«Trae la botella»: Jóvenes activistas tras las rejas en Azerbaiyán

Political demonstration in Azerbaijan. Photo by Jahangir Yusif, used with permission.

«¡Libertad para presos políticos!» Manifestación política en Azerbaiyán. Foto de Jahangir Yusif, usada con autorización.

Cuando Máximo Gorky escribió acerca de trabajadores revolucionarios en su novela “La madre” de 1906, poco sabía que un siglo después levantamientos sociales y revoluciones seguirían afectando e influyendo en la vida de las personas alrededor del mundo.

No hubiera podido imaginar que en diciembre de 2013 en Azerbaiyán, un joven leería «La madre» en su celda de prisión y, entristecido por las difíciles circunstancias pero lleno de orgullo de tener una madre heroica, se inspiraría para escribirle una carta a su propia madre.

El nombre del joven es Zaur Gurbanli. Es uno de los ocho miembros de un movimiento juvenil azerbaiyano llamado N!DA, cuyos procedimientos judiciales presencié en Bakú el 15 de abril de 2014. Junto con sus siete colegas, Zaur fue acusado de incitación a la violencia, posesión ilegal de drogas, posesión ilegal de explosivos y vandalismo. Hacia fines de abril de 2014, Zaur y sus compañeros probablemente sean acusados de una serie adicional de delitos graves, ninguno de los cuales estos jóvenes han cometido. El Fiscal General ha pedido una sentencia de ocho años en prisión para cada uno de los jóvenes.

El pasado diciembre, Zaur escribió [az] a su madre, Sakina:

Hola (carita feliz). He leído la novela de Gorky “La madre”. En el libro, la madre sabe la verdad sobre su hijo, igual que tú… Lo leí con mucha dificultad. Es como si hubiera escrito sobre todas las cosas que has tenido que pasar… ¿Sabes de qué me acordé? Hay unos dibujos animados. La madre de los niños se enferma y pide agua a sus hijos. Ninguno de los hijos le lleva agua. Entonces, la madre se convierte en un pájaro y se va volando. Y los niños vienen corriendo con el agua salpicándose. Están llorando.

Cuando era chico, tenía miedo de que tú también te convirtieras en un pájaro y salieras volando… Leí la novela de Gorky. He considerado todo lo que has hecho mientras he estado en prisión. Estoy seguro de que esta madre nunca se hartaría de sus hijos… En estos últimos ocho meses, siento como si huberas envejecido por lo menos ocho años por mi causa. Si la vida fuera de acuerdo al argumento de los dibujos animados, hace tiempo que te hubieras ido. Y yo estaría corriendo detrás de ti con baldes llenos de agua. Pero tú no te has convertido en pájaro (carita feliz)…

He heredado todo de ti. Me trajiste a este mundo dos veces (carita feliz). Es por eso que soy un hombre con mucha suerte. Es por eso que estoy orgulloso de ti. Tengo una madre digna de novelas.

Sakina, la madre de Zaur, solamente puede ver a su hijo durante las visitas en la prisión y en las audiencias judiciales. Han pasado 11 meses desde que pudo sentarse con su hijo a cenar o tener una conversación que no incluyera oficiales de policía, tribunales o esposas. La sola experiencia de pararse delante de un presidente de tribunal y navegar por el sistema de justicia de Azerbaiyán la convierte en una heroína, sin duda. En mi reciente visita a Bakú en abril, pude conocer a la heroica mamá -una mujer de mucha fuerza, ciertamente. Hasta los guardias se quedaron quietos mientras hablaba con su hijo durante la audiencia de los muchachos el 15 de abril.

Buen ejemplo: el 1 de abril, un vehículo policial que transportaba a los inculpados a la cárcel se paró frente a la entrada de la prisión, apagó el motor y uno de los oficiales arrojó una lata de gas lacrimógeno dentro del auto. Esto fue en respuesta a los pedidos de los inculpados de abrir las puertas del auto pues uno de ellos, llamado Ilkin Rustamzade, sufre de asma. El servicio de la prisión ha prometido revisar el caso, pero un relato contradictorio sostiene que los prisioneros estaban tratando de escapar [az]. El presidente del tribunal desestimó la petición de investigar el caso como un ejemplo de tortura, y sostuvo que el reclamo era infundado.

La policía azerbaiyana es conocida por malos tratos a sus cautivos. Así es como Mammad Azizov, otro de los detenidos miembro del movimiento N!DA, recuerda su interrogatorio [az]:

El investigador se confundió. Salió para hablar por teléfono. Un hombre llamado Azer me llevó a la habitación y empezó a golpearme. Llamó a alguien por teléfono y dijo «trae la botella». Un hombre llegó con una porra. Me alegró que no fuera una botella. Me golpeó en la cabeza, en diferentes partes del cuerpo. La golpiza continuó durante 15 a 20 minutos. Luego llamaron a otro hombre y me llevaron a su habitación.

Su nombre era Mamay; se dirigían a él como «jefe». Mamay siguió golpeándome con los puños y pateándome, mientras Azer me golpeaba con la porra. Me golpearon continuamente durante una hora. Dijeron que debía testificar contra Rashad [otro miembro de N!DA, también arrestado]. Dije que no lo haría. Entonces Mamay dijo que debía escoger entre ser violado por una persona o con una botella. Dije que ninguno. Descansó un poco, luego siguieron golpeándome…».

Acusaciones falseadas

Si se examinaran las acusaciones contra activistas, periodistas o defensores que están actualmente en prisión o en detención previa a un juicio, se encontraría vandalismo, evasión fiscal, abuso de sustancias, posesión ilegal de drogas y posesión ilegal de armas con intención de usar contra el gobierno [en]. Alguien que no conozca bien el país pensaría que la mayoría de los jóvenes azerbaiyanos son drogadictos que compran o trafican armas en su tiempo libre, mientras construyen bombas y mezclan químicos en sus inexistentes sótanos. Y por supuesto, todo este comportamiento ilícito es causado por esa amenaza conocida como medios sociales.

Pero no son solamente los jóvenes una amenaza para Azerbaiyán. Hay una generación mayor de alborotadores que también emprenden mucho de este comportamiento ilegal. Anar Mammadli, presidente del Centro de Supervisión de Elecciones y Estudios de Democracia ha estado en custodia previa a juicio desde diciembre de 2013, con acusaciones falsas. Se le acusa de evasión fiscal, iniciativa empresarial ilegal, abuso de cargo y más. Su organización ha participado en seguimiento de elecciones por más de una década, informando sobre fraude electoral. De ser condenado, enfrenta hasta 12 años de prisión.

Ilgar Mammadov, analista político y presidente del grupo de oposición REAL (Alternativa Republicana), fue condenado junto con Tofig Yagublu, columnista y vicepresidente del partido político opositor Musavat el 17 de marzo de 2014. Los dos fueron declarados culpables [en] de instigar a la violencia el 24 de enero de 2013, durante una visita al norteño pueblo de Ismayilli. El pueblo era lugar de disturbios contra el gobierno, en respuesta a comportamiento indecente por parte de un pariente del gobernador local. Mammadov y Yagublu habían viajado a Ismayilli para averguar más sobre la situación y fueron arrestados [en] durante su visita.

El otro lado del arcoiris

Mientras el gobierno ha emprendido una cacería de brujas, recortando las libertades de las personas, como las mencionadas líneas arriba, algunos otros azerbaiyanos disfrutan una vida sin trabas. Este grupo incluye a los funcionarios de gobierno y sus familias y parientes, cuyas vidas siguen sin ser tocadas por las realidades cotidianas, cuyos negocios florecen y que nunca son agredidos por la policía azerbaiyana.

No es ningún secreto que los servidores públicos y parlamentarios en Azerbaiyán participan en empresas, aunque la ley lo prohíbe. La corrupción es alta, y Transparencia Internacional coloca [en] a Azerbaiyán en el puesto 127 de 177 países.

Y he aquí la cereza del pastel: el 16 de mayo, Azerbaiyán asumirá la presidencia del Comité de Ministros del Consejo de Europa. Y no hay duda de que el país hará su mejor esfuerzo para promover su imagen en el exterior. No la imagen de un país que tortura a sus ciudadanos, por supuesto, sino tal vez una nación más amable que ofrece a los detenidos la opción de ser violado con una botella.

De vuelta en el tribunal, me dolía el alma de ver a estos ocho jóvenes. Estaban ahí porque las autoridades azerbaiyanas están intimidadas por la inteligencia de la juventud del país, que no merece nada del trato que está recibiendo. Ver a Zaur Gurbanli y sus compañeros sonreír e intercambiar mensajes con sus amigos y familias sin saber qué se viene para ellos y aun así parados firmemente pasando bromas, fue una imagen que sentí que el mundo entero debía ver. Pero había poca gente para presenciarlo, y menos aun los que piensen en esta imagen mientras el Consejo de Europa da la bienvenida a Azerbaiyán a la presidencia con amplias sonrisas en sus caras.

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