¿Qué impulsa las acusaciones de blasfemia en Medio Oriente? (No es únicamente la religión)

Cartoon in support of Jabeur Mejri, by Fey

Caricatura de apoyo a Jabeur Mejri, de Fey

El bloguero mauritano Mohamed Cheikh Ould Mohamed fue sentenciado a muerte por fusilamiento el 24 de diciembre de 2014, por un artículo en línea que publicó hace más de un año. Esta es la primera sentencia a muerte por apostasía en Mauritania desde la independencia en 1960.

En el artículo titulado «Religión, religiosidad y artesanos», Cheikh criticaba el discriminatorio sisterma de castas de su país, y lo enlazó con lo que identificó como prácticas similares de la vida del Profeta Mahoma. Pero lo acusaron de insultar al profeta.

Saidou Wane, activista mauritano contra la esclavitud y el racismo, tuiteó:

El caso de apostasía [de Cheikh] en Mauritania es simplemente un intento de amordazar a todo aquel que cuestione un sistema basado en opresión usando la religión como instrumento.

El hombre, de 28 años, parece ser otra víctima de un gobierno represivo en un país de mayoría musulmana que hace uso de pretextos de “apostasía” y “blasfemia” para reprimir a todo aquel que pide reformas o habla sobre asuntos políticos. Con la sentencia a muerte de Mohamed Cheikh, las autoridades mauritanas sostienen que es al Islam o al Profecta Mahoma que están tratando de proteger. Pero es más probable que este castigo solamente servirá solamente para proteger al régimen gobernante de futuras críticas políticas.

Comentando sobre el caso de Cheikh, el periodista Brian Whitaker, autor del libro Árabes sin Dios, escribe que la religión se ha convertido en un “arma política” en Mauritania:

The strange thing about laws against apostasy and blasphemy is that most of the people who fall foul of them are neither apostates nor intentional blasphemers. In practice these laws have very little to do with theology and are mostly used as a pretext for settling political scores or pursuing personal grudges.

Lo raro de las leyes sobre apostasía y blasfemia es que la mayoría de personas que infringen las reglas no son ni apóstatas ni blasfemos intencionales. En la práctica, estas leyes tienen muy poco que ver con teología y se les usa más como un pretexto para venganzas políticas o perseguir resentimientos personales.

Usando la religión como “pretexto para venganzas políticas”

Whitaker señala una tendencia más amplia en todo el mundo árabe. Arabia Saudita y Túnez, que difieren ampliamente política y culturalmente, han visto casos similares en años recientes.

Bajo un sistema de gobierno teocrático, como el de Arabia Saudita, las líneas que separan lo religioso de lo político son borrosas. Como resultado, los que cuestionan el stauts quo o critican a las autoridades pueden enfrentar serias acusaciones con alegatos religiosos (no políticos).

¿Cómo un régimen se libra de opositores políticos y críticos en países donde la religión juega un papel importante en la vida de la mayoría? Una manera es arrojarlos a la cárcel y decir que insultaron al Islam y su Profeta. De ese modo, (casi) nadie irá en su rescate.

Raif Badawi campaign image by Amnesty International.

Imagen de la campaña de Raif Badawi por Amnistía Internacional.

En mayo de 2014, Arabia Saudita sentenció al bloguero Raif Badawi a diez años de prisión y mil latigazos por “insultar al Islam” despues de que lanzó Saudi Liberals (Liberales sauditas), un sitio web que alojaba contenido crítico de importantes figuras religiosas del país y su policía religiosa. El sitio no se enfocaba en el Islam propiamente, sino en figuras políticas y religiosas específicas y sus acciones. Sin embargo, Badawi fue condenado por “insultar al Islam”.

Souad al-Shammari, activista de derechos de las mujeres sauditas, publicó tuits críticos del sistema de tutela masculina, por el que una mujer debe tener permiso de un tutor hombre para participar en diversos aspectos de su vida como viajes, trabajo y matrimonio. Está acusada de burlarse de textos religiosos y académicos religiosos.

En Túnez, que no tiene leyes que penalizan la blasfemia o apostasía, los usuarios de internet Jabeur Mejri y Ghazi Beji fueron sentenciados en 2012 a siete años y medio en prisión por la publicación de caricatiras del Profeta Mahoma en la web. Cabe destacar que Mejri y Beji eran usuarios comunes y corrientes de internet — no eran activistas políticos.

Beji se libró de la cárcel pues huyó del país antes de su arresto. No obstante, Mejri pasó dos años en prisión antes de ser puesto en libertad en 2014, cuando el expresidente interino Moncef Marzouki lo indultó.

“La blasfemia no es un delito. La libertad de elección es muy clara en el Corán; dice ‘que no haya compulsión en la religión’”, dijo Rached Ghannouchi, jefa del Movimiento Islamista Ennahdha en Túnez, en una conferencia en Washington D.C. en junio de 2013.

But Ghannouchi hizo esta declaración en Washington D.C. — no en Túnez. ¿Por qué dice Ghannouchi “la blasfemia no es un delito” cuando a Mejri lo arrojaron en la cárcel o cuando su partido propuso una ley para penalziar los “insultos a lo Sagrado”? Junto con autoproclamados seculares e izquierdistas tunecinos, Ghannouchi no habló en favor de la liberación de Mejri por temor a reacciones negativas de una población conservadora y de ahuyentar a votantes potenciales.

¿Qué dice el Corán sobre la blasfemia?

Estos gobiernos también parecen ignorar el hecho de que aunque el Islam no exhorta la blasfemia, sí la tolera. A decir verdad, el Corán no prescribe un castigo para eso.

El Profeta Mahoma y sus primeros seguidores enfrentaron persecución y malos tratos de sus contemporáneos, incluidos insultos, burlas y difamación. Pero el Corán los instruyó a ser pacientes y a que simplemente se aparten de conversaciones blasfemas en lugar de condenarlas.

…And you will surely hear from….those who associate much abuse with Allah. But if you are patient and fear Allah – indeed, that is the matter [worthy] of determination. [chapter 3, verse 186]

And when you see those who engage in [offensive] discourse concerning Our verses, then turn away from them until they enter into another discourse. [chapter 6, verse 68]

…Y seguramente escucharán de… quienes asocian mucho abuso con Alá. Pero si eres paciente y temes a Alá – ciertamente, ese es el asunto [digno] de determinación. [capítulo 3, versículo 186].

Y cuando veas a esos que emprenden discurso [ofensivo] con respecto a Nuestros versos, entonces aléjate de ellos hasta que hagan otro discurso [capítulo 6, versículo 68].

Es lo mismo para la apostasía. El Corán no prescribe ningún castigo mundano para los que deciden convertirse del Islam a otra religión o a ninguna religión. «Que no haya compulsión en la religión” y “la verdad viene de tu Señor, así que quien así desee – que crea; y quien así desee – dejen que no crea”, afirma el Corán.

Parece claro en el Corán que la apostasía y la blasfemia no requieren castigos como el de la pena de muerte o azotes — aunque las autoridades en países como Mauritania, Arabia Saudita e Irán continúan haciendo lo opuesto. Parece que el motivo está más enraizado en la política que en la religión.

“Los gobernantes árabes actúan como si el Islam estuviera en peligro… tal vez temen el colapso de sus tronos”, escribió el bloguero tunecino Khaoula Frehcichi en una entrada de blog. “Saben muy bien que criticar la institución religiosa es el primer paso para perturbar sus regímenes”.

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