¿Qué pasó con la mejor radio independiente de Rusia?

Zeroing in on "Echo of Moscow." Image by Kevin Rothrock.

Tolerancia cero para «Eco de Moscú.» Imagen de Kevin Rothrock.

El último noviembre, parecía como si Rusia fuera a perder el Eco de Moscú, una de las más duraderas, respetadas y escuchadas fuentes informativas del país. El editor principal, Alexei Venediktov, estaba luchando por su trabajo tras un escándalo que implicó a uno de sus reporteros. Durante días estuvo programada una reunión de la junta directiva, donde se esperaba que la salida de Venediktov terminara con toda una era periodística rusa. Durante una semana, las columnas periodísticas de Rusia y los medios sociales se desbordaron con discursos panegíricos mostrando el valor de Venediktov, al avecinarse el estado de duelo de la prensa libre en Rusia.

Y entonces ocurrió. El Eco de Moscú que los rusos habían llegado a conocer y apreciar pareció desvanecerse.

Venediktov no se marchó a ninguna parte, sin embargo. Y la estación de radio todavía es uno de los pocos medios en Rusia donde encontrará reportajes y análisis que critican duramente al Kremlin. Pero el Eco de Moscú se ha vuelto la radio liberal de Rusia que a todos los rusos liberales les encanta odiar.

Para ser honestos, Venediktov y sus métodos siempre habían sido controvertidos. Su buena disposición para fundirse con la gente poderosa, no solo le tendió una emboscada con ofensivas preguntas, sino que hizo impopular a Venediktov entre aquellos que escupirían en la cara de Dimitry Peskov, el secretario de prensa de Vladimir Putin, antes que conversar con él con una botella de champagne.

Y aún así existe algo extraordinario en la forma cómo la reputación del Eco de Moscú se desplomó en los últimos cinco meses.

Menos de una semana después de que Venediktov se salvara de ser despedido, este volvió a estar en la mira de los liberales, luego de asistir a una ostentosa fiesta y tomarse selfies con el presentador de la TV estatal Mikhail Leontyev, quien pocos días antes había reportado información falsa manifestando que el vuelo 17 de Malaysian Airlines había sido derribado por un avión de combate, y no por un misil disparado por los separatistas respaldados por Rusia.

En diciembre del 2014, mientras miles de moscovitas se preparaban para asistir a una marcha no autorizada en las afueras del Kremlin para protestar por la sentencia a prisión que ellos anticipaban se le daría a Alexey Navalny, el Eco de Moscú transmitió una extraña entrevista radial con una desconocida figura política llamada Alexei Bozhenov, quien acusó a la actriz Liya Akhedzhakova y al cineasta Leonid Parfenov de filmar anuncios contra Navalny a cambio de una gran suma de dinero. La entrevista con Bozhenov, todavía disponible en la página web de la estación, otorga una extraña validez a lo que es casi seguro una noticia falsa.

Lesya Ryabtseva, asistente del editor jefe del «Eco de Moscú», Alexei Venediktov. Facebook.

Hay también algo como una nueva dinastía en Eco de Moscú, que ha entrado en la era de Lesya Ryabtseva, la asistente personal de 23 años de Venediktov, a quien él ha otorgado una inusual cantidad de autoridad en la estación, la que aveces ella no ha sabido administrar.

En noviembre del 2014, Ryabtseva escribió un artículo de blog indicando que el Eco de Moscú tuvo un papel crucial en la elaboración de la «Ley de los bloggers» en Rusia, una ampliamente odiada legislación que encasilla a algunos blogeros con rígidas normas. En enero del 2015, ella despidió al fotógrafo aéreo y activista Mitya Aleshkovsky. Cuando el conflicto se convirtió en una historia pública, ella bromeó sobre la influencia que tiene con el jefe de edición de la estación, aludiendo a su rol «bajo el escritorio de Venediktov».

En abril del 2015, Ryabtseva hizo el ridículo nuevamente, declarando en una entrevista en vivo que solo hay 8 millones de personas en la Federación rusa.(La población tiene acerca de 146 millones de personas).

A finales de abril, los rusos presenciaron el último escándalo que impactó contra el Eco de Moscú, cuando una publicación de blog supuestamente escrita por una periodista llamada Lara Voropayeva apareció en la web de la estación. El texto de Voropayeva, titulado Fiesta en tiempo de plaga, ataca ferozmente a TV Rain, la única estación televisiva independiente de Rusia, por supuestamente recibir y gastar grandes sumas de dinero del gobierno en su reciente concierto por el quinto aniversario.

La publicación se convirtió en una polémica basada en acusaciones ahora camino a la policía, por la cual la Agencia Federal Rusa de Prensa y Comunicaciones Masivas podrían haber pagado a un grupo de medios de comunicación independientes varios millones de rublos en subvenciones del gobierno. TV Rain dice haber recibido aproximadamente $500,000 en subvenciones del estado entre el 2011 y 2013, y se teme que los investigadores puedan tratar de vincular el dinero a un caso criminal en contra de Alexandrina Markvo, pareja civil de Vladimir Ashurkov, un socio cercano al activista de oposición ruso más prominente, Alexey Navalny.

La crítica de Voropayeva a TV Rain  fue cuestionable, sin lugar a dudas, pero lo que resultó aún más curioso es el hecho de que Lara Voropayeva no existe.

Ilya Klishin, editor online de TV Rain. Facebook.

Ilya Klishin, el editor online de TV Rain, pronto descubrió que el registro periodístico de Voropayeva no existe, y su foto de perfil en la página web de Eco de Moscú resultó pertenecer a una joven en San Peterburgo llamada Istora Saidova.     

Poco tiempo después del descubrimiento de Klishin, el editor online del propio Eco de Moscú, Vitaly Ruvinsky, emitió sus disculpas a TV Rain, diciendo que la publicación nunca debió haber sido publicada, y juró que nunca se le permitiría a “Lara Voropayeva” otra historia. (Eco of Moscow luego borró de su página web todo lo escrito por Voropayeva).

Lo que Ruvinsky llama un  «desliz», parece ser una especie de tendencia en el Eco de Moscú, donde ha habido varias cuestionables decisiones editoriales en estos recientes meses. De hecho, en Facebook, en donde Ruvinsky primero se disculpó por el «desliz», el escritor Oleg Kashin ofreció mostrarle otra docena de ejemplos similares de pseudo periodismo en la web del Eco de Moscú.

Ruvinsky dijo que no sería necesario, y prometió que el Echo of Moscow está haciendo todo lo que puede para purgarse de los falsos autores que publican historias plantadas en contra de la oposición.

La gente en Facebook parece apreciar los esfuerzos de Ruvinsky, pero continúa siendo extremadamente difícil que el Eco de Moscú, el último bastión de los medios independientes, este tan cerca de ser un paria de la prensa libre actual en Rusia.

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