Érase una vez un pueblo pesquero llamado Hong Kong

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«Érase una vez un pueblo pesquero llamado Hong Kong» [en] es la típica respuesta que uno recibe si pregunta acerca de la historia de Hong Kong. Sin embargo, la ciudad es aún el hogar de unos cuantos pescadores que han sido testigos del encogimiento del mar en los alrededores de Hong Kong en la últimas décadas, resultado del empuje oficial para expandir la ciudad a través de la reclamación de tierras o la creación de nuevos terrenos en áreas ocupadas por cuerpos de agua.

La revista en línea Urban Diary, de Hong Kong, publicó recientemente un reportaje de historia oral llamado El Discurso de los Pescadores [en] que presenta una reflexión sobre el desarrollo de Hong Kong desde la perspectiva de dos pescadores locales. El proyecto de historia oral de Urban Diary incluye un video corto dirigido por Fredie Chan, un realizador de documentales independiente:

Chloe Lai, coordinadora del proyecto, presenta a dos pescadores en el preámbulo del reportaje:

Big Lai y Yiu Gor han sido pescadores por más de medio siglo y sus familias han pescado en Hong Kong durante al menos las últimas tres generaciones. Estos dos hombres han sido testigos y sufren de los efectos colaterales sobre la comunidad pesquera [que] el desarrollo, sediento de tierras, ha provocado.

He aprendido de ellos que el principal culpable tras la rápida disminución de las poblaciones de peces es la reclamación de tierras.

60 year-old Big Lai still catches fish everyday. Urban Diary. Permission to use.

Big Lai, de sesenta años de edad, aún pesca todos los días. Urban Diary. Usada con autorización.

Big Lai, de sesenta años de edad, nació en una familia de pescadores y pesca desde que aprendió a caminar. Nunca fue a la escuela, pero tiene mucho que contar de sus experiencias de vida. En la entrevista con Urban Diary, se lamenta:

Hong Kong era un pueblo de pescadores. Parece ser que el gobierno se ha olvidado de nuestras raíces. Ninguna de sus políticas beneficia a la industria pesquera; de hecho, nos están matando. La obsesión con la reclamación de tierras es particularmente dañina para la ecología marina. La vida es dura para los pescadores y las recompensas son pocas. Los pescadores más jóvenes tienen cuarenta y tantos años; no tenemos sangre nueva. Cuando mi generación se jubile ya no habrá más pescadores.

El precio de la vivienda en Hong Kong es el más caro del mundo como resultado de las grandes sumas de dinero inyectadas al mercado inmobiliario desde China continental. Ya que el gobierno considera la burbuja inmobiliaria [en] de la ciudad como un problema de disponibilidad de tierras, y no de ineficiencia del mercado y distribución desigual de los recursos, el Departamento de Tierras ha determinado 25 sitios potenciales [en] de reclamación de tierras en Hong Kong en 2012. Si la propuesta se aprueba, el mar estará muerto. Big Lai explica el impacto ecológico de la reclamación de tierras:

[…] la reclamación de tierras crea diques verticales, por lo que se eliminan las bahías. Los peces juveniles y otras criaturas marinas necesitan el ambiente seguro y tranquilo de las bahías para crecer. Las bahías son indispensables para la sostenibilidad de los hábitats marinos.

En realidad, ya habido más que suficiente destrucción ambiental desde la década de los 90, como lo señala Chloe Lai en la entrevista:

Solo el proyecto de reclamación de tierras para el aeropuerto en Chek Lap Kok ha costado más de 18 km de litoral natural en la década de los 90. Poco tiempo después, el proyecto Hong Kong Disneyland ganó al mar otros 2,8 km² de terrenos en la costa de Lantau. Big Lai ya no va de pesca a Lantau.

Land Reclamation in Hong Kong. Photo from Urban Diary. Permission to use.

Reclamación de tierras en Hong Kong. Foto de Urban Diary. Usada con autorización.

A diferencia de Big Lai, que aún pesca a diario, Yiu Gor abandonó la profesión de pescador a la edad de 18 años y se volvió marinero, y después capitán, hasta su jubilación hace diez años. No obstante, nunca ha dejado la pesca para consumo personal. Gor es testigo del declive de la comunidad pesquera en Hong Kong:

El refugio antitifones de la bahía Causeway era una comunidad autónoma. «Uno podía comprar tallarines fritos, congee, vegetales y serpientes en el refugio antitifones. No toda la gente se ganaba la vida de la pesca. La familia de mi esposa vendía agua en grandes tinas de plástico a los otros pescadores. Había restaurantes flotantes donde los habitantes de los botes celebraban sus banquetes de bodas. Lo único que faltaba era la ropa, así que debíamos ir a tierra firme para comprar ropa nueva. Algunas personas se ganaban la vida vendiendo comestibles a los grandes barcos de paso por Hong Kong. Navegaban mar adentro y vendían alimentos y aparatos eléctricos a los marineros».

Yiu Gor still spends most of his time at Causeway Bay Typhoon Shelter. Urban Diary. Permission to use.

Yiu Gor aún pasa la mayor parte del tiempo en el refugio antitifones de la bahía Causeway. Urban Diary. Usada con autorización.

El gobierno de Hong Kong ha alentado a los pescadores a vivir en tierra firme, y no en los botes, desde la década de los 70, y el refugio antitifones de la bahía Causeway se ha transformado poco a poco en un estacionamiento para yates. Pero algunos pescadores, como Yiu Gor, quieren permanecer cerca del mar:

Si bien el gobierno asignó, a principios de los 90, una unidad de alquiler social a Yiu Gor y su familia en la urbanización Yiu Tung en Shau Kei Wan, él aún pasa la mayor parte del tiempo en su bote de descanso de 5 metros de largo (uno de los 11 botes propiedad de él y su esposa) en el refugio antitifones de la bahía Causeway. Así lo explica: «Me gusta vivir en el mar. Tengo amigos en el refugio antitifones, el aire es más fresco y puro; en tierra firme no puedo respirar».

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