Golpe de estado en Tailandia provocó el éxodo de más de 180.000 trabajadores camboyanos

A Cambodian migrant family onboard a truck that will take them to the border where they will leave Thailand. Photo by Lee Craker, Copyright @Demotix (6/17/2014)

Una familia de inmigrantes camboyanos en un camión que les llevará hasta la frontera desde la que saldrán de Tailandia. Foto de Lee Craker. Copyright @Demotix (17/06/2014)

Cientos de miles de trabajadores camboyanos y sus familias huyeron de Tailandia en las primeras semanas de junio de 2014 después de que los líderes del golpe de Estado en Tailandia advirtieran que se endurecerían las medidas contra los trabajadores extranjeros ilegales.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), cerca de 180.000 trabajadores atravesaron la frontera de Poipet entre Tailandia y Camboya; no obstante, algunos informes establecieron la cifra en 220.000. Se estima que en Tailandia hay medio millón de camboyanos tanto sin papeles como en situación regularizada.

El éxodo masivo también se vio incitado por los rumores de que los soldados tailandeses habían estado atacando a trabajadores camboyanos. Sithi, un grupo por los derechos humanos en Camboya, da prueba de ello:

This vicious campaign has seen thousands of Cambodians packed into trucks like animals and forcibly returned to Cambodia. Returnees have reported violent raids on houses where illegal immigrants are suspected of residing and incidences of the tearing up of documentation entitling Cambodians to work legally in the country.

Esta campaña viciosa ha sido testigo de cómo se llevaban a miles de camboyanos en camiones, apiñados como animales, y se les obligaba a volver a Camboya. Los que han regresado han informado de que se produjeron asaltos violentos en las casas en las que se sospechaba que habitaban inmigrantes ilegales así como incidencias en las que se rompía la documentación que permitía a los camboyanos trabajar legalmente en el país.

Según la OIM, esta dura experiencia ha provocado la separación de miembros de algunas familias y se han tenido que adecuar refugios y retretes para los recién llegados.

Cambodians are transported to the border from Aranyaprathet, Thailand, the last town before the border near Cambodia. Photo by Lee Craker, Copyright @Demotix (6/17/2014)

Se transporta a los camboyanos a la frontera desde Aranyaprathet, Tailandia, la ciudad más cercana a la frontera con Camboya. Foto de Lee Craker. Copyright @Demotix (17/06/2014)

«Noy hay dolor, solo movimiento», escribió Joe Lowry del OIM tras presenciar la llegada de varios trabajadores inmigrantes a la frontera:

There was no heartache on the border last week as tens of thousands of people poured off buses and thronged a muddy roundabout in a flyblown town you’ll never hear of again, going to places that are just dots on the map, down roads that peter out into tracks, where they will be hugged and kissed and feted, before the solemn reality of more mouths to feed, day after day, kicks in. No heartache, just movement. Lots of movement. People, trucks, buses, bikes, taxis, tuk-tuks [popular three-wheeled public transport in Cambodia], stray dogs, chickens, soldiers, cats, cascading silver rain from mercury clouds, drying in the white sun and pushing waves of hot, wet air, drawing beads and rivulets of sweat which became a paste on the skin when the mud dried rapidly to dust.

No había dolor en la frontera la semana pasada cuando decenas de miles de personas salían de autobuses y se amontonaban en una rotonda embarrada en una ciudad desvencijada de la que no volveremos a escuchar hablar. Se dirigen a lugares que apenas son un punto en el mapa, a través de carreteras que han quedado reducidas a senderos, lugares en los que les abrazarán, besarán y celebrarán su llegada, antes de enfrentarse a la solemne realidad de más bocas a las que alimentar: el día a día se abre paso a golpes. No hay dolor, solo movimiento. Mucho movimiento. Personas, camiones, autobuses, bicicletas, taxis, tuk-tuks (medio de transporte público de tres ruedas típico de Camboya), perros callejeros, pollos, soldados, gatos, cascadas de lluvia plateada procedentes de nubes de mercurio, que se secan a la luz del sol blanco y que empujan olas de calor y aire húmedo, dibujando gotas y riachuelos de sudor que forman una pasta en la piel cuando el barro se convierte en polvo.

La organización humanitaria Caritas Camboya pidió ayuda para los inmigrantes que regresaban, algunos de los cuales son trabajadoras embarazadas que están «luchando para encontrar comida, agua y transporte».

Lina, bloguera emigrante en Camboya, también informó sobre el regreso de los trabajadores en la frontera:

It’s unclear whether or not they have been forcibly removed by the Thai junta or are voluntarily leaving out of fear–there are rumors circulating within the Cambodian community that those who do not leave voluntarily will be shot–but seeing the road to Aranyaprathet in Thailand full of caged trucks packed with frightened Cambodians was distressing to say the least.

No está claro si la junta tailandesa les está obligando a marcharse o si el miedo les ha llevado a irse de forma voluntaria. Hay rumores entre la comunidad camboyana de que se fusilará a aquellos que no se marchen voluntariamente, pero ver la carretera que conduce a Aranyaprathet, en Tailandia, llena de camiones repletos de camboyanos asustados era, cuanto menos, inquietante.

Cambodian migrant workers who fled Thailand. Photo by Lee Craker, Copyright @Demotix (6/17/2014)

Inmigrantes camboyanos que huyeron de Tailandia. Foto de Lee Craker. Copyright @Demotix (17/06/2014)

El reportero gráfico John Vink escribió que el inesperado regreso de los trabajadores que se encontraban en Tailandia supondrá más presión para la economía de Camboya:

For many it is back to square one: having left because migrating to Thailand is the only solution to provide some revenue to the family, the returnees now find themselves facing the same issue of unemployment in a country which should seriously question its ability to provide jobs for its citizens.

Para muchos es como volver a la casilla de salida: inmigraron a Tailandia porque esa era la única solución para aportar ingresos a su familia y ahora los que regresan se encuentra con el mismo problema de desempleo en un país que debería cuestionarse su capacidad para ofrecer trabajo a sus ciudadanos. 

Miles de camboyanos prefieren trabajar en Tailandia, donde el sueldo mínimo es de 10 dólares al día. Por el contrario, en Camboya no hay salarios establecidos. Ciertamente, cuenta con algunos de los salarios más bajos del sureste asiático. Los trabajadores de la industria textil reciben un salario mensual de 100 dólares.

La líder de la oposición Mu Sochua comentó en su blog que la crisis actual muestra el fracaso de las políticas económicas del gobierno:

The inhumane deportation of close to 200,000′Cambodian workers from Thailand, in the past few days shows the true picture of the so called economic growth in Cambodia and the failure of poverty reduction strategy.

La deportación inhumana de cerca de 200.000 trabajadores camboyanos de Tailandia en los últimos días muestra la realidad sobre el dado en llamar crecimiento económico de Camboya y el fracaso de la estrategia de reducción de la pobreza.

Para facilitar el repentino regreso de los trabajadores de Tailandia, Camboya redujo el precio de los pasaportes para los trabajadores migrados de 124 dólares a cuatro. Además, estableció una oficina en la frontera para tramitar los documentos y ocuparse de otros problemas de los trabajadores.

En un artículo para la página web de análisis del sureste asiático New Mandala, Charmie Thame señaló que el régimen del golpe de Estado en Tailandia estaba decidido a mantener la campaña contra los trabajadores extranjeros ilegales:

Such purges are regular occurrences in Thailand, where a relatively laissez-faire approach is taken towards undocumented workers when the economy is booming, followed by crackdowns during downturns. But there are reasons to believe that this time may be different; especially as regards migrants from Myanmar. This is due to NCPO [official name of the Thai coup regime] attempts to securitise the issue and fast tracking plans for the establishment of special border economic zones.

Purgas como esta son comunes en Tailandia, donde se hace la vista gorda con los trabajadores sin papeles cuando la economía se expande, pero se endurecen las medidas durante las recesiones. Pero hay razones para creer que esta vez la situación será distinta, sobre todo en lo relativo a los inmigrantes procedentes de Birmania. Esto se debe a los intentos del NCPO (nombre oficial del régimen del golpe de Estado en Tailandia) de asegurar el asunto y acelerar los planes de rastreo para establecer fronteras económicas especiales.

El éxodo de trabajadores ha supuesto un problema tanto para Tailandia como para Camboya, pues la primera ya está experimentando escasez de trabajadores en algunos sectores industriales y la segunda no podrá ofrecer empleo a todos los trabajadores que están regresando.

Es un ejemplo concreto de cómo el golpe de Estado en Tailandia está afectando a los países vecinos, pero la crisis humanitaria de la frontera de Poipet no es simplemente un problema regional, sino que requiere de atención y ayuda internacional.

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