La responsabilidad de los comunicadores científicos

A propósito de la nueva serie Cosmos, Víctor R. Ruíz reflexiona sobre cómo la búsqueda de conocimiento científico se convierte en una cuestión de responsabilidad social, y el papel de los científicos en la esfera pública:

tanto antes como entonces, las empresas privadas y los gobiernos tienen agendas que no siempre coinciden con el interés general. Las empresas petroleras continúan teniendo en su nómina a científicos dispuestos a sembrar dudas. Los países continúan financiando el desarrollo de armamento de alta tecnología. Y en ocasiones, las fronteras entre los intereses privados y públicos ni siquiera están claros. Tal y como explicaba en mi charla de Naukas Bilbao el año pasado, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) contrata a un tercio de todos los matemáticos del mundo. Los documentos revelados por Edward Snowden indican que han implementado, y hasta subvertido, tecnologías para espiar Internet a una escala global, y no tanto para la lucha antiterrorista, como para el espionaje comercial.

Víctor concluye desde su punto de vista de divulgador científico:

El cliché de científico loco puede parecer eso, un mito, pero las bombas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki no fueron creadas por malvados militares. No podemos mirar hacia otro lado pretendiendo que no son científicos e ingenieros los que desarrollan tecnologías que luego se usan para espiar a miles de millones de ciudadanos o acabar con civiles mediante control remoto. Hoy como ayer, es nuestro deber hablar tanto de la pasión por el conocimiento, como criticar la colaboración de científicos en proyectos que ponen en riesgo nuestra sociedad.

El post reseñado participó del primer #LunesDeBlogsGV el 5 de mayo del 2014.

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