Contrarrestando el racismo en ‘Koreatown’, Tokio

Photo of Shin-Okubo by flickr user Metro Centric, (CC BY 2.0)

Fotografía de Shin-Okubo del usuario de flickr Metro Centric (CC BY 2.0)

Shin-Okubo [en], distrito en Tokio con alta concentración de residentes de origen étnico coreano, ha estado sufriendo en los últimos años, por las protestas anticoreanas de algunos grupos ciudadanos extremadamente racistas. A pesar de la gran popularidad entre los japoneses de la cultura pop coreana, como la música, drama y productos de belleza, un discurso de odio extremo [en] parece estar ayudando a aumentar el abismo entre dos de los aliados asiáticos más poderosos de los EE.UU.

Según ‘Norikoe Net’ [ja], un grupo que busca eliminar la incitación al odio y el racismo en Japón, se encontraron alrededor de 360 demostraciones de incitación al odio [ja] en 2013, tanto en línea como offline. Desde que comenzaran su investigación en febrero de 2014, se han encontrado 53 grafitis de odio en las calles de Shin-Okubo. Otro grupo de voluntarios [ja] preveía tomar acciones colectivas el 2 de marzo 2014 para borrar los odiosos grafitis usando 20 borradores [ja] proporcionados por una estación de policía local.

Map of hate speech scribbling found in Shin-Okubo area in Tokyo. Screenshot from Google Map created by anti-racism group Norikoe Net.

Mapa de los grafitis de odio encontrados en el área de Shin-Okubo en Tokio. La imagen muestra la escritura descuidada que dice «Coreanos váyanse a casa» con un insulto racial. Captura de pantalla del Google Map creado por Norikoe Net.

Después de ver las fotos de los grafitis racistas, Neige, usuario de Twitter @Neige_dayo [ja], escribió:

No soy un experto, pero en todos la letra parece de la misma persona.

La corriente de protestas anticoreanas en Shin-Okubo ha desencadenado un retroceso del discurso racista a raíz de las protestas de los defensores coreanos enarbolando lemas como: «vamos a ser amigos» [en] o «debería darles vergüenza, racistas». Varios grupos y ciudadanos [en] se han unido a las protestas anticoreanas para enviar mensajes positivos. No obstante, en algunos casos el resultado ha sido varios arrestos luego de que la policía intentara evitar alguna pelea entre ambos lados.

En octubre de 2013, en respuesta a una demanda presentada por Kyoto Chosen Gakuen (operador de escuelas coreanas favorables a Pyongyang en el barrio de Fushimi Kioto), un tribunal local de Kyoto se pronunció en contra [en] del grupo anticoreano «Zaitokukai» alegando que las palabras que se gritaron por los megáfonos de unos camiones cerca de una escuela primaria favorable a Pyongyang eran «extremadamente insultantes y discriminatorias».

Sin embargo, no hay ninguna medida legal contra la incitación al odio en Japón. La Constitución Japonesa garantiza la libertad de expresión, de asociación y de pensamiento, lo que deja espacio para que los manifestantes anticoreanos organicen protestas. Además, no existe ninguna ley que prohíba los grafitis, aunque por dibujar en la propiedad de otras personas el infractor puede ser arrestado por ofensas criminales menores o por vandalismo. En algunos casos, se trata como un crimen de daño a un edificio.

Japón aceptó la convención de las Naciones Unidas de eliminar la discriminación racial en 1995, pero no se han implementado medidas legislativas. El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas (CERD) [en] ha mostrado su preocupación por la situación de los derechos humanos en Japón, tales como la incitación al odio o la propaganda racista por internet, la falta de información sobre los medios de comunicación y la falta de legislación para dar pleno efecto a las disposiciones contra la discriminación.

Los manifestantes anticoreanos son tratados en los medios en inglés con varios calificativos como «patriotas japoneses», «orientados hacia la derecha» o «conservadores», pero son diferentes [en] de los derechistas japoneses convencionales de posguerra o de los patriotas con estética política de derecha. En una entrevista en vivo [ja] con un importante usuario ‘netouyo’, «Yogen», Kouichi Yasuda, periodista que investiga a los “netouyo”, término general para los usuarios japoneses hipernacionalistas de la web, expone que los ‘netouyo’ tienen la tendencia de reforzar su patriotismo solo lanzando insultos raciales contra las personas de etnia coreana en Japón y en el extranjero o a cualquiera que les disguste, etiquetándolos así, bajo el supuesto equivocado de que los coreanos tienen privilegios extraordinarios -que muchos viven en Japón del sistema de la ayuda social o que controlan la televisión japonesa- un mito que es con frecuencia perpetuado por trolls en internet.

El primer ministro Abe, cuya agenda histórica es algunas veces percibida como de derecha por los medios de comunicación fuera de Japón, ha comentado [en] sobre el discurso de odio el año pasado llamando las manifestaciones anticoreanas “extremadamente desafortunadas” y dice que los verdaderos japoneses “deben ser bien educados, generosos y humildes”.

‘Norikoe Net’ que significa en japonés «Red internacional para superar la incitación al odio y el racismo» escribe sobre la condición del discurso racista en Japón en su mensaje fundacional [ja];

El discurso de odio se usa no solo para atacar a los residentes coreanos en Japón, que son el blanco inmediato, sino también para representar a las mujeres que lo son de manera hostil y atacar a las minorías sociales tales como los Ryukyuan o Lewchewan, los residentes de “excomunidades discriminadas”, niños nacidos fuera del matrimonio, las personas con capacidades diferentes, etc. Hay una coincidencia significativa entre estos grupos que son objeto de ataques con discursos de odio y aquellos cuyos derechos personales han sido violados o ignorados en el sistema japonés de posguerra. En este sentido, el discurso de odio en Japón puede ser visto en sí mismo como una forma de discriminación que ha sido políticamente creada por el sistema de posguerra.

El grupo, cocreado por un activista de etnia coreana, unió sus fuerzas con un académico japonés, un abogado y otros prominentes individuos como Chizuko Ueno, uno de los mas influyentes feministas japoneses e incluso el activista de derecha Kunio Suzuki para hacer frente colectivamente al racismo y al discurso de odio apoyando la promulgación de una legislación contra la discriminación [ja].

Tomone Komiya, un sociólogo que tradujo ¿La libertad de ser racista? [en] de Erik Bleich, escribe [ja] que Japón necesita más materiales para aprender sobre el discurso de odio y sus restricciones legales en el extranjero a fin de comenzar la discusión de cómo contrarrestar el odio antes de aceptarlo apresuradamente en política:

いずれにしても、日本の文脈の中でどうすべきかを議論し、決めてゆく責任が、この社会のメンバーである私たちにはあります。決して一朝一夕に考えることはできないその問いについて考えるための最初の入口を、この本は提供してくれるのではないかと思います。

De cualquier manera, nosotros los miembros de la sociedad tenemos la responsabilidad de discutir y decidir qué hacer [sobre el discurso de odio] en el contexto de Japón. Los argumentos en el libro entregan las herramientas para dar el primer paso en esta tarea, que jamás podrá hacerse en un día.

Este post fue editado en inglés por Aparna Ray.

María Angélica Marín colaboró con la traducción al castellano de este post.

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