El purgatorio periodístico de Europa Oriental

'The rose and the newspaper'

‘La rosa y el periódico’ de Borislav Dimitrov en Flickr (CC BY-NC-SA 2.0)

Nos dijeron que el fin de los regímenes totalitarios llevaría a una prensa libre, pero los medios de Europa Central y del Este son menos libres ahora de lo que fueron en cualquier momento de los últimos 20 años.

Los gobiernos de la región, acostumbrados durante mucho tiempo a tener un control absoluto del contenido de los medios, han estado reiterando su autoridad. Tácticas intimidatorias, amenazas, reformas a la ley, arrestos, destrucción de equipos y propiedad de los medios y golpizas se han documentado por toda la región con cada vez más frecuencia.

Mientras escribo este artículo, confiaba en que podía arrojar una luz a los peores ejemplos de represión de los medios en Europa del Este, pues siguo el asunto a diario y vivo en Serbia. Pero cuando empecé a mirar un devastador caso tras otro, empecé a ver una imagen mayor que juntos señalan un sistema de medios gravemente afectado.

Para empezar a entender, debemos aclarar la imagen que el típico lector global tiene de la historia del siglo XX de Europa Central y del Este. Los países en la región con la mayor cantidad de amenazas a la libertad de prensa, independientemente de si son o no miembros estados de la Unión Europea, tienen tasas de desempleo de dos dígitos y una enorme brecha en la desigualdad de ingresos. Un porcentaje muy pequeño de ciudadanos extremadamente prósperos está conectado frecuentemente con el gobierno, mientras la gran mayoría de ciudadanos con las justas llega a fin de mes. La fuerte y estable clase media que muchos países socialistas de Europa Central mantuvieron durante cerca de 50 años se ha visto virtualmente aniquilada.

Los factores sociales y económicos ponen los fundamentos para el entorno de los medios, porque los medios de vida dependen de las decisiones de los funcionarios de sus gobiernos locales y nacionales. Esto lleva a que la mayoría de europeos centrales y del Este presten mucha atención a la política local. Las sociedades que siguen a sus gobiernos tan ávidamente deberían tener redes de periodismo de investigación muy activas. Una gran cantidad de factores juegan en contra de que esto ocurra en la práctica.

Sigue el dinero

A quienes integran los medios se les paga muy poco por su trabajo, a menudo como trabajadores a tiempo parcial o como personal externo, en tanto que los presupuestos para los reportajes son mínimos. El periodismo de investigación casi no existe en este ambiente económico. Las bajas remuneraciones también abren las puertas al soborno de periodistas y editores, al pago en efecto por la publicación de artículos y por presionar o ignorar historias con intereses no periodísticos.

Varios países del Este de Europa han empezado a reprimir al periodismo de investigación de manera significativa. Macedonia, por ejemplo, condenó al periodista de investigación Tomislav Kezarovski en octubre de 2013 y encarceló al teórico de la conspiración y periodista Zoran Bozinovski menos de un mes después. Aunque la amplia mayoría de la prensa de Macedonia es privada, el gobierno fue uno de los 50 mayores anunciantes en los medios en 2012, con lo que se aseguró una enorme influencia en medios estatales y privados, dicen los periodistas macedonios Tamara Causidis y Dragan Sekulovski en un artículo que escribieron como invitados [en] para Index on Censorship.

Los medios de comunicación en todos estos países dependen en su mayoría de ingresos por publicidad para mantenerse a flote. El dinero del negocio por lo general está conectado con la política y figuras políticas. La consecuencia es autocensura. Los periodistas de Europa del Este que escriben críticamente de quienes están en el poder corren el riesgo de ofender a los que controlan el dinero de la publicidad, con lo que arriesgan su medio de vida y, a veces, su seguridad física.

En Albania, que en 2013 ocupó el puesto 102 de 173 países en el «Índice de Libertad de Prensa» de Reporteros sin Fronteras, el mercado de medios es tan pobre y está tan abarrotado que es difícil de sostener, dice Besar Likmeta en un artículo en Balkan Insight [en]. «La mayoría de los medios albaneses dependen de grandes empresas anunciantes como su principal fuente de ingreso, y los correos electrónicos internos muestran que pueden fácilmente distorsionar la política editorial», dice Likmeta.

La situación es similar en la mayoría de países de la región. La autocensura se ve avivada también a través de llamadas no oficiales de las personas que están en el poder, lo que pone fin a las historias antes de que lleguen a ser publicadas. Periodistas y editores que publican de todas maneras se arriesgan a tener demandas, amenazas, acoso y hasta violencia.

Dunja Mijatovic, representante de libertad de prensa de Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, a menudo expresa preocupación [en] con respecto al aumento de regulación de los medios. En Hungría le advirtieron de sentencias de cárcel desproporcionadamente altas por videos difamatorios y grabaciones con sonido, y le dijeron que es fácil usar esas leyes para silenciar a los críticos o a quienes piensan diferente. El año pasado en Rumania, recurrió al gobierno rumano para que no «volviera a penalizar la libertad de expresión» [en] diciendo que podría tener un efecto deslalentador en el periodismo de investigación a través del miedo y la autocensura.

En Ucrania, antes de las actuales protestas Euromaidan, muchos ya habían llamado la atención sobre la falta de libertad de medios, que solamente ha empeorado [en] desde entonces. El académico de Ucrania, Andrew Wilson, escribió [en] en openDemocracy en octubre de 2013, apenas semanas antes del comienzo de las protestas contra el gobierno:

Ahora es la libertad de los medios la que está bajo ataque. El mayor canal de televisión de Ucrania, ‘Inter’, seguía mostrando señales de independencia alrededor de octubre. Sin embargo, en febrero ya había sido tomado por el Jefe de la Administración Presidencial, y un oligarca destacado.[…]

El siguiente es el sitio web más famoso de Ucrania, Ukrainska Pravda (Verdad ucraniana) […] Su editor fundador, Georgy Gongadze, era una espina en el costado de las autoridades de entonces. Desapareció en septiembre de 2000, y dos meses después fue hallado cruelmente asesinado.

Hay docenas de otros ejemplos de conflicto de interés, intimidación, soborno y corrupción en Europa del Este y Central. El entorno de los medios de la región se encuentra en el purgatorio.

Menos seguridad en línea

Las tasas de penetración de internet en los países de Europa Central y del Este son altas y sus ciudadanos tienen el hábito histórico de recurrir a fuentes alternas de información, debido al carácter cerrado de los medios oficiales en los regímenes comunista y socialista del siglo XX. Los medios ciudadanos y las redes sociales fueron vistos por mucho tiempo como una manera de salir de este callejón sin salida, para algunos tal vez hasta una “zona segura” para la libertad de expresión, debido a la falta de seguimiento de sus respectivos gobiernos.

Empero, esto ha cambiado drásticamente ahora. Los gobiernos de Ucrania, Serbia, Albania, Bulgaria y Hungría ven ahora la influencia que los medios ciudadanos y las redes sociales pueden tener en la reputación de los políticos y en las elecciones. Han respondido con seguimiento cercano e intentos de controlar lo que los usuarios publican y dicen. Sin mucho éxito, por supuesto, pero el resultado es presión directa en la libertad de expresión del ciudadano común y corriente y aumento de presión en los medios.

En Serbia, por ejemplo, los comentarios en línea y la información se pasaba bastante libremente entre usuarios a fines de los años 90 durante la era de Milosevic, cuyo régimen no parecía ver internet como una gran amenaza y por lo tanto casi no supervisaba a los ciudadanos en espacios públicos en línea. Hoy, los sitios web personales y los perfiles en redes sociales estan bajo ataque directo en Serbia por difundir un video satírico del viceprimer ministro y material similar.

Las noticias políticas y económicas significativas en la mayoría de los países de Europa Central y del Este se difunden ahora mayormente por redes humanas y de boca en boca, y a menudo son remodeladas como rumores. Los periodistas retienen importantes noticias en su cabeza, o en notas sueltas en sus cajones, incapaces de investigar, mucho menos de entregarlas a sus editores para publicarlas. Los ciudadanos, aun cuando tengan un lugar donde podrían expresar sus opiniones, ahora a menudo eligen no hacerlo. Estos países y su medios han llegado visiblemente a un punto muerto informativo.

Pero cuanto más duro es el control de los políticos en los medios, mayor es la rabia de la gente. Los medios no pueden o no quieren luchar por la libertad periodística, una condición que se repite en el desarrollo de la democracia en la región. Ahora, en los países cuyos gobiernos han reprimido la libertad de expresión de sus ciudadanos en internet, la gente está empezando a levantarse contra los que están en el poder, y les reprochan su corrupción e incompetencia.

Después de Bulgaria, Ucrania y otros, Bosnia-Herzegovina es el último país de la región en ver protestas masivas en las calles y en línea. El 11 de febrero de 2014, en medios de las protestas en Tuzla y Sarajevo, la Corte Cantonal de Sarajevo ordenó “incautación temporal” [en] de toda la propiedad de los medios que documente las protestas en Sarajevo. Decisiones como esta para silenciar a los medios solamente avivan el pedido de los ciudadanos de acceso a la información y libertad de expresión. Cuando se cruzan todos los límtes, el cambio está destinado a llegar.

Danica Radisic es la editora de Global Voices de Europa Central y del Este. Es consultora corporativa, escritora, bloguera, poeta y hablante nativa de serbio, inglés y portugués. Es natural de Serbia, nació y creció en la Península Ibérica, y pasó tiempo en Oriente Medio y Estados Unidos. Tiene dos hijos y es presidente ejecutiva de Krazy Fish Consulting.

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