Las elecciones tunecinas allanan el camino para el nuevo futuro de la democracia plural

Tunisia: current and future voters. Photo: Myriam Ben Ghazi, used with permission.

Túnez: los votantes de ahora y del mañana. Foto: Ben Ghazi, uso bajo permiso.

El 26 de octubre de 2014, 3,2 millones de tunecinos acudieron a las urnas para elegir un nuevo parlamentario al amparo de la nueva constitución adoptada en enero de 2014. El 69% de los votantes se presentaron a las segundas elecciones democráticas desde la expulsión en el 2011 del presidente, Zine AL Abidine Ben Ali, lo que desafía las expectativas que surgieron entre las escépticas encuestas occidentales que vaticinaban una baja participación. Aparecieron cuatro partidos como los grandes ganadores de estas elecciones y todos los partidos y candidatos aceptaron los resultados – esto demuestra que Túnez está madurando como democracia.

En las elecciones anteriores de 2011, el Partido del Renacimiento (Ennahda), que sigue una plataforma que acentuaba una identidad islámica y su pasado disidente, ganó, obteniendo el 43% de los 217 escaños, mayoría en la asamblea y el liderato político hasta finales de 2013. Después de un año problemático y dos asesinatos políticos, Ennahda cedió el poder al partido independiente en el 2014. Ennahda, tras haber hecho varias promesas, también fracasó a la hora de paliar la terrible situación social y económica del país.

El desempleo en Túnez permanece extremadamente alto, con un 16% y una media del 40% entre los jóvenes. Ha habido un «vacío de seguridad» en el país por más de dos años. Más de 30 guardias nacionales han muerto en escaramuzas junto a la frontera argelina. Siete personas murieron en un reciente asalto en un suburbio de la capital, Túnez, entre las víctimas se encuentran cinco mujeres y un niño. Los tunecinos votaron por un cambio en este y otros aspectos del statu quo.

Los resultados oficiales de las elecciones legislativas confirmaron la esperada victoria del partido secular, Nidaa Tounes (Llamada por Túnez), un partido de coalición que surgió hace dos años encabezado por Beji Caed Essebi, un veterano de 87 años que sirvió bajo el mandato del primer presidente de Túnez, Habib Bourguiba, y más tarde bajo Ben Alí. Los desilusionados votantes echaron a otros partidos grandes – Ettakatl, Al Jomhouri y Congreso para la República – del parlamento. Estos tres partidos, de los cuales dos sirvieron en los gobiernos dirigidos por Ennahda, mantuvieron solamente 4 de los 63 escaños que ganaron en el 2011. Todos se han comprometido a respetar el resultado de las elecciones y ahora disputan las elecciones presidenciales que se celebraran el 23 de noviembre. 

En una conferencia de prensa llevada a cabo por los observadores internacionales de elecciones, Kenneth Wollack, presidente del Instituto Nacional Demócrata, que supervisó las elecciones en Túnez, dijo que «las elecciones tunecinas mostraron diálogo y un acercamiento a la política, lo que refleja el espíritu de los tunecinos».

Nidaa Tounes une a los antiguos funcionarios del régimen y a los nuevos políticos comprometiéndose a frenar el incremento del extremismo islámico en el país. El eslogan del partido durante la campaña era: «No votar a Nidaa supone un voto para Ennahda». Terminaron por dividir el voto: Juntos, los 85 escaños de Nidaa Tounes y los 69 de Ennahda equivalen al 70% del poder de voto en la nueva asamblea legislativa.

Aún así, etiquetar las disputas políticas en Túnez como secular vs. islamistas es una interpretación limitada del statu quo o incluso del statu quo ante. Tres nuevos partidos políticos han surgido siguiendo los pasos de las recientes elecciones, representando a la izquierda radical, al centro y a la derecha liberal. Estos, compiten en programas económicos y estrategias para asegurar desarrollo y riqueza para la población del país. Los islamistas todavía tienen voz en las políticas del país y, al menos por cinco años, la seguirán teniendo. Sin embargo, quizá los tunecinos no repartieron sus votos para aislar un poder político u otro. Es posible que estuvieran más centrados en ejercer su derecho para cambiar los gobiernos pacíficamente a través de las elecciones.

Las elecciones en Túnez fueron desordenadas. El Comité encargado de organizar las elecciones y varios grupos de observadores anotaron violaciones cometidas por varios partidos políticos, dentro de los cuales figura Nidaa Tounes, que perdió un escaño en Kasserine. Sin embargo, estas elecciones no son el objetivo final, sino mecanismos para restablecer y reforzar la pluralidad. El desafío que permanece en Túnez es trabajar dentro del marco de la democracia pluralista que está en orden, con la nueva constitución, como protectora de los derechos y libertades durante los próximos cinco años de mandato. 

A pesar de los miedos por el hecho de que Nidaa Tounes pueda instalar una nueva forma de régimen oligárquico con su relativa mayoría, varios actores políticos han prometido continuar con el trabajo de sus partidos. El líder y presidente del partido de centro-izquierda Ettakatol, Mustafa Ben Jaafer, que retuvo solamente un escaño de los 20 que consiguió en 2011, cree que los tunecinos «han castigado» a los partidos del centro como el suyo y ha urgido a los partidos de centro que formen una nueva coalición. 

«Las fuerzas socialdemócratas se han esparcido y no han tomado la responsabilidad de unirse», comentó Ben Jaafer en una conferencia de prensa tras el anuncio de los resultados de las elecciones. Debido a la divergencia para que el pluralismo asentara sus raíces en Túnez, deben surgir nuevas alternativas para mantener un equilibrio que ha rescatado a Túnez de conflictos y guerras que el resto de regiones han sufrido.

«Una elección no es democrática por sí misma» subrayó el representate de IRI (Instituto Internacional Republicano), Scott Mastic, en la misma conferencia de prensa donde habló Ben Jaafer. Y es verdad que la situacion del país todavía es incierta. Un gran número de candidatos (27) disputarán las elecciones presidenciales a final de este mes y, algunos tunecinos, temen una consolidación de poder si Beji Caid Essebsi, el aspirante de Nidaa para la presidencia, consigue la mayoría de votos. Otros votantes están preocupados por las nuevas coaliciones que puedan dividir el país en un nuevo escenario de seculares e islamistas- tensiones permanentes que muchos partidos políticos están más que dispuestos a dejar de lado en favor de un gobierno de unidad nacional. 

Ahmed Medien fue un observador local de las recientes elecciones tunecinas. Sígale en twitter en @ahmedmedien.

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