«La escuela de la Naturaleza» en Turquía: Recordándonos lo que hemos olvidado

Vista desde el porche de la Escuela de la Naturaleza. Foto de Güneş Sönmez, usada con permiso del autor.

Vista desde la entrada de la Escuela de la Naturaleza. Foto de Güneş Sönmez, usada con permiso del autor.

Situada en lo alto de Eski Orhanlı, un pueblo de montaña abandonado cercano a la ciudad de Seferihisar, Doğa Okulu, o la Escuela de la Naturaleza, no es una escuela corriente. No cuenta con personal docente fijo ni tampoco con plan de estudios. En Doğa Okulu todo el mundo es un estudiante de la naturaleza, re-comprometido con el conocimiento primitivo inherente a la vida natural a través de la imitación de aquella: experimentando, probando y desarrollándose colectivamente sin rígidas programaciones.

A una hora de las costas del Egeo, en la provincia de Izmir, Eski Orhanlı se extiende sobre un fértil valle. El clima y el suelo dan cobijo a olivos silvestres (acebuches) y viñas, así como a los robles característicos de la región. El pueblo estuvo ocupado por miles de años antes de quedar desierto en los años ochenta, cuando los vecinos de Eski Orhanlı decidieron constituir una nueva aldea en el valle con mejores accesos a los campos donde trabajaban.

Una escuela sustituye a otra

La escuela primaria abandonada de Eski Orhanlı fue donada a Doğa Okulu para fines de investigación. Fue restaurada con la ayuda de Doğa Derneği (una importante ONG ecologista turca), de vecinos de la región y del ayuntamiento de Seferihisar. La propia creación de Doğa Okulu resultó ser la primera lección que la escuela ofrecería a la humanidad: los voluntarios combinaban artes tradicionales con soluciones sustentables contemporáneas con el fin de reconstruir el edificio, deteriorado por el paso de los años. Doğa Okulu abrió sus puertas en febrero de 2014.

Mural creado por un arquitecto de Doğa Okulu y que representa el entorno natural que rodea la escuela. Foto tomada en Doğa Okulu  usada con permiso.

Mural creado por un arquitecto de Doğa Okulu y que representa el entorno natural que rodea la escuela. Foto tomada de Doğa Okulu, usada con permiso.

La estructura de hormigón de la vieja escuela fue reemplazada por tierra y piedras de la aldea. La energía proviene de paneles solares y de la prina (el borujo o resto de las olivas después de prensadas). Su página web se refiere al edificio como «el edificio viviente» ya que «respira» a través de su revoque de arcilla. El lugar donde una vez los niños de Eski Orhanlı aprendieron a leer y a escribir ahora alberga seminarios, cursos de oficios y no pocas conversaciones. Los nuevos residentes de Orhanlı forman a los urbanitas en artes como la producción manual de aceite de oliva, para luego usar a su vez ese mismo aceite para crear jabón natural.

Raziye, una folklorista rusa voluntaria en Doğa Okulu escribe en su blog:

Orhanlı’da köy sakinleri hala kendi sabununu yapmaya devam ediyor. Biz de köy sakinlerinden Pembe Teyze’yle konuşup sabun yapmaya karar verdik. Hem sabun yaptık hem de sabun hakkında değerli bilgiler öğrendik. Mesela öyle her aklına estiğinde sabun yapılmazmış. Sabun, yaz ağzı denilen ilkbaharda ve güzün katımaya (sertleşmeye) uygun zamanlarda yapılırmış. “Sabahın bereketi üzerimize olsun” diyerek erken vakitlerde avluda ateşi yaktık.

Los residentes de Orhanlı siguen produciendo su propio jabón. Despues de hablar con uno de sus habitantes, Tío Pembe, hemos decidido hacerlo nosotros también. Ahora que ya sabemos cómo hacerlo, estamos aprendiendo información esencial acerca del jabón. Aparentemente no se puede fabricar jabón cuando a uno le apetece. El tiempo idóneo para hacer jabón es el principio del verano, en primavera y cuando el otoño recrudece. Diciendo «que la abundancia de la mañana esté con nosotros», encendemos un fuego todas las mañanas.

Los cursos de oficios suelen ser eventos de dos o tres días y tocan una gran variedad de temas. Por ejemplo: el curso de Primeros pasos en la naturaleza, celebrado los días 20 y 21 de junio, fue un curso de iniciación para noveles entusiastas de la naturaleza. Los asistentes comprendieron los puntos clave de la vida en la naturaleza, llegando a reconocer muchos de sus hábitos urbanos como antinaturales y no sostenibles.

Uno de las participantes en el curso, Merve Ozayitgu, tuitea:

¡Buenos días desde Doğa Okulu, Orhanlı! Mis semillas locales de berenjena, pimiento y tomate están esperando ser plantadas.

MAGMA, una revista geográfica turca de nueva creación, es otro de los apoyos clave de Doğa Okulu. Sus cofundadores, Kemal Tayfur y Özcan Yüksek, realizaron un curso de formación en edición y redacción el pasado julio.

Los estudiantes de la escuela añoran la experiencia pasada en Doğa Okulu por mucho tiempo, como lo demuestran en las redes sociales:

Esta noche estás en nuestros sueños, Escuela de la Naturaleza.

Dentro de los últimos cursos realizados se encuentra uno de producción de arcilla para encalar, celebrado entre el cinco y el siete de setiembre y al que le seguirá a finales de otoño un curso de observación de aves.

Un nodo para el activismo

An ordinary lesson/chat  by @doganinaskina

Una clase/coloquio habitual en Doğa Okulu,
de @doganinaskina

Además de reeducar en las lecciones de vida de los ancestros en Anatolia, Doğa Okulu dirige projectos de investigación de carácter medioambiental con el apoyo de los voluntarios y profesores de Doğa Derneği.

El proyecto de Patrimonio Natural de Seferihisar es uno de ellos. Se propone crear un mapa que registre toda la flora y fauna de Seferihisar. El gobierno local inició este proyecto en marzo de 2013 y desde entonces los participantes han reunido información crucial sobre el entorno natural que rodea Seferihisar. Por ejemplo, fue descubierta en el golfo de Sığacık una colonia de pardelas cenicientas (Calonectris diomedea).

La escuela facilita también el acceso a una plataforma dedicada las causas ecologistas como es el caso de Alakır Kardeşliği (La hermandad de Alair) que se opone a la construcción de una gigantesca central hidroeléctrica en el valle de Alakir.

Ozcan Yuksek de MAGMA tuitea contra la construcción de la central, indicando que el área es territorio legalmente protegido:

¡Alakar es una área de protección natural de primer grado! Este projecto va en contra de la naturaleza ¡y debería ser cancelado inmediatamente!

Un cambio de actitudes

Algunos visitantes pasan meses enteros en Doğa Okulu. Sevcan Gizem Gürüz escribe en su blog un post sobre los inicios de su medio año de experiencia:

İlk vardığımda yolun üzerindeki dere yatağında çalışan çocuk ve gençler gördüm. Gülümsüyorlardı. Şehirdekilerin aksine. Bir kısmı fidan dikiyor, bir kısmı çöp topluyordu. Üzerlerinde şalvar ve uzun sarı çizmeler. Oysa benim üzerimde yeni aldığım kot pantolon, ayağımdaysa kırmızı “Converse”ler…

O an fidan dikmek zor geldiği için çöp toplamaya karar verdim. Derenin öte tarafındaki çöplere yöneldim. Bir cesaret, ilk adım… Eyvah! Daha ilk adımda çoraplarıma kadar ıslandım. Neyse dedim ve o anı Instagram’da ölümsüzleştirmek adına telefonuma sarıldım. Olamaz! Hayatında ilk defa inek gören köpeğim Roma avaz avaz havlıyordu, susması için ona doğru hamle yaparken ayağım taşa takıldı ve kendimi derenin soğuk sularında otururken buldum. Hayır! O da ne? Yanımda yüzen telefonum mu yoksa?  Hay aksi… Belli ki buraya alışmam biraz zaman alacak!

Yine derin bir nefes aldım ve  bir solukta geri verdim. İlk iş bir şalvar ve bir çift çizme almam gerekiyordu. Kendime “Onlar gibi olmalıyım” dedim. Şimdi düşünüyordum da… Ne kadar yanılmışım. Onlar ve ben… Her kör nokta bu ayrımla başlıyor zaten. Doğada ayrım yok. Her şey bir. Biz de biriz…

Cuando recién llegué vi a niños y adolescentes trabajando a lo largo del lecho del río de camino a la aldea. A diferencia de la gente de la ciudad, estaban sonrientes. Algunos estaban plantando árboles, otros recogiendo desechos [que habían caído al río]. Vestían shalwar y botas altas amarillas, mientras que yo llevaba puestos mis vaqueros nuevos y  mis zapatillas Converse rojas… Decidí dedicarme a las labores de limpieza porque me pareció difícil en aquel momento plantar árboles. Me dispuse a cruzar el río para recoger basura. Me armé de valor, dí el primer paso y… ups! Mis calcetines se empaparon. «Da igual» pensé, cogiendo mi teléfono para inmortalizar el momento en Instagram. ¡Pero no hubo manera! Mi perro, Roma, que acababa de ver la primera vaca de su vida ladraba sin parar. Justo cuando me dirigía a calmarla tropecé con una piedra y me encontré sentado en la fría corriente del río. Oh, no! Que es eso? Mi teléfono nadando? Mierda… Al parecer iba a necesitar más tiempo para acostumbrarme a todo aquello.

Respiré profundamente una vez más. La primera cosa que necesitaba hacer era conseguir un shalwar y un par de botas. «Tengo que ser como ellos», me dije. Ahora que lo pienso… ¡qué equivocado estaba! Ellos y yo… Todo punto muerto comienza con la discriminación. No existe la discriminación en la naturaleza. Todo es uno. Todos somos uno…

Gracias a los esfuerzos del gobierno local, Seferihisar se ha convertido en el primer lugar en Turquía en sumarse al movimiento de CittaSlow o ciudades lentas. Las «ciudades lentas» son asentamientos cultural y ecológicamente protegidos que tienen por objetivo proteger los ecosistemas y tradiciones culinarias de la ensordecedora esencia de la globalización. Con el objetivo de incrementar la diversidad y la calidad alimentaria se realizan festivales regionales donde los productores pueden intercambiar sus cosechas.

La edad y el origen no son barreras en Doğa Okulu. Aquí los residentes disfrutan de la charla en el anfiteatro, por Güneş Sönmez

La edad y el origen no son barreras en Doğa Okulu. Aquí los residentes disfrutan de la charla en el anfiteatro. Foto de Güneş Sönmez, utilizada con permiso.

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