La guerra espacial rusa ahora es en el suelo

Dmitry Rogozin is orbiting the Earth in lieu of a GPS satellite. An artist's depiction. Images remixed by Andrey Tselikov.

Dmitry Rogozin en órbita sobre la Tierra en reemplazo del satélite de GPS. Representación del artista. Imágenes remezcladas por Andrey Tselikov.

Dmitry Rogozin, el chico malo con cara de luna de la política, quien está a cargo del complejo industrial militar ruso, generó olas esta semana cuando anunció [ru] que a partir del 1 de junio de 2014 Rusia cerraría las «estaciones de GPS» en su territorio, a menos que los EE.UU. alojaran de manera recíproca estaciones similares de GLOSNASS (análogo ruso del GPS) en los EE.UU. La noticia llegó a Twitter, donde la historia tomó vida propia — principalmente porque las frases efectistas distribuidas por las redes sociales no conducen a análisis profundos. 

Aunque las estaciones a las que Rogozin hacía referencia aparentemente se usan para «calibrar» la señal y la medida no va a significar en verdad el cierre de los servicios de GPS en Rusia, los microblogueros rusos presumen que eso es precisamente lo que podría suceder. La incredulidad pública ha alcanzado un nivel que obligó a Rogozin a aclarar [ru] en Twitter que el cierre «no va a afectar la calidad» de la señal de GPS.

Rogozin es conocido por usar Twitter como plataforma para declaraciones escandalosas; el 2 de mayo tuiteó [ru] con pompa que cambiaría todos sus puestos oficiales en el gobierno por el privilegio de estar «en las trincheras» con los separatistas de Slavyansk en Ucrania. Esto provocó las mejores bromas en relación al escándalo del GPS:

Dmitry Rogozin anunció que el GPS es inútil – cada vez que intentó llegar a las trincheras en Slavyansk, el GPS lo llevó a una villa en la Toscana.

Aunque la calidad de la señal posiblemente no cambie demasiado, se vería medianamente degradada con el cierre. Algunos blogueros recordaron otras formas en las que Rusia parece autocastigarse como manera de protesta contra las acciones de Occidente. Max Katz (una figura que causa polarización por derecho propio) comparó la decisión con la «Ley de Huerfános», que prohibió a los norteamericanos adoptar niños rusos como respuesta a las sanciones previstas en la ley Magnitsky contra los burócratas rusos:

¿En respuesta a las sanciones el gobierno decide apagar el GPS a los rusos? Me parece que ese es el peor escenario posible. Al menos esta vez no se metieron con los huérfanos

La cuenta de Twitter de Alexey Navalny, que es administrada supuestamente por su esposa mientras él está bajo arresto domiciliario, resumió el sentimiento:

Bueno, básicamente la broma «si haces tal cosa bombardearemos nuestras propias ciudades» se acerca bastante a la verdad. Apagaremos nuestro propio GPS.

Aunque el GPS está a salvo, por ahora, el incidente es una muestra de la clase de resignada falta de confianza que algunos rusos sienten hacia el gobierno.

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