Llegada del Santo Padre, Papa Francisco a Quito, Ecuador. En su arribo al Aeropuerto Mariscal Sucre. Foto Carlos Pozo, tomada de la cuenta en Flick de Cancillería Ecuador bajo licencia Creative Commmons.

Ecuador no recibía un papa desde que Juan Pablo II visitara el país hace 30 años. El pasado 5 de julio esa espera llegó a su fin cuando el papa Francisco arribó al aeropuerto Tababela de Quito para inaugurar su gira por Sudamérica, bajo el lema «A evangelizar con alegría».

Francisco, el primer papa sudamericano, ha traído aires de renovación en la iglesia católica, dejando en claro que no quiere una iglesia aislada de la realidad, tanto así que como ejemplo renunció a vivir en el lujoso Palacio Apostólico del Vaticano.

A su llegada a Quito lo recibieron diferentes autoridades y niños que lucían los diferentes trajes típicos de Ecuador. El presidente Rafael Correa dio el discurso de bienvenida:

Bienvenido, papa Francisco, a nuestra América, a su América, a este tesoro de la Patria Grande, llamado Ecuador, que lo recibe con los corazones de todos los ecuatorianos desbordantes de alegría y esperanza.

Correa comparó la nación que gobierna con el paraíso:

Los argentinos muy orgullosos dicen ‘El papa es argentino’; mi querida amiga Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, dice ‘bueno, el papa será argentino, pero Dios es brasileño’. Por supuesto que el papa es argentino, probablemente Dios es brasileño, pero de seguro el paraíso es ecuatoriano’. Bienvenido, su Santidad.

Además hizo referencia a la distribución de la riqueza, considerando el tema como uno de justicia social en América Latina, al destacar que es el continente donde más inequidad existe.

Con claridad, usted sostiene que tiene que exigirse la distribución de la riqueza. Estas injusticias claman al cielo. La fundamental cuestión moral en América Latina es precisamente la cuestión social, más aún si por primera vez en la historia, la pobreza y la miseria en nuestro continente, no son consecuencia de la falta de recursos, sino de sistemas políticos, sociales y económicos perversos.

En el primer discurso que brindó en suelo ecuatoriano, el papa Francisco respondió al mandatario y agradeció por citarlo en su intervención, al tiempo que expresó sus mejores deseos para el bien de Ecuador.

Le agradezco señor presidente sus palabras. Le agradezco que sus consonancias con mi pensamiento, me ha citado demasiado. Gracias. A las que correspondo con mis mejores deseos para el ejercicio de su misión, que pueda lograr lo que quiere para el bien de su pueblo.

Francisco hizo énfasis en el Evangelio, donde dijo se encuentran los parámetros para enfrentar los desafíos actuales, especialmente fomentar el diálogo y la participación sin exclusión alguna.

En el presente, también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía América Latina tiene.

El papa enfatizó el rol de la iglesia católica, su compromiso y colaboración, para servir al pueblo ecuatoriano.

Para esto, señor presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia, para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad. Amigos todos, comienzo con ilusión y esperanza los días que tenemos por delante.

Los discursos textuales del mandatario Rafael Correa y del papa Francisco pueden consultarse en este especial realizado por diario El Comercio.

La gira del papa Francisco en Sudamérica incluye visitas a Bolivia y Paraguay.