Conoce a una de las pocas norteamericanas casadas con un japonés

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Gráfico: «Estadísticas Vitales en Japón – últimas tendencias, por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón, vía Tracy Slater.

En Japón, la mayoría de «matrimonios internacionales» (donde un cónyugue no es de Japón) tienen a un esposo no japonés casado con una esposa japonesa. Las parejas en las que él es japonés y ella no son más inusuales.

En el caso de residentes norteamericanos en suelo nipón (después de China y Korea, Estados Unidos es la mayor fuente de residentes extranjeros en Japón) y matrimonios mixtos, los esposos estadounidenses superan 6 a 1 a las esposas del mismo origen, según el Ministerio de Salud japonés.

Una mujer de Boston felizmente casada con un hombre japonés escribió un libro sobre sus vivencias hasta la fecha.

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Tracy Slater, cortesía de la autora.

El libro «Good Shufu: Finding Love, Self, & Home on the Far Side of the World» (La buena Shufu: Encontrando el amor, el ser y el hogar en el otro lado del mundo») será publicado por Penguin Random House en junio de 2015. La autora, Tracy Slater, abandonó una exitosa carrera profesional en Boston como escritora prolífica, profesora universitaria y doctorada, para casarse con un hombre de Japón.

Hoy residente de Osaka, Slater afirma:

In 2005, within a matter of months, I went from being a highly independent woman in Boston with a Ph.D., a job teaching writing to graduate students, and a great circle of like-minded friends, to a woman who couldn’t read, write, have a conversation with the neighbors, drive a car, or go to the bank myself.

In other words, I became a foreign wife in Japan: a gaijin shufu.

En 2005, en solo meses, dejé de ser una mujer independiente en Boston con doctorado, profesora de posgrado en escritura y un gran círculo de personas con gustos similares, a una mujer que no podía leer, escribir, tener una conversación con los vecinos, manejar o ir al banco por mi misma.

En otras palabras, me convertí en una esposa extranjera en Japón: una gaijin shufu.

En su concurrido blog, que acompaña al sitio web promocional de «La Buena Shufu», Slater afirma: «extrañamente, mi nuevo papel como ‘ama de casa tradicional japonesa’ no me molestó, a pesar de mi historia feminista».

A few months after our marriage, I sat one night on the floor of my father-in-law’s living room, the worn but tidy rug rough under my limbs. I’d begun to call my father-in-law Otōsan, “respected father,” bowing low when he came for dinner three times a week, serving tea to him and Toru on the nights we ate at his house, just down the road from ours. Strangely, my new role as shufu, or “traditional Japanese housewife,” didn’t bother me, despite my history of feminism. This is not my culture, I thought. This is something I just do out of respect to Otōsan, when we’re with him. I surprised even myself by how easily I could play the part, as long as it was only for a few hours a week, in a country and language I knew I’d never call my own.

Unos pocos meses después de nuestro matrimonio, me senté una noche en la sala de estar de mi suegro, su alfombra usada, pero limpia, bajo mis extremidades. Había empezado a llamar a mi suegro «Otōsan» o padre respetado, haciendo una profunda reverencia cuando venía a cenar tres veces por semana, sirviéndole té a él y a Toru en las noches que comíamos en su casa, muy cercana a la nuestra. Extrañamente, mi nuevo papel como ‘ama de casa tradicional japonesa’ no me molestó, a pesar de mi historia feminista. Pensé: esta no es mi cultura. Esto es algo que hago por respeto a Otōsan, cuando estamos con él. Me sorprendí cuán fácil podía cumplir con el papel, siempre y cuando fuera por unas pocas horas por semanas, en un país e idioma que nunca llamaría míos.

Además de ofrecer reflexiones sobre matrimonios interculturales, Slater documenta su experiencia con korei-shussan, o parir después de los 40 años.

Después de varios años de intentarlo, Slater dio a luz a una niña saludable, a los 46. En su blog, Slater recuerda con humor las visitas a su enfermera prenatal, quien declaró «los hombres japoneses no son buenos», a pesar que Slater mencionó que su esposo la ayudaba con las labores de casa.

Slater también describe qué implica ser una mujer embarazada en Japón. Hay muchos comentarios sobre la talla de su barriga de embarazo, por ejemplo.

Mientras se acerca la fecha de publicación, Slater continúa la actualización de su blog y puede ser seguida en Twitter acá.

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