Multiples renuncias en la Asociación de Medios de Trinidad y Tobago

Los internautas que venían siguiendo el desarrollo de la controversia en la redacción de The Guardian se encontraban a la expectativa de la nueva información que la Asociación de Medios de Trinidad y Tobago [en] había prometido revelar en una conferencia de prensa. En su lugar, la gran novedad fue la renuncia de varios periodistas [en] (se destaca la de la Jefa de Redacción del Guardian, Judy Raymond [en]) a la asociación de medios.

En la edición del periodico del día de hoy, ella explicó [en]:

En 2005 renuncie al puesto de editora del Guardian de TyT por una cuestión de principios… y contaba con la seguridad de que estaba haciendo lo correcto. Durante el transcurso de la última semana, pase varios días considerando el salir del Guardian nuevamente. Sin embargo en ningún momento tuve la seguridad de que irme fuera la decisión correcta.  Previo a regresar al Guardian en marzo, mantuve conversaciónes durante 2 años con el director general, Gabriel Faria, y otros ejecutivos, acerca de la posibilidad de que yo volviera.

Cuando eventualmente decidi aceptar la oferta del periodico para que dirigiera el departamento editorial, me sentía segura de que las cosas serían diferentes. Esta vez la empresa reconocía que se necesitaba un cambio y que la calidad del periodico debía mejorar en diferentes aspectos. Durante los últimos 15 meses recibí el apoyo de nuestro DG y de la junta en la creación de un muy buen equipo, en el que yo creía existía el potencial de convertirse en el mejor en el ámbito.

Nos hemos encargado de cubrir importantes noticias sobre asuntos que incluyen la Sección 34, el coche de bomberos que costó $6.8 millones, la reactivacion de la Brigada Movil, el Dr Hafizool Mohammed y la estropeada investigación del accidente ocurrido en Sea Lots. Durante este periodo, la junta se ha mostrado preocupada en relación a la influencia política y la precisión. Ambas han sido objeto de prolongadas y, en algunos casos, fuertes discusiones con los directivos. La semana pasada se me pidio que amplie y complete un documento que resumia la política y las directivas editoriales. Esta no constituia una propuesta descabellada—sin embargo para poder llevar a cabo esta tarea, yo debia «mantenerme offline»—una frase que puede tener interpretaciones alarmantes.

En toda empresa de medios existe siempre tensión entre la redacción y la junta directiva. Los periodistas se enfocan en cubrir las noticias en aras del público; los directivos se preocupan de los intereses de los accionistas. En este 2013 nos encontramos trabajando en un país con un clima político acalorado. Abundan las teorias conspirativas y la paranoia esta generalizada. La libertad de prensa debe ser más celosamente resguardada en estas circunstancias.

El artículo de Raymond repaso la sequencia de eventos [en], debido a las denuncias de que la empresa podría haberse visto vulnerada por una interferencia política:

El miercoles me reuní con un grupo de los editores con el fin de decidir un plan de acción conjunto, sin embargo la situación continuó sin estar esclarecida. Acordamos esperar 24 horas. Sin embargo, las periodistas Denyse Renne y Anika Gumbs y el editor sobre asuntos públicos, Dr Sheila Rampersad eligieron renunciar en forma inmediata.

Siendo justos con the Guardian, durante la semana la empresa se mostró abierta al diálogo y tuvieron lugar varias reuniones, incluyendo una dolorosamente honesta pero mutuamente esclarecedora con los principales directivos el pasado jueves. En esa reunión enumere las condiciones bajo las cuales aceptaria quedarme, y la empresa se comprometió a satisfacerlas. Se citó una importante estadística en esa reunión: que un 2 por ciento de los ingresos percibidos por el grupo ANSA McAL proviene de contratos gubernamentales.

Esto muestra una cara completamente diferente sobre la creencia de que el grupo es vulnerable a la presión política. También quedo de manifiesto en esa reunión que había un número impresionante de malentendidos y juicios apresurados por ambas partes, algunos de los cuales fueron iniciados por la desinformación y la malicia intencionada que fue introducida en la redacción desde fuentes externas.

En ese momento, dada la creencia generalizada de que lo que se estaba desarrollando era un conflicto por la libertad de prensa, aún hubiera sido más simple para mi el reclamar cierta superioridad moral e irme. Sin embargo, teniendo en cuenta las verdaderas circunstancias, si bien me hubiera ahorrado mucha verguenza y criticas, no creo que hubiera sido el correcto camino a seguir.

Por último, ella ofreció algunas explicaciones [en] en relación a su decisión de mantener su puesto:

El periodismo no es sólo un trabajo. Va más allá del contrato que uno tiene con su empleador. También comprende una dedicación y obligación hacia los valores éticos de la profesión, y hacia el público. También tengo obligaciones ante el equipo de redacción al cual tuve el privilegio de dirigir. Si me fuera, otros miembros de ese equipo me seguirian, y el trabajo que estuvimos haciendo durante el último año llegaría a un abrupto y prematuro final. Creo que no serviria a los intereses de nadie—ni de la redacción, ni de the Guardian, ni del país.

Como periodista y miembro ejecutivo de la Asociación de Medios—un puesto al que ahora he renunciado—he trabajado para promover la libertad de prensa y no traicionaré ese principio ahora. Si creyera por un momento que hubiera habido o fuera a haber cualquier clase de violación a esa libertad en the Guardian, o que mi función como Jefa de Redacción se fuera a ver restringida, no hubiera decidido quedarme.

Luego que Raymond anunciara su renuncia del puesto de vice-presidente de la asociación de medios, muchos otros periodistas la siguieron. En la página de Facebook de la organización apareció una declaración [en]:

Los miembros restantes de la Junta Ejecutiva interina de la Asociación de Medios de Trinidad y Tobago (AMTT) han presentado sus respectivas renuncias con efecto inmediato.

Como Ejecutiva interina, no fue posible elegir una nueva Junta Ejecutiva con todas sus funciones debido a una baja participación de los trabajadores de medios en la última junta de miembros. Nuestro último acto será convenir una nueva junta general de miembros con el fin de elegir una Junta Ejecutiva.

Los comentarios producto de esa declaración constituyeron un interesante microcosmos de los problemas más graves que rodean a esta controversia. El blogero y activista social, Phillip Edward Alexander, hizo notar [en] que el primer comunicado de prensa de AMTT fue firmado por su Junta Ejecutiva; la declaración de retractación no lo fue, sin embargo Alexander sostiene que «la Junta Ejecutiva mantuvo su ‘versión’ de los eventos». Declaró [en]:

Desde esta mañana…la totalidad de la Junta Ejecutiva de AMTT ha presentado su renuncia.

No parece haber una fecha anunciada para las elecciones de una nueva Junta Ejecutiva.

No se sabe quien se pronuncia por la AMTT al día de hoy.

Ni la AMTT, ni el Guardian de Trinidad ni Judy Raymond [en] han declarado la intención de llevar a cabo una conferencia de prensa en el día de hoy o pronto.

Debido a esto, las discrepancias sin resolverse en relación a lo ocurrido el día miércoles, lo que se dijo que ocurrió desde el miércoles hasta el día de hoy y la situación en la actualidad se mantendran sin esclarecer.

El problema radica en que esto sigue siendo un asunto relacionado a la libertad de prensa, debido a que seguimos sin saber con seguridad lo ocurrido a pesar del bien escrito comentario de la Editora en Jefe de The Guardian en relación a lo que en verdad aconteció y lo llevó a su final.

Las renuncias en masa no constituyen medida suficiente, alguien debe llamar a elecciones en la AMTT de forma urgente o esa organización se convertirá en la primera víctima de una mentira bien elaborada.

En segundo lugar pero no por eso menos importante, el Guardian de Trinidad y todos los participantes de este fiasco deben ponerse a disposición por medio de una conferencia de prensa y responder a estas inquietudes si se va a confiar en the Guardian como una fuente fiable de información en el futuro.

Hasta el momento en que esto ocurra no sabremos si se habrá permitido que el mayor ataque contra la libertad de prensa en nuestra historia quede sin ser denunciado.

Lasana Liburd exigió responsabilidad [en]:

¿Quién escribió las declaraciones de la Asociación de Medios de Trinidad y Tobago de la semana pasada y dió a entender que había habido interferencia política en la editorial del Guardian de Trinidad?

¿Y quiénes fueron los funcionarios del AMTT que vieron esas declaraciones y permitieron o no evitaron que fueran publicadas? ¿De qué forma se suponia que esas declaraciones iban a servir en defensa de los periodistas locales y de la industria periodística?

No huyan. ¡Defiendan sus opiniones y el trabajo hecho durante la última semana!

La columnista Ira Mathur comentó con una actualización de estado [en] de su página personal de Facebook:

Estoy cansado de que se ridiculize a la AMTT y a los periodistas de the Guardian. ¿Se trata esto de tomar una decisión o de demonizar a periodistas y editores? Muy bien, todos renuncian en the Guardian y en la AMTT. ¿Despues qué? ¿Quién se ofrece para dirigir a la AMTT? ¿Están todos de acuerdo con que se lastime a la democracia con la finalización de un periódico? No he tomado conocimiento de que haya habido interferencia política en the Guardian y he escrito para el periódico por años. Es lo opuesto en realidad – en especial desde que se designó a Judy Raymond se ha convertido en un periódico sumamente independiente, aportando un control y balance que resulta vital para toda democrácia, jugando el rol de perro guardian del pueblo de forma brillante. The Guardian descubrió importantes historias, fue lugar de grandes trabajos de investigación. No puedo creer cuantas personas quieren que haya conflicto. No intentan crear sino destrozar. Mi simpatía va para con Judy Raymond y Suzanne C Sheppard, dos de las mejores editoras y periodistas de nuestro país. Ojala puedan atravesar esta tormenta. Requiere más coraje el quedarse y trabajar para reducir la miseria que hundirse en el silencio.

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