Aborto en Chile, una opción clandestina

Periódico El Ciudadano Follow Marcha Por el Aborto Libre, Seguro y Gratuito  Marcha por el Aborto, Santiago de Chile, 25 de Julio de 2014

Manifestación por un aborto libre y seguro. Santiago de Chile, 25 de julio de 2014. Foto de Periódico El Ciudadano (CC BY-NC-ND 2.0).

Desde 1974, cuando se cambió la ley durante la dictadura de Augusto Pinochet, Chile ha sido uno de los siete países en el mundo que no permiten el aborto bajo ninguna circunstancia. Con el regreso de la democracia en 1990, hubo varios intentos de despenalizar el aborto, pero ninguna, incluida una promesa de la presidenta Michelle Bachelet de legalizarlo en caso de violación o de peligro mortal para la mujer, tuvo éxito.

Cuando la Constitución chilena se cambió en 1974, el senador Jaime Guzmán Errázuriz dio un discurso sobre el aborto que incluía lo siguiente: “La madre debe tener el hijo aunque salga anormal, no lo haya deseado, sea producto de una violación o aunque de tenerlo, derive su muerte”.

Aunque la propia Constitución era vaga y solamente “protege la vida del nonato”, el discurso de Guzmán sigue siendo el mejor resumen de la política hoy en día.

Para el discurso de Bachelet del 21 de mayo de este año, la promesa había desaparecido, pero el debate no. Cada tanto, la prensa chilena publica una serie de artículos sobre niñas muy chicas que quedaron embarazadas, por lo general como resultado de violación, a veces por un familiar y a las que no se permite abortar. Este año, fue una niña de 11 años cuya trágica historia la convirtió en un símbolo de la causa.

Chile es un país católico hasta la médula, así que no es de sorprender que la prohibición referida al aborto sea solamente uno de muchos aspectos de un problema social mayor.

La píldora anticonceptiva se vende en farmacias sin receta médica, un contraceptivo de emergencia que se usa retroactivamente para evitar el embarazo es más difícil de conseguir. El contraceptivo de emergencia fue legalizado en 2002, tras una larga batalla en los tribunales. Los chilenos con dinero lo pueden adquirir en clínicas privadas, pero la mayoría de las mujeres debe recurrir al servicio nacional de salud, que solamente lo proporcionaba en caso de ataque sexual. A partir de 2006, se puso a disposición de mujeres a partir de los 14 años sin consentimiento de los padres.

El 8 de marzo de 2015, en el Día Internacional de la Mujer, un aproximado de 8,000 personas marcharon por las calles exigiendo abortos seguros y legales. Unas semanas después, aproximadamente 5,000 personas marcharon “por la vida». Siempre Por La Vida, organización chilena provida, quiere que la ley se mantenga tal como está a toda costa.

Conversé con Rosario Lagos, presidenta de Siempre Por La Vida, que cree que incluso el aborto terapéutico (en caso de peligro mortal) es “completamente innecesario”, porque los “doctores en tienen la obligación moral y profesional de salvar la vida de la madre”. Llama al aborto una “falsa promesa para comodidad mental”. Lagos me dijo que las mujeres necesitan “compañía, apoyo y protección”, no abortos.

“Y en caso de violación”, dijo Lagos, “es fundamentalmente injusto condenar al niño a muerte y al violador a prisión. El aborto también causa más perjuicio que bien”. Según Lagos, “evidencia cientítica” muestra que el aborto “causa más daño físico y emocional”.

Javiera y Amanda de Serigrafía Instantánea están al otro lado del debate. Son parte de un colectivo de artistas que hacen afiches y camisetas para apoyar causas de justicia social. “Chile es un país conservador, con una dirigencia súper conservadora”, dijo Javiera. “Pero, ¿por qué van a tener el derecho de tomar decisiones sobre mi cuerpo? No creo en la legalización del aborto por razones terapéuticas. Deberíamos tener el derecho de tomar libremente decisiones sobre nuestra fertilidad”.

Brigada Serigráfica Marcha Aborto Libre. Chile

Serigrafías para una manifestación a favor del aborto en Chile. Imagen publicada por Tomás Matala Aedo en Facebook.

Amanda habla del aborto como parte de un problema mucho mayor. “El aborto es solamente un símbolo. Queremos recuperar nuestros cuerpos, porque el aborto ya es una realidad en Chile. Las mujeres con dinero van a clínicas; las mujeres sin dinero deben recurrir a otras medidas”.

Cada año, entre diez y veinte mil mujeres tienen abortos ilegales en Chile. El tabú en torno a esta actividad echa una sombra masiva sobre todo el problema, así que es difícil confirmar la exactitud de la cifra. Human Rights Watch América Latina estima que “una gran parte de los embarazos en Chile son no deseados. Cerca del 35 por ciento terminan en aborto, lo que da cerca de 160,000 abortos cada año, 64,000 de ellos en chicas menores de 18 años”.

Una de las organizaciones que ayuda a la mujeres a abortos seguros en casa es Línea Aborto Libre, dirigida por Angela Erpel Jara, que también es socióloga de la Universidad de Chile. Todos los días, entre 8 y 11 pm, Línea Aborto recibe hasta 15 llamadas de mujeres que buscan información de cómo tener abortos seguros usando Misopostrol. Para complementar este servicio, reparten libros sobre el tema. El año pasado, después de colocar los libros en bibliotecas locales, Línea Aborto Libre fue demandada tres veces, con acusaciones de practicar la medicina ilegalmente y de incitar actividad criminal. Ninguna de las acusaciones se probó.

Erpel Jara y sus colegas se centran en lo práctico y en las mujeres a las que asisten más que en la ley. “No nos interesa negociar con los parlamentarios”, dice. “La ley que permite el aborto terapéutico es una pérdida de tiempo. Las mujeres no deberían tener que pedir permiso a legisladores hombres para probarle a doctores hombres que las han violado o que están en peligro mortal para que puedan tomar decisiones sobre su propia fertilidad”.

Erpel Jara solamente ayuda a las mujeres con el tratamiento en sus casas; legalmente, no les puede decir cómo adquirir Misoprostol. Pero no es tan difícil. Con la ayuda de Google, un teléfono celular (los vendedores se comunican por WhatsApp) y 60,000 pesos (US$100), cualquiera puede conseguir las pastillas. Una rápida búsqueda encontró a más de 30 personas que han asumido el riesgo de poner sus número de teléfono en línea, a veces junto a sus nombres, y que declaran ser vendedores de Misoprostol. No está claro de dónde obtienen el producto. Un estudio menciona una “mafia de Misoprostol”, aunque el medicamente está disponible con receta médica en la mayoría de los países vecinos de Chile.

Como experimento, envié mensajes de texto a unos cuantos de los números y pregunté si me podían conseguir Misopostrol. Uno me respondió instantáneamente, preguntándome en qué etapa del embarazo estaba y asegurándome que tenían “experiencia en el sector médico”. Se tornó dolorosamente claro que las mujeres que hacen esto tienen un doble riesgo: ponen su salud en manos de un número encontrado en internet, y su confianza en vendedores clandestinos. Y si algo sale mal, un doctor podría denunciarlas, con lo que pueden terminar en prisión.

En este momento, hay poca esperanza de que la situación mejore. La presidenta se ha quedado en silencio, la ley sigue sin  modificaciones. La prohibición contra el aborto está arraigada en la Constitución chilena, constitución que desde su primer artículo garantiza la seguridad de todos los ciudadanos y la libertad de realización espiritual y material —una libertad que se niega a cientos de chilenas cada año.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.