«Los sobrevivientes» de Cuba: Una crónica necesaria

Yohandra, sentada, y Gerson son de las pocas personas que conservan memorias del sanatorio de Pinar del Río. Entre ambos lograron rescatar los expedientes médicos de varios pacientes que murieron, muchos de ellos sus amigos.

Yohandra, sentada, y Gerson son de las pocas personas que conservan memorias del sanatorio de Pinar del Río en Cuba. Entre ambos lograron rescatar los expedientes médicos de varios pacientes que murieron, muchos de ellos sus amigos. Foto Radio Ambulante.

Gerson y Yohandra son lo que llaman frikis: asiduos seguidores de la música rock y metal de los ochenta y noventa. Para los frikis, la música rock es más que mero entretenimiento; es un estilo de vida, casi una religión. Gerson y Yohandra son de los pocos que quedan de su generación. Viven en la provincia cubana de Pinar del Río, donde antes ubicaba uno de los sanatorios cuyo propósito era contener la epidemia del VIH/SIDA en las décadas de los ochenta y noventa. Lo único que queda de ese sanatorio son sus ruinas, los expedientes médicos que lograron rescatar y las memorias de ambos.

Así damos inicio a la nueva colaboración entre Global Voices y Radio Ambulante, productor de crónicas radiales de todos los países en donde hayan poblaciones que hablen español, incluyendo Estados Unidos.

El autor de Global Voices Luis Trelles (@cu_bata) nos trae «Los sobrevivientes«, una crónica sobre los frikis del sanatorio de Pinar del Río. Durante el periodo especial en Cuba, muchos frikis se auto-infectaron con SIDA para poder tener acceso a lo que entendían eran mejores condiciones de vida en el sanatorio:

Gerson: La gente prefería antes de estar viviendo en la calle, estar enfermo y venir para acá, para tenerlo todo, y de gratis que era lo que más influía, que era gratis, regalado.

Pero el desconocimiento sobre el SIDA que había en aquel entonces cobró la vida de muchas personas:

Narrador: Pero había tanto que no sabían acerca del virus. Aún no se hablaba públicamente de la epidemia, ni de la forma en que se contagiaba. Los frikis que se inyectaban eran casi todos hombres y no sabían que podían infectar a otra gente a través del contacto sexual.

Escuche la crónica completa aquí:

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