Hablando en contra del estigma de la enfermedad mental en el Caribe

A depiction of how depression feels, taken from the Depression/The Blues flickr page; used under a CC BY-NC 2.0 license.

Una representación del sentimiento asociado con la depresión, tomada de la página flickr Depression/The Blues con licencia CC BY-NC 2.0.

El aparente suicidio del comediante estadounidense Robin Williams desató una discusión sobre depresión y otras formas de enfermedad mental en la blogósfera del Caribe. La tragedia inspiró a varios blogueros a compartir sus propias experiencias, con el objetivo de incrementar la atención sobre el tema y ayudar a otros. 

Las enfermedades mentales han sido consideradas tabú en el Caribe. El modelo colonial de tratamiento psiquiátrico, que significa básicamente aislar a las personas afectadas en «manicomios», no ayuda. Varios de los asilos caribeños establecidos hacia mediados del siglo XIX —más prisiones que sitios de refugio—aún operan hoy. En ellas, varias personas enfermas son encerradas y aisladas del resto de la sociedad, para que el público general no tenga que confrontar el tema de la enfermedad mental.

Aún como una carta «para salir de la cárcel», la sociedad caribeña desprecia al suicidio en buena parte, particularmente cuando es visto a través de los lentes de la religión. Las actitudes sobre la enfermedad mental están cambiando gradualmente, sin embargo, con las inversiones que están haciendo varios gobiernos regionales en instituciones de salud mental. La bloguera jamaiquina Bianca Welds comenzó un proyecto en el que pide a sus compatriotas compartir sus experiencias con trastornos mentales, como una forma de atacar los estigmas asociados.

Necesito a jamaiquinos que quieran compartir públicamente su historia de salud mental. Comparte tu información de contacto para participar en el proyecto.

El escritor jamaiquino Brandon Allwood, actualmente estudiando en Canadá, escribió un largo ensayo acerca de sus experiencias con depresión y ansiedad:

The first time I tried to kill myself, I was 15. I lunged through a window in my 5th form classroom and was pulled back by some of my classmates — who subsequently made much fun of the whole debacle. A few weeks later I tried clumsily to swallow a bunch of tablets – Excedrin Extra Strength to be precise. I had a massive stomach ache afterwards, but death was (sadly) nowhere close.

La primera vez que traté de matarme, con 15 años, me lancé a través de una ventana de mi salón de clase y fui retenido por algunos de mis compañeros – quienes después se burlaron de la debacle entera. Algunas semanas después traté, torpemente, de engullir varias pastillas – exactamente Excedrin Extra Strength. Tuve un gran dolor de estómago después, pero la muerte no estuvo (tristemente) cerca.

Allwood destaca que la depresión es vista frecuentemente como un mal de los ricos (varios de ellos son llamados «browning» en Jamaica, a causa del color más ligero de su piel), aunque las personas más pobres también sufren de esta enfermedad. También sostiene que el sistema educativo desfasado de Jamaica presiona sin motivos a los jóvenes, agravando el problema:

We must begin to ‘de-brown’ mental illness in Jamaica. Ironically, mental illnesses such as depression and anxiety are more likely to occur in people who are poor(er?) and more disadvantaged in society. At some point we have to question why all the mental illness events and walks and days are seemingly supported by the same kind of people—‘brown’ and ‘uptown’ […] Why it is that the cost for getting help for mental illness is so high. Why it is that there are no support systems in primary and secondary schools to help students deal with the ever-increasing pressure of an archaic exam-centric educational system with a multiplicity of other problems that have a severe impact on them.

Debemos comenzar el «de-browning» de las enfermedades mentales en Jamaica. Irónicamente, las enfermedades mentales como la depresión cuentan con más posibilidad de ocurrir en personas más pobres y con menos ventajas en la sociedad. Al mismo tiempo, tenemos que preguntarnos por qué todos los eventos relacionados con salud mental, jornadas y caminatas, son aparentemente apoyados por el mismo grupo de personas («brown» y de clase alta) […] Por qué el costo para recibir salud mental es tan alto. Por qué no hay sistemas de apoyo en la educación primaria y secundaria para ayudar a los jóvenes a manejar la presión creciente de un sistema educativo arcaico, centrado en pruebas y otros problemas que tienen un impacto severo en ellos.

 El artículo de Allwood, a ratos muy íntimo, ha tenido gran repercusión en línea. En el pasaje más evocativo, quizás, pide a la sociedad tomar en serio a las enfermedades mentales: 

Taking your own life is not a trivial matter. It is something that people usually think about for some time before making an attempt. In my own case, when I tried to hang myself from the pull up bar in my room five weeks ago, I thought not of myself but of my friends and family. I thought that I would be doing them a favour by leaving them with a memory of a good friend, and not having them deal with the dark horrible person I thought I had become. I felt like I hit a wall in my personal life with financial and school troubles, and I was absolutely tired of being a burden on the universe. For me it was a selfless thought, a heroic act and even though I am being treated now for my depression, I still regret having been too tall for the noose to do its job.

This is not a call for the government; it is a call for us all to seriously look at our attitudes towards mental illness. How we support our children, siblings, parents, friends and colleagues who are affected by the gamut of mental ailments. It is about us, as a people, being more open to the idea that sometimes we actually do need help and that ‘help’ is not always a case of cultural imperialism or ‘uptown’. It is an open call, for anyone who want[s] to be a better human being, to understand that people who struggle with mental illness need support and love.

No es cualquier cosa terminar con tu propia vida.  Es algo sobre lo que la gente reflexiona antes de acometer un intento. En mi caso, cuando intenté ahorcarme en la barra de ejercicios de mi habitación hace cinco semanas, no pensé sobre mi mismo, sino en mis amigos y familia. Pensé que les haría un favor al dejarles la memoria de un buen amigo y que no tuvieran la memoria de la persona horrible que -en mi opinión- yo me había convertido. Sentí que había chocado con un muro en mi vida privada con problemas académicos y financieros y estaba absolutamente harto de ser un peso para el universo. Para mi era un pensamiento egoísta, un acto heroico y aunque estoy en tratamiento en la actualidad por mi depresión, todavía lamento que la barra fuera muy alta para que el nudo cumpliera con su trabajo.

Esto no es un llamado para el gobierno, es un llamado para que todos revisemos seriamente nuestras actitudes hacia las enfermedades mentales. Cómo apoyamos a nuestros hijos, hermanos, padres, colegas y amigos que estén afectados por la miríada de enfermedades mentales. Significa que nosotros -como personas- seamos más abiertos a que a veces necesitamos pedir ayuda y que la «ayuda» no es imperialismo cultural o «clase alta». Es un llamado abierto a quien quiera ser un mejor ser humano, para entender que las personas que enfrentan enfermedades mentales requieren apoyo y amor. 

En Twitter, los blogueros alabaron a Alwood por su candor: 

@brandonallwood probablemente desconoces su alcance, pero esto ayudará un montón a muchos. Gracias no es suficiente.

Escuchar a @brandonallwood hablar sobre sus experiencias con depresión y suicidio a escala nacional es… guao. Tu fuerza no tiene límites. Te amo. 

En el Jamaica Journal, Kate Chappell habló desde la perspectiva de tener un enfermo mental entre sus familiares, al compartir la historia de la enfermedad de su hermana y sus intentos de suicidio: 

You can’t just cheer someone up who is assaulted so gravely by serious mental illness. What seared my soul in the worst way was how dead her eyes appeared. How void of spirit her body was. How flat her voice sounded. In those moments, when my eyes met her lifeless ones, two emotions coursed through me: terror and rage. ‘Why can’t you just feel better?’ I would scream within. ‘Why can’t you just take a shower and go for a walk? Is life really that bad?’ Of course, I never said this to her, and I never really meant it.

Sencillamente, no puedes animar a alguien que está afectada tan gravemente por una enfermedad mental seria. Lo que más afectó mi espíritu fue ver cuán muertos parecían sus ojos. Cuánto espíritu faltaba en su cuerpo. Qué vacía sonaba su voz. En esos momentos, cuando mis ojos encontraron a los suyos, sin vida, sentí dos emociones: terror y rabia. «¿Por qué no puedes sentirte mejor», gritaba adentro. «¿Por qué no puedes bañarte y salir a caminar?» «¿Es la vida tan mala, de verdad?» Por supuesto, nunca le dije esto y no lo pensaba en serio. 

Eventualmente, Chappell se reconcilió con la condición de su hermana:

I learned to love her. I learned to accept her as she was, as well as my own panic and fear, both of which sparked this brutal judgment. I learned how to love a person whose spirit has been so sapped that they can barely tend to their most basic physical needs. I learned about loyalty and commitment and choice. And I learned gratitude. Every day she made it through another 24 hours, I was grateful. In turn, I learned to appreciate those around me, from those I love dearly to strangers on the street.

Aprendí a amarla. Aprendí a aceptarla como es, así como mi propio pánico y miedo, que desataron este juicio brutal. Aprendí cómo amar a una persona cuyo espíritu ha decrecido tanto que pueden apenas atender a sus necesidades físicas básicas. Aprendí sobre lealtad, compromiso y elección. Y aprendí gratitud. Agradecí cada día de 24 horas que ha vivido. A cambio, aprendí a apreciar a aquellos a mi alrededor, desde aquellos a quienes amo como a los extraños que caminan en la calle.

Ella concluyó:

As human beings, most of us possess a natural aversion to discussing such a mystifying, counterintuitive action as ending our own life. We instinctively strive to preserve ourselves at all costs, so when a fellow human being does not act in accordance with this fundamental drive, it causes fear and confusion. But this is precisely why we should address this reality: the pain does not have to be endured alone, and the abolishment of a solitary struggle could prevent some loss. Our society is ceaseless in its attempt to eradicate physical pain; we should apply the same to mental illness.

Como seres humanos, la mayoría de nosotros poseemos una aversión natural a discutir una acción tan anti-natura como acabar con nuestra propia vida. Por instinto, buscamos mantener nuestra vida a toda costa y cuando un ser humano, hermano, no actúa según este principio clave, hay miedo y confusión. Pero por esta razón debemos responder a esta realidad: este dolor no tiene que ser vivido en soledad y la abolición de una lucha en solitario pudiera prevenir algunas pérdidas. Nuestra sociedad no cesa en sus intentos para erradicar el dolor físico, deberíamos aplicar lo mismo a la enfermedad mental. 

Los blogueros valientes como Allwood y Chappell esperan que el hecho de que más personas compartan sus experiencias con enfermedades mentales ayudará a retirar el estigma sobre las mismas, al cambiar actitudes públicas que son tóxicas para la salud mental. Si la gente aprende a hablar más abiertamente sobre la depresión y otras enfermedades, lograrán salvar vidas. 

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