Kuwait, Bahréin y Arabia Saudita acallan voces contra la guerra en Yemen

Hundreds of Yemeni and Arab supporters rallied at the Marble Arch and then marched to the Saudi Arabian Embassy in London in a protest against the attack on Yemen. Photograph by See Li. Copyright: Demotix

Cientos de partidarios yemeníes y árabes se manifestaron en el Arco de Mármol y luego marcharon hacia la embajada de Arabia Saudita en Londres en una protesta contra el ataque en Yemen. Fotografía de See Li. Derechos reservados Demotix.

Los países del Golfo Árabe están reforzando la guerra contra activistas antibélicos en la región. Tanto Kuwait como Bahréin han encarcelado activistas por hablar en contra de la guerra en Yemen, encabezada por Arabia Saudita. Esta represión continúa en el camino de una tendencia histórica a través de la región para controlar las voces de oposición.

Se ha reportado cientos de personas muertas en la lucha en Yemen desde que Arabia Saudita lanzó una campaña militar contra el país el 26 se marzo. Con el respaldo de sus aliados del Golfo Árabe, Egipto, Jordania, Marruecos, Sudán y Arabia Saudita iniciaron una operación de ataques aéreos, llamada Tormenta Decisiva, contra combatientes hutíes que tomaron control de Yemen en enero.

El 26 de marzo, dos personas fueron arrestadas por «sacar provecho de la situación en Yemen para perturbar la paz y poner en peligro la seguridad y el orden civil», según un tuit del Ministerio del Interior del país:

Dos personas arrestadas por aprovechar la situación en Yemen para perturbar la paz y poner en peligro la seguridad y el orden civil.

Según Khaleej Times, diario en inglés de los Emiratos Árabes Unidos:

In a statement, the ministry highlighted that a delicate situation was prevailing in the region and special measures had been taken by Bahrain and other GCC countries to solve an internal Arab matter as well as to support the legitimacy, security and stability in Yemen.

The Interior Ministry warned against any attempt to exploit the current situation and cause disunity among the ranks of citizens and residents by spreading malicious information through digital media or issuing statements against the approach of Bahrain.

The Interior Ministry said it will take legal action against anything that could risk the safety and security of the society and stressed that the situation required strong national unity to promote security, general order and stability.

En una declaración, el ministerio destacó que una delicada situación se estaba imponiendo en la región y que Bahréin y otros países del Consejo de Cooperación del Golfo habían tomado medidas especiales para resolver un asunto interno árabe así como para apoyar la legitimidad, seguridad y estabilidad en Yemen.

El Ministerio del Interior advirtió contra cualquier intento de sacar provecho de la situación actual y de provocar desunión entre los ciudadanos y habitantes difundiendo información maliciosa a través de medios digitales o emitiendo declaraciones en contra del enfoque de Bahréin.

El Ministerio del Interior dijo que tomará acciones legales contra todo lo que pudiera poner en riesgo la seguridad y protección de la sociedad y destacó que la situación requiere de gran unidad nacional para promover la seguridad, orden general y estabilidad.

A esto le siguió el arresto del destacado activista de derechos humanos Nabeel Rajab, el 2 de abril.

Según el Índice de Censura, Rajab, que ya está esperando juicio por otras ausaciones relacionadas con su uso de Twitter, fue arrestado con dos nuevas acusaciones adicionales:

On 2 April 2015, security forces surrounded Mr. Rajab’s home and arrested him in relation to two new charges involving a series of recent tweets and an opinion piece published in the Huffington Post. The first charge is for “insulting a statutory body” in connection to his documentation of mistreatment and torture in Bahrain’s Jau Prison. The second charge of “spreading rumors during wartime” relates to his reporting on civilian deaths in Yemen, in contravention of a government prohibition of any public mention that is critical of the conflict. If he is convicted on all current charges, Mr. Rajab could face more than 10 years in prison.

El 2 de abril de 2015, fuerzas de seguridad rodearon la casa del señor Rajab y los arrestaron con relación a dos nuevas acusaciones que involucran una serie de tuits recientes y un artículo de opinión publicado en el Huffington Post. La primera acusación es por “insultar a un ente reglamentario” con relación a su documentación de malos tratos y tortura en la prisión Jau de Bahréin. La segunda acusación de “esparcir rumores durante tiempos de guerra” se relaciona con su cobertura de muertes de civiles en Yemen, en contravención de la prohibición del gobierno de toda mención pública que critique el conflicto. Si lo condenan por todas las acusaciones actuales, el señor Rajab podría enfrentar más de diez años de prisión.

Rajab sigue en prisión, esperando juicio.

Kuwait también ha intensificado su represión, y arrestó a dos activistas el 2 de abril, que fueron retenidos cinco días e interrogados por sus tuits sobre Yemen. El exparlamentario y abogado Khaled Al-Shatti y el académico y escritor Salah Al-Fadhli fueron arrestados por comentarios que escribieron en Twitter, donde criticaban los ataques aéreos en Yemen liderados por Arabia Saudita, en los que Kuwait está involucrado, y objetaban la intervención de Kuwait en la operación. Las autoridades consideraron que los tuits eran ofensivos hacia el Emir (gobernante) de Kuwait y críticos de la vecina Arabia Saudita.

Rana Al Sadoun tuitea:

Mañana, el abogado Khalid Al-Shatti y el doctor Salah Al-Fadhli serán llevados ante la oficina del fiscal por desmoralizar al ejército e interferir con las autoridades del Emir.

Los dos fueron puestos en libertad, con una fianza de 10,000 dólares cada uno.

En el blog del Washington Post Monkey Cage, Madeleine Wells, candidata a doctorado en ciencias políticas en la Universidad George Washington, explica las causas subyacentes que llevaron a Kuwait a cortar la discrepancia de raíz:

What has changed since that would lead Kuwait to join with its Arab allies in a potentially controversial and sectarian cause that could rock the boat with its Shiite allies at home? The answer is that Kuwait, along with many of its neighbors, has become more authoritarian in the aftermath of the region-wide and domestic uprisings that started in late 2010. The ruling elites of the Sabah family are reeling from the cross-class Islamist-tribal-youth coalition that has only intensified its demands for political reform since the Arab Spring, in addition to intra-family factionalism and allegations of coup plotting. To deal with this situation, Kuwait has revived some unique ways of stemming the ongoing opposition movement. In 2014, over 30 people were deported and stripped of their citizenship for supposedly undermining the country’s security. Most recently, at least 18 people were reportedly arrested at an March 23 anti-government protest, including regional human rights defender Nawaf al-Hendal, who had addressed the United Nations Human Rights Council only three days earlier. Hendal has since been released but his case has been referred to Kuwait’s Criminal Court.

More importantly, in the past few months it has become clear that there is not only a red line for Kuwaitis criticizing the emir, but a taboo on criticizing Kuwait’s regional allies as well. Several other Kuwaitis who have criticized the Saudi regime or involved themselves in public domestic opposition campaigns have been targeted as well.

¿Qué ha cambiado desde entonces que llevaría a Kuwait a unirse con sus aliados árabes en una causa potencialmente controvertida y sectaria que podría causar problemas con sus aliados shiítas en casa? La respuesta es que Kuwait, junto con muchos de sus vecinos, se ha vuelto más autoritario tras los levantamientos en la región y nacionales que empezaron a finales de 2010. Las élites gobernantes de la familia Sabah se están tambaleando por la coalición entre clases islamista-tribal-juvenil que solamente ha intensificado sus demandas de reformas políticas desde la Primavera Árabe, además de facciones dentro de la familia y acusaciones de planear un golpe. Para lidiar con esta situación, Kuwait ha revivido algunas maneras únicas de detener el actual movimiento de oposición. En 2014, más de 30 personas fueron deportadas y despojadas de su ciudadanía supuestamente por socavar la seguridad del país. Más recientemente, se informó que al menos 18 personas fueron arrestadas en una protesta contra el gobierno el 23 de marzo, incluido el defensor regional de derechos humanos Nawaf al-Hendal, que se había dirigido al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas apenas tres días antes. Hendal ha sido puesto en libertad, pero su caso ha sido referido a la Corte Criminal de Kuwait.

Más importante, en los últimos meses, ha quedado claro que no hay solamente una línea roja para los kuwaitíes que critican al emir, sino un tabú en criticar a los aliados regionales de Kuwait también. Varios otros kuwaitíes que han criticado el régimen saudita o se han involucrado en campañas públicas nacionales de oposición también han sido blanco de ataques.

Luego explica:

This regional criminalization of dissent is something that has been facilitated by the Gulf Cooperation Council’s Security Pact, which Kuwait was the last state to sign. The pact has given legal means for the persecuting of opposition forces all over the Gulf, ostensibly on security terms.

Esta penalización regional de la discrepancia es algo que ha sido facilitado por el Pacto de Seguridad del Consejo de Cooperación del Golfo, que Kuwait fue el último en firmar. El pacto ha dado medios legales para el procesamiento de fuerzas de oposición en todo el Golfo, sobre todo en términos de seguridad.

Una represión como esa está recibiendo apoyo en el terreno. En Twitter, Kristin Diwan, profesora de ciencia política y arabófila, tuitea un enlace a un artículo en un diario kuwaití que elogia las medidas represivas:

Escritor de opinión kuwaití enlace la opinión del Tormenta Decisiva de Yemen con represión «decisiva» contra oposición política nacional.

En Bahréin, a Rajab se le acusa de «distribuir noticias falsas». El bloguero bahreiní Ali Abdulemam, que se vio obligado a huir de su país y fue despojado de su nacionalidad, se pregunta si otras personas que están difundiendo noticias falsas también serán sancionadas. Tuitea:

¿Se hará responsable al Ministro del Exterior por distribuir noticias falsas y perjudicar a un país con el que Bahréin mantiene lazos diplomáticos?

Esto se refiere al tuit del Ministro del Exterior de Bahrén, Shaikh Khalid bin Ahmed Al Khalifa, el 5 de abril, donde señala que aduanas y seguridad de Kuwait han descubierto un cargamento de explosivos iraníes en camino a Bahréin.

Aplaudimos la cautela del personal de aduanas y seguridad de Kuwait por descubrir un cargamento de explosivos en camino de Irán a Bahréin. El terrorismo continúa.

Cuando el Ministerio del Interior bahreiní negó la noticia, Al Khalifa no borró la noticia falsa. Solamente tuiteó la negativa.

Agencia de noticias de Bahréin: El director general de puertos anuncia: Lo que ha estado circulando acerca de la captura de un cargamento de explosivos en camino a Bahréin no es cierto.

Por su parte, Arabia Saudita presenció también protestas contra la guerra en Awamiya, en su provincia del este. Toby Matthiesen tuitea:

Noticias de que el principal funcionario saudita y un extranjero asiático murieron en Awamia hoy, docenas de personas arrestadas y heridas, casas quemadas.

Una larga historia de represión

Esta no es la primera vez que una guerra en el extranjero ha tenido repercusiones en el Golfo. En realidad, esta tendencia es más antigua que algunos de los países que están en la coalición de Tormenta Decisiva.

En 1956, cuando el Reino Unido, Francia e Israel participaron en la Crisis de Suez, Bahréin presenció una huelga laboral en protesta contra los ataques. Una semana después de la huelga, las protestas y enfrentamientos alcanzaron a las empresas británicas y Bahréin aprovechó la oportunidad para lidiar con sus problemas internos. El popular Supremo Consejo Nacional que representaba la oposición en ese momento fue disuelto y sus líderes arrestados y sentenciados al exilio. Un mes después, se declaró la ley marcial y se prohibieron todas las publicaciones [1]. Muchos hubieran considerado eso una reacción exagerada, teniendo en cuenta que Gran Bretaña tuvo su propia ola de protestas donde el Partido Laborista encabezó una campaña contra la guerra que en algún punto se acercó a una pelea de puños en la Cámara de los Comunes [2]. Huelga decir que el Reino Unido no clausuró ni disolvió el Partido Laborista.

Un documento de 1959 titulado «Planes de seguridad interna en Qatar y Bahréin. Código BA archivo 11914» detalla las medidas que se dio a los británicos y las fuerzas locales para contrarrestar cualquier posible protesta en respuesta a posibles operaciones militares. Incluía escucha a comunicaciones inalámbricas, acción que sigue estando en uso, como informa un periódico kuwaití:

Periódico kuwaití Alshahed: Nuevo equipo y ataque de fuerzas especiales obligan a rastrear a usuarios sospechosos de Twitter.

En los años 80, durante la primera guerra del Golfo entre Iraq e Irán, Kuwait deportó a muchos de los que se asumía eran de la oposición iraquí o activistas contra la guerra, incluidos kuwaitíes e iraquíes indocumentados, aunque Kuwait estaba del lado de Saddam Hussein en esa época. Algunos estiman la cantidad de deportados en más de 60,000.

Aunque la reciente ola de represión contra la voces antibélicas es alarmante dentro de la situación actual, parece haber un esfuerzo conjunto de ampliar el sonido de los tambores de guerra. Desde la canción «Oh, bienvenida guerra» al «Poeta de la Tormenta decisiva», se está formando una nueva identidad en torno a la cultura de la guerra en la región.

El periodsta Abbas Al Lawati tuitea acerca de la canción de un cantante saudita, «Bienvenida, guerra»:

Cantante saudita lanza canción «Bienvenida, guerra» en la radio en apoyo a la guerra en Yemen.

Y Adawa Alwatan tuitea acerca de un concurso de poesía para celebrar la guerra en Yemen:

El canal Alasaiel se prepara para lanzar la competencia de poesía Tormenta Decisiva.

Lo que es más alarmante es llevar la religión a la ecuación, marcando la guerra como si fuera entre musulmanes suníes contra «apóstatas» hutíes. Un grupo de organizaciones bahreiníes publicó un aviso pagado a toda página en un periódico afín al gobierno declarando apóstatas a los hutíes y excomulgándolos. La lista de ONG incluye al Grupo de Derechos Humanos Karama y un instituto de rehabilitación de drogas.

[1] Albaker, Abdulrahman. De Bahréin al exilio en Santa Elena, páginas 160-230
[2] Neff, Donald. Guerreros en Suez, pp. 388–389

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