Estados Unidos pronto podría beneficiarse de una vacuna contra el cáncer de pulmón desarrollada en Cuba

Plaza de la Revolución, Havana. Photo by Martin Abegglen, used under a CC License from Wikimedia Commons.

Plaza de la Revolución, La Habana. Foto de Martin Abegglen, utilizada bajo una licencia CC de Wikimedia Commons.

El presente artículo e informe radial de Shirin Jaafari para The World aparecieron originalmente en PRI.org el 12 de mayo de 2015, y su republicación aquí es parte de un acuerdo para commpartir contenido.

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, visitó recientemente Cuba y, durante su visita, ha firmado un acuerdo que podría cambiar las vidas de muchos ciudadanos estadounidenses.

El Instituto de Cáncer Roswell Park de Nueva York, en colaboración con el Centro de Inmunología Molecular de Cuba, probará una muy necesaria vacuna para el cáncer de pulmón llamada Cimavax, desarrollada en Cuba. Ahora que están mejorando las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, los EE. UU. quieren ver si pueden beneficiarse de la vacuna.

«Se trata de una vacuna terapéutica», explica Neel V. Patel, de la junta editorial de Wired, quien informó sobre la vacuna. «Tradicionalmente, consideramos que las vacunas evitan que se dé una enfermedad. Ésta actúa estimulando el sistema inmunológico para responder mejor al cáncer y atacar el tumor de forma más eficaz».

Mediante el acuerdo, los investigadores de los Estados Unidos tendrán acceso a la documentación de los estudios clínicos e informes de toxicidad, los cuales pueden ser utilizados para redactar la solicitud a la FDA [Administración Federal de Medicamentos]. De ser aprobada, Roswell podrá dar inicio a un estudio clínico.

Pasará un tiempo antes de que la vacuna esté disponible en los Estados Unidos; incluso podrían descartarla por completo. Pero ya la mera posibilidad ha hecho que algunos se pregunten cómo Cuba ha podido concebir la vacuna en primer lugar.

Cuba ha estado bajo un estricto embargo durante años, y desarrollar esta vacuna para el cáncer de pulmón podría parecer difícil. Patel planteó esta pregunta a Paul Drain, de la escuela de medicina de Harvard, quien ha hecho seguimiento de las investigaciones médicas y biotecnológicas de Cuba.

«Sospecha que, debido a que Cuba ha estado encerrada en esta especie de caja de arena, debe trabajar dentro de la caja de arena», dice Patel.

En otras palabras, a veces las limitaciones resultan en una mayor creatividad.

Los líderes cubanos Fidel y Raúl Castro siempre han hecho énfasis en dos cosas: la educación y la salud. Por ejemplo, afirma, cuando el virus del dengue llegó a Cuba en los años 80, se hizo mucho hincapié en la vacunación. Ahora Cuba tiene una de las tasas de vacunación más altas, y ha desarrollado muchas vacunas propias.

Como periodista científico, Patel se pregunta qué otros avances médicos tendría Cuba de los cuales podrían beneficiarse los Estados Unidos.

«Ése es uno de los problemas que hay con lo que ha pasado en las últimas décadas. Nadie sabe realmente», afirma.

Sin embargo, confía que las buenas relaciones entre Cuba y los Estados Unidos traigan intercambios médicos y científicos de los cuales ambos países podrían beneficiarse.

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