki National Peace Memorial Hall for the Atomic Bomb Victims

Corredor del Monumento Nacional a la Paz de Nagasaki por las víctimas de la bomba atómica. La columna central contiene los nombres de las 168, 767 víctimas de la bomba de Nagasaki que han muerto hasta ahora desde la guerra. Foto de Nevin Thompson.

El 9 de agosto, Japón conmemoró setenta años de la bomba nuclear de Nagasaki. Aunque la destrucción de Nagasaki de 1945 se ha recordado tradicionalmente cada año, la conmemoración de 2015 se llevó a cabo mientras los ancianos sobrevivientes hibakusha que aún quedan y que recuerdan van dejando de existir, y con ellos deja de existir el recuerdo del horror de la Guerra en el Pacífico de Japón.

Este septuagésimo aniversario del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki llega en un momento de creciente intranquilidad en Japón, cuando la coalición que gobierna el país está ocupada «reinterpretando» la «Constitución de Paz» de Japón para permitir que el país vaya a la guerra legalmente.

“Hiroshima se enfurece, Nagasaki reza”

Durante el mes de agosto, Japón recuerda los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto respectivamente, y el final de una larga y ferozmente cruenta «Guerra del Pacífico» el 15 de agosto.

Tradicionalmente, la bomba atómica de Hiroshima ha eclipsado la de Nagasaki, que ocurrió apenas días después.

Algunas de las razones son logísticas: comparado con Hiroshima, que tiene su propia parada en la línea férrea de alta velocidad de Japón, Nagasaki, ubicada en el extremo oeste de Japón en la isla de Kyushu, está aislada y es de difícil acceso.

Nagasaki también tiene pocos recordatorios de la bomba. Mientras que la Cúpula Genbaku, característica de Hiroshima, se ha convertido en sitio de Patrimonio Mundial de la UNESCO y un símbolo icónico de los horrores de la guerra nuclear, Nagasaki ha sido reconstruida y la mayoría de los edificios y estructuras afectadas por la explosión se han esfumado en la historia.

En Nagasaki, la bomba hizo explosión directamente sobre la Catedral Urakami, una de las mayores iglesias cristianas en Asia en la época. Representaba la conexión de Nagasaki de casi 400 años con el Cristianismo en 1945 (la propia Catedral Urakami original data de 1895).

Urakami Cathedral After Bombing

Urakami Tenshudo (Iglesia Católica), 7 de enero de 1946. Foto de AIHARA, Hidetsugu (1909-). Imagen de dominio público.

A diferencia de los restos del Centro de Exposiciones de Hiroshima (conocido ahora como la Cúpula Genbaku), que siguen como si fuera el 6 de agosto de 1945; lo poco que sobrevivió de la Catedral de Urakami en 1945 luego de la bomba en Nagasaki fue retirado de ahí.

Todo lo que queda de la Catedral de Urakami son algunas columnas de ladrillo rojo, conservadas en el epicentro de la bomba.

Remains of Urakami Cathedral, Nagasaki

Restos de la Catedral de Urakami, epicentro de la explosión. Foto de Nevin Thompson.

En un artículo para Japan Times, Tomoko Otake escribe que recordar a las víctimas de la bomba de Nagasaki es complicado por la ubicación del propio epicentro.

Aunque el equipo del bombadero tenía la intención de apuntar a la estación del tren y los ajetreados astilleros ubicados en el corazón de Nagasaki en sí, erróneamente bombardearon el suburbio de Urakami, al norte de la ciudad.

En 1945, Urakami todavía no era considerada parte de Nagasaki y, según escribe Otake, albergaba a la minoría religiosa Kakure Kirisitan y a la casta social de «intocables» de Japón, los dowa.

Para su artículo de Japan Times, Otake entrevistó al historiador de Shigeyuki Anan (阿南重幸) del Centro de Derechos Humanos de Nagasaki:

Anan, who has viewed the atomic bombing of Nagasaki as a lens through which to look at wider issues of human rights and discrimination against religious and ethnic minorities, says some Nagasaki residents — who were faithful to the local Suwa Shrine — took the bombing of Urakami as a sign that non-Shinto believers were “punished.”

“They said the bomb fell in Urakami, not Nagasaki,” Anan said.

Such a sentiment among locals polarized Nagasaki, keeping them from uniting in an appeal for peace, experts say.

Anan, que ha visto la bomba atómica de Nagasaki como un lente a través del cual ver asuntos mayores de derechos humanos y discriminación contra minorías religiosas y étnicas, dice que algunos de los habitantes de Nagasaki —que eran feligreses del altar local Suwa— tomaron el bombardeo de Urakami como una señal de que se estaba «castigando» a los no creyentes Shinto.

“Decían que la bomba cayó en Urakami, no en Nagasaki”, refirió Anan.

Un sentimiento tal entre los lugareños polarizó Nagasaki, y les impidió unirse en un llamado a la paz, dicen los expertos.

Atomic Bomb Epicenter in 2015 - Urakami, Nagasaki

Epicentro de la bomba de Nagasaki en marzo de 2015 – Urakami, Nagasaki. Foto de Nevin Thompson.

Pregúntate “¿Qué puedo hacer en nombre de la paz?”

Como en Hiroshima, la ceremonia conmemorativa de Nagasaki de cada año es encabezada por el alcalde de la ciudad. Cientos de miles de personas se reúnen en un gran «parque a la paz» ubicado en una colina que mira el epicentro de la bomba en el suburbio de Urakami, al norte del núcleo del centro de Nagasaki.

初めての参加でした。

A photo posted by @tmhrer on

Esta fue la primera vez que asistí [a la ceremonia de conmemoración de Nagasaki].

Se invita a hablar a los sobrevivientes hibakusha, y políticos, incluido el primer ministro de Japón, colocan coronas funerarias y hacen sus comentarios sobre el bombardeo. Por lo general, la ceremonia se transmite en vivo por televisión.

Ceremonia de conmemoración de Nagasaki, 9 de agosto de 2015.

Poco más de 34,000 hibakusha (sobrevivientes del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki) quedan en Nagasaki. En el septuagésimo aniversario del bombardeo, su edad promedio ha llegado a los 80 años por primera vez.

A medida que las personas que experimentaron directamente las secuelas del horror de los bombardeos van muriendo, hay preocupación de que pocas personas en Japón recuerden la verdadera naturaleza horrible de la guerra en la era nuclear.

Como parte de su discurso en la ceremonia del domingo 9 de agosto, el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, abordó directamente la necesidad de recordar el pasado y que las futuras generaciones no se olviden de trabajar por la paz:

To the young generation, I ask that you do not push wartime experiences aside saying that they are stories of the past. Understand that the wartime generation tell you their stories because what they speak of could, in the future, happen to you as well. Therefore, please inherit their wish for peace. Please imagine what you would do in such circumstances, and ask yourself “What can I do for the sake of peace?” You, the young generation, have the power to transcend national borders and create new relationships.

A los más jóvenes, les pido que no dejen a un lado las experiencias de tiempos de guerra diciendo que son historias del pasado. Entiendan que a la generación del tiempo de la guerra les cuenta sus historias porque lo que cuentan les podría pasar también a ustedes en el futuro. Por lo tanto, por favor, hereden su deseo de paz. Por favor, imaginen lo que harían ustedes en esas circunstancias, y pregúntense “¿Qué puedo hacer en nombre de la paz?” Ustedes, los más jóvenes, tienen el poder de transcender las fronteras nacionales y crear nuevas relaciones.

¿Está Japón realmente comprometido a abolir las armas nucleares?

Pocos días antes de la ceremonia conmemorativa de Nagasaki el 9 de agosto de 2015, el primer ministro Shinzo llamó la atención cuando no mencionó ni hizo referencia a los «tres principios no nucleares» (非核三原則 Hikaku San Gensoku) de Japón durante su discurso en la ceremonia conmemorativa en Hiroshima.

Como el primer ministro Abe y su gobierno han trabajado arduamente para establecer un marco legal que permitirá a Japón ir a la guerra, descartando setenta años de pacifismo postguerra, también hay preocupación de que Japón en realidad sea un estado encubierto en el umbral nuclear.

Los críticos dicen que la omisión de Abe de reconocer los tres principios no nucleares de Japón en su discurso en Hiroshima es otro ejemplo más del «creciente» acercamiento de su gobierno a cambiar la sociedad japonesa, en este caso, preparando cuidadosamente el camino para que Japón surja como estado nuclear.

Como respondiendo a esos temores. Abe reiteró sumisamente el compromiso de reiterado de Japón con los tres principios no nucleares del país cuando se dirigió a los asistentes en la ceremonia en Nagasaki el 9 de agosto.

Recordando a los muertos en agosto

Se sueltan linternas en el río Urakami con una oración por la paz.

Las ceremonias de conmemoración de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, así como el propio final de la guerra coinciden con el tradicional festival O-Bon de Japón.

El festival O-Bon, que se lleva a cabo a mediados de agosto de cada año, señala el momento en que los ancestros regresan a visitar el hogar familiar. Al final del festival, muchas familias despiden a los ancestros que los visitan a bordo de linternas flotantes de papel en un río o en el océano.

En Hiroshima y Nagasaki, esta práctica tiene una emoción especial pues las linternas van acompañadas de oraciones por la paz y con la esperanza de que nadie pase nunca más por los horrores de una guerra nuclear.

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