Desarrollo inmobiliario amenaza el patrimonio cultural turco y hasta al auténtico Papá Noel.

Puede que el personaje legendario de las Navidades, Papá Noel, haya terminado su misión anual en estas fiestas, pero el santo de 1.700 años en el que está inspirado está a punto de convertirse en víctima de la búsqueda del gobierno turco del desarrollo económico a cualquier precio.

Anatolia, el corazón de la República turca, ha sido parte de muchos imperios. Los acadios, troyanos, hititas, asirios, frigios, cimerios, escitas, griegos, persas, más griegos, romanos, armenios, bizantinos, mongoles y otomanos, todos ocuparon partes de Asia Menor en distintas épocas y su legado cultural está dispersado por todo el territorio. El gobierno turco intenta actualmente sacar partido de su rico legado con el fin de impulsar su floreciente industria turística.

La economía turca se ha expandido rápidamente en la década pasada, con la construcción inmobiliaria y el turismo en la vanguardia del crecimiento. La población de Estambul supera los 15 millones de habitantes y la ciudad fue votada como el destino de viaje más popular en Trip Advisor, en 2014. El gobierno quiere aprovechar los ingresos del turismo y busca transformar el patrimonio cultural de Anatolia en una atracción turística moderna. Desafortunadamente, el impulso rápido y obsesivo por el desarrollo a menudo es en detrimento de la preservación del mismo patrimonio.  

Las casas cuevas de Demre. Foto de Caleb MacLennan (CC BY-SA 2.0).

San Nicolás, el inspirador de Papá Noel (a través de la mitología nórdica y de Coca-Cola), fue un Obispo griego del siglo IV  en la ciudad turca de Myra, actualmente conocida como Demre, en la costa del Mediterráneo. En su vida, Nicolás participó del Concilio de Nicea, fue un fuerte defensor de la religión ortodoxa y tenía la reputación de hacer regalos secretos. 

La mayor parte de los restos mortales del santo fueron saqueados de la iglesia en 1087 por piratas, y transportados a Italia durante el avance de los turcos selyúcidos en la época del declive del imperio bizantino. En 2012, el gobierno reclutó al principal arqueólogo de Myra para apoyar su causa por la repatriación de los huesos de San Nicolás a Demre.

La iglesia turca ortodoxa, que por supuesto desea preservar el carácter greco del santo, se encuentra particularmente insatisfecha con los intentos del gobierno turco de apropiarse de Nicolás como parte de la historia turca.

Así como por sus emplazamientos antiguos, como los anfiteatros y necrópolis helénicas y romanas excavadas en la roca, el área es famosa por sus frutales, naranjos y granados. Actualmente, las autoridades están preparándose para otorgar permisos de obra para que se construyan hoteles y otros edificios de hasta 6 pisos y hacer concesiones a las reglas que restringen la construcción inmobiliaria a menos de 200 metros del mar. 

El Presidente Erdoğan y su partido AKP, por su lado, niegan las acusaciones de excesivo desarrollo y corrupción gubernamental en la industria inmobiliaria. Sin embargo, el  apoyo del AKP a los inmensos y controvertidos proyectos de infraestructura como el tercer aeropuerto y el tercer puente en Estambul, y las actividades de la Junta Estatal de la Vivienda han provocado alarma en la sociedad civil. 

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Ruinas del Templo de Apolo en Side, Turquía. Foto de Heribert Pohl (CC BY-SA 2.0).

Hotel development in Sidé, Turkey. Photo by Samuel Schultzberg (CC BY-SA 2.0).

Desarrollo hotelero en Side, Turquía. Foto de Samuel Schultzberg (CC BY-SA 2.0).

El gobierno de Erdoğan no es el primero en priorizar el desarrollo económico antes que el patrimonio cultural. Sucesivas administraciones turcas han buscado restar importancia a la contribución de otras culturas a su patrimonio cultural. Sin embargo, la política pública de «turquización» ha retrocedido en la última década, una vez que el AKP ha decidido construir una base política basada en la identificación religiosa más que en la identidad étnica. Hasta la década del 50, aproximadamente el 30% de la población de Estambul no era de origen turco y hay un sinnúmero de ejemplos de iglesias históricas que desde entonces han sido reutilizadas como mezquitas. Además de la conocida basílica Santa Sofía, en Estambul, existen otras dos iglesias con el mismo nombre en Trebisonda y Nicea que recientemente fueron convertidas en mezquitas. Incluso el nombre Estambul proviene de la expresión griega que significa «en la ciudad».

Durante la construcción de un importante proyecto de desarrollo, el túnel de Marmaray, se produjo el hallazgo de objetos históricos de miles de años de antigüedad y las tareas para posibilitar su conservación ocasionaron largos retrasos en los trabajos de construcción. El Presidente Erdoğan dijo en ese momento que las obras no deberían ser retrasadas en pro de unas «cosas arqueológicas». El metro de Estambul también ha sido ampliado sustancialmente, y la UNESCO criticó a las autoridades locales por no tener en cuenta los efectos de los trabajos de construcción, en la zona. 

Muchos otros proyectos de construcción como el Embalse de Halfeti fueron criticados por su impacto sobre el medio ambiente y el patrimonio cultural. Anatolia tiene un sinnúmero de plantas nativas y especies animales también en peligro a causa de estos enormes proyectos. Otro embalse en el río Tigris, en Ilisu, amenaza con inundar toda la ciudad de Hasankeyf, destruyendo a centenas de sitios arqueológicos y desplazando  a 25,000 personas. Además está Göreme, en Capadocia, con sus famosas  casas-cuevas, el monasterio de Sümela en la costa del Mar Negro y Phaselis en el  Mediterráneo — todos bajo amenaza de nuevos proyectos de desarrollo turístico. 

El documental que sigue sostiene que la ciudad de Hasankeyf  debería ser declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, y explica los daños arqueológicos y medioambientales causados por la construcción de embalses en el río Tigris.

Está además el emplazamiento antiguo de Side, donde ya ha habido desarrollo hotelero y el templo antiguo de Gobekli Tepe, que los grupos de protección del patrimonio quieren que sea designado como patrimonio de la humanidad por la UNESCO. ¿Cuánto tiempo llevará para que sitios como por ejemplo, ÇatalhöyükHattusa sean rodeados por hoteles, y se conviertan en una especie de Disneylandia de la historia, como el área alrededor de Kaaba, en la Meca?

Los hechos actuales sugieren que cualquier valor que el gobierno turco haya dado a la historia milenaria de la región de Anatolia se basa en el deseo de lucro a corto plazo. Cuentan con la complicidad de los grandes medios que se muestran indiferentes a los costes del desarrollo excesivo. Un reportaje reciente hecho por la BBC acerca de la industria de Santa Claus o Papá Noel, en Demre, no ha mencionado ninguna preocupación por los posibles impactos negativos, tanto medioambientales cuanto sociales, de la explotación del legado de San Nicolás. 

La playa de Sülüklü, por ejemplo, es una de las últimas playas de arena en la ciudad de Demre, donde está localizada la iglesia de Santa Claus. La playa ha sido entregada recientemente a la empresa Andriake Beachclub, que empezó a construir un hotel de 5 estrellas en 2013. Los vecinos, que al principio estaban felices con la perspectiva de oportunidades de trabajo en la zona, están actualmente enfadados con la forma en que las grandes empresas adquirieron tierras a costa de los residentes. Está prevista la construcción de otros seis hoteles en el área.

El carácter paradójico del compromiso del gobierno turco con el desarrollo de la industria turística, basado en gran parte en el legado cultural no turco revela mucho acerca del Estado turco moderno. La sociedad apoya el conservadurismo, el nacionalismo y la religiosidad; pero sobre todo, está comprometida con una forma de capitalismo dirigido por el Estado que ha traído un progreso significativo. En ninguna parte se ejemplifica mejor esta paradójica unión entre el conservadurismo religioso y el capitalismo, que en las nuevas mezquitas que albergan tiendas.

Erdoğan y el AKP están en el poder desde hace 12 años e incluso los columnistas de los periódicos partidarios del gobierno empiezan a preguntarse cómo operará la transición hacia cualquier futuro gobierno. En las elecciones generales del 2015, el partido buscará suficiente mayoría para aprobar las reformas constitucionales que introducirían un sistema presidencial, dando a Erdoğan amplios poderes sobre el judicial y el legislativo, dos de los últimos controles que restan. Para los que se oponen al disparatado desarrollo que se convirtió en el distintivo del AKP en los proyectos relacionados con el medio ambiente y el patrimonio cultural, el año de 2015 será muy significativo. 

 

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