Un doctor recuerda sus días en prisión con los bahaíes injustamente perseguidos en Irán

The seven Baha’i leaders arrested in 2008 are, seated from left, Behrouz Tavakkoli Saeid Rezaie, and, standing, Fariba Kamalabadi, Vahid Tizfahm, Jamaloddin Khanjani, Afif Naeimi, and Mahvash Sabet. The photograph was taken several months before their arrest. Photo credit: Bahá'í International Community United Nations Office

Esta fotografía fue tomada varios meses antes de que los Yaran o los siete líderes bahaistas fuesen arrestados en Irán. Situados a la izquierda: Behrouz Tavakkoli, Saeid Rezaie, y de pie: Fariba Kamalabadi, Vahid Tizfahm, Jamaloddin Khanjani, Afif Naeimi, y Mahvash Sabet. Crédito por la foto:  Bahá'í International Community United Nations Office

Este artículo invitado fue escrito por el Dr. Kamiar Alaei [en] para conmemorar el sexto aniversario del encarcelamiento de los siete líderes [en] del grupo «Yaran» del bahaísmo, una minoría perseguida en Irán, Los Yaran – cinco hombres y dos mujeres – están cumpliendo 20 años de prisión, la sentencia más larga de cualquier preso de conciencia en Irán. El autor de este artículo y su hermano el Dr. Arash Alaei fueron encarcelados en 2008 mientras estaban realizando programas públicos sobre el VIH/SIDA. Los hermanos compartieron celda con los hombres del Yaran mientras estaban tras las rejas.

Tengo mucho en común con estos líderes de la comunidad bahaista de Irán, quienes en mayo del 2014 cumplieron seis años en prisión. Como ellos, fui injustamente encarcelado, fui mantenido en confinamiento solitario sin cargo alguno. Como ellos, fui privado de un juicio justo. Incluso compartí celda con miembros masculinos de este grupo en prisión. Pero eventualmente fui liberado y se me permitió salir en libertad, mientras ellos están enfrentando otros 14 años tras las rejas.

Mi hermano Arash y yo somos médicos. Hace varios años, empezamos a realizar programas de salud pública para ayudar a pacientes de VIH/SIDA, usuarios de drogas y otra población vulnerable en Irán. Estos programas fueron gradualmente aprobados y financiados por el Ministerio de Salud, pero, luego de cambios políticos, en 2008, sin razón alguna, fuimos arrestados y detenidos como resultado de nuestro trabajo. Yo fui atrapado un día después que Arash, y él ni siquiera sabía que yo fui arrestado hasta 2009, cuando fuimos a «juicio». Este fue un breve episodio, que duró solo pocas horas. Al final de este, fui sentenciado a tres años y Arash a seis por nuestro trabajo de salud pública, con el cargo oficial de «Comunicación con un gobierno enemigo.»

Arash y yo fuimos luego separados por varios meses, tiempo durante el cual nos hicimos compañeros de celda con hombres del grupo «Yaran-I-Iran» o Amigos de Irán, los siete miembros del grupo de liderazgo ad-hoc de la comunidad bahaista de Irán. La comunidad bahaista es una minoría religiosa, una comunidad que ha sido fuertemente perseguida desde la revolución de 1979, y los Yaran resultaron ser las víctimas más recientes de esta persecución. Como nosotros, ellos fueron arrestados y detenidos en 2008, y, cuando conocimos a los cinco hombres, ellos acababan de terminar sus cuatro meses en confinamiento solitario, sin ningún contacto con sus familias.

Sé cuan aplastante puede ser el confinamiento solitario. También estuve en solitario durante los primeros 63 días de encarcelamiento, y se sintió como una especie de muerte. Me encontré a mi mismo rezando, recitando poemas que había aprendido de pequeño y recordando las veces que había ayudado a mis pacientes. Esos recuerdos fueron como un salvavidas que levantó mi espíritu, incluso dentro de aquella pequeña celda. Al conocer a los bahaistas, me dí cuenta que ellos también encontraron sus maneras de mantener fuertes sus espíritus durante su tiempo en solitario, a la vez que no tenían amargura y siempre estaban buscando ayudar a aquellos que los rodeaban, a pesar de las dificultades y las circunstancias inhumanas en las que estaban.

Durante nuestro tiempo con ellos en Evin compartí celda con Behrouz Tavakkoli, Jamoloddin Khanjani y Afif Naeimi, y Arash compartió una celda con Saeid Rezaie y Vahid Tizfahm. Llegamos a conocerlos como unas de las más decentes, amables y honorables personas que jamás hayamos conocido. Como el resto de los 300 mil iraníes de la comunidad bahaista, ellos eran apegados a la ley, no violentos, no políticos, son personas que buscan servir a sus comunidades y a su país. Sabíamos que, como nosotros, ellos habían sido injustamente encarcelados y teníamos esperanza de que fuesen liberados pronto.

Desafortunadamente en 2010, los Yaran fueron sentenciados a 20 años de prisión por cargos que incluían «espionaje» y «corrupción sobre la tierra.» Por supuesto, son inocentes de dichos cargos y fueron condenados solo por el prejuicio religioso de algunos oficiales, pero sus sentencias de 20 años – de entre las más largas sentencias de cualquier preso de conciencia en Irán – fueron confirmadas en la apelación.

Poco después, los hombres de Yaran fueron transferidos a la prisión Rajai Shahr en Gohardasht, Irán. Esa fue la última vez que los vimos, mientras yo fui liberado unos meses después, Arash fue liberado en 2011. Desde entonces hemos estado viviendo seguros en los Estados Unidos, pero nuestros amigos bahaistas siguen en prisión.

Arash y yo pensamos en los líderes bahaistas a menudo. Se que están manteniendo su fe y continúan buscando maneras de estar al servicio de sus compañeros prisioneros. Definitivamente espero que no nos hayan olvidado. Cuando Arash y yo estuvimos en prisión, aprendiendo que la gente alrededor de mundo nos estaba recordando y abogaban por nuestra libertad, eso levantó nuestros espíritus y nos mantuvo luchando. Déjennos hacer lo mismo por los bahaistas. Hoy, permitánnos recordar a los líderes de la comunidad bahaí de Irán y continuar trabajando por el día en que todos los presos de conciencia en Irán sean libres.

El bahaí es la minoría religiosa no islámica más grande de Irán, actualmente enfrenta una severa persecución en ese país. De acuerdo con la Comunidad Bahaí Internacional [en], el gobierno lideró ataques hacia los 300 mil bahaíes de Irán, que se intensificaron en la última década. Desde 2005, más de 710 bahaíes han sido arrestados y el número de bahaíes en prisión se ha incrementado a 136. Los ataques hacia los bahaíes y sus propiedades permanecen sin castigo, creando una sensación de impunidad [en] hacia los atacantes. Fundada en Irán en 1844, la fe bahaí es la religión monoteísta más joven [en] del mundo, con más de cinco millones de seguidores en 236 países y territorios.

1 comentario

  • Desde sus inicios en 1844, la Fe bahá’í ha sufrido una persecución prácticamente ininterrumpida a cargo de las autoridades religiosas y políticas de su país de orígen: Irán.
    Encarcelamientos, torturas, destrucción y profanación de cementerios, denegación de acceso a la educación superior y a los medios de subsistencia constituyen solo ejemplos de lo que actualmente sufren los bahá’ís iraníes como parte de una campaña organizada para erradicar a esta pacífica comunidad –cuyas enseñanzas defienden, entre otros aspectos, la unidad de todos los seres humanos, la abolición de toda clase de prejuicios, la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres y la obediencia a las leyes del país donde sus adherentes residan– como entidad religiosa en el país.
    Ya el mismo Fundador de la fe bahái, Baháulláh. (La Gloria de Dios, prometido de todas la religiones, 1817-1892, cuya fe gira entorno a la unidad, unidad de Dios, unidad en diversidad de la humanidad y unidad de las religiones, fue preso en irán, y desterrado sufriendo prisión por más de 40 años, hasta el final de sus dias en isrrael cumpliendose asi las profecias de la biblia.
    En 1890 el famoso orientalista británico Edward G. Browne fue recibido por Bahá’u’lláh desterrado de irán y preso en Bahjí. Fue el único occidental del que se tenga constancia que haya tenido un encuentro con Bahá’u’lláh. He aquí algunas de sus impresiones:
    «El rostro de aquel a quien contemplé, nunca lo podré olvidar y, no obstante, no puedo describirlo. Esos ojos penetrantes parecían leer en mi propia alma. En su amplia frente había poder y autoridad. ( .. ) !No era necesario preguntar en presencia de quién me encontraba al inclinarme ante quien es objeto de una devoción y un amor que los reyes envidian y por el que los emperadores suspiran en vano!
    “Una voz digna y suave me pidió que me sentara, y continuó: «¡Alabado sea Dios porque has llegado hasta Mí!… Has venido a ver a un prisionero y un desterrado… Nosotros sólo deseamos el bien del mundo y la felicidad de las naciones; sin embargo, nos consideran causantes de sedición y de rivalidades, merecedores de la prisión y del destierro… Que todas las naciones tengan una fe común y todos los hombres sean hermanos; que se fortalezcan los lazos de afecto y unidad entre los hijos de los hombres; que desaparezca la diversidad de religiones y se anulen las diferencias de raza. ¿Qué mal hay en esto?… Pero esto se cumplirá; esas luchas sin objeto, esas guerras desastrosas desaparecerán y la «Más Grande Paz» reinará… Ustedes, en Europa, ¿no necesitan también de esto? ¿No fue esto mismo lo que anunció Cristo?… Sin embargo, vemos a vuestros reyes y gobernantes disipando sus tesoros más en medios de destrucción de la raza humana que en aquello que proporcionaría felicidad a la humanidad… Estas luchas, este derramamiento de sangre y esta discordia cesarán y todos los hombres serán como miembros de una sola familia… Que ningún hombre se gloríe de que ama a su patria; que más bien se gloríe de que ama a sus semejantes…»”

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