Asociación de medios de Trinidad y Tobago gira 180° en debacle de libertad de prensa

La Asociación de Medios de Trinidad y Tobago [en] se ha retractado de su declaración original [en] según la cual la interferencia política jugó un papel en la supuesta redistribución de reporteros clave de la sala de prensa de The Guardian, lo que ha dejado a algunos blogueros preguntándose si todo el asunto fue una tormente en un vaso de agua o si al público no se le contó la historia completa.

El más reciente comunicado [en] de la asociación, con fecha 13 de julio, decía:

La Asociación de Medios de Trinidad y Tobago (MATT, por su nombre en inglés) busca corregir información anterior equivocada… se informa que el impasse entre los editores y principales periodistas de de los periódicos Trinidad y Sunday Guardian ha sido resuelto luego de discusiones entre las dos partes. Además de la renuncia de la editora de Asuntos Públicos, doctora Sheila Rampersad, la sala de prensa ya está funcionando como antes, con Judy Raymond como editora en jefe. Las reporteras de investigación Anika Gumbs y Denyse Renne, que inicialmente se informó que habían renunciado, están en su puesto. El director editoral Gabriel Faria y el jefe del sector David Inglefield no han renunciado, como se informó con anterioridad.

La presidenta de la Asociación de Medios de Trinidad y Tobago (MATT), Suzanne Sheppard, editora de noticias de negocios en Trinidad Guardian, describió los acontecimientos de mediados de julio que llevaron a la especulación de presión política a los periodistas en el periódico como un caso de ‘descomunicación masiva’ entre editores y periodistas.

Sheppard dijo que está convencida, luego de conversar con los principales ejecutivos, que los acontecimientos de julio cuando a Judy Raymond se le pidió que temporalmente estuviera ‘fuera de línea’ para revisar parámetros editoriales en la sala de prensa ‘no tuvo nada que ver con una intervención política’.

Sheppard dijo que se habló de asuntos de libertad de prensa solamente debido a una desafortunada combinación de acontecimientos que se revelarían a la prensa en los días siguientes.

El post en la página de Facebook de MATT recibió solamente dos ME GUSTA, pero atrajo varios comentarios desfavorables. La lectora Rhoda Bharath [en], que bloguea en The Eternal Pantomime [en], dijo [en]:

Creo que el público merece una disculpa… y por lo menos dos renuncias… porque este órgano se usó para promover la historia. El público no soñó esto… TÚ, MATT, eres CULPABLE de difusión irresponsable de información. !QUÉ VERGÜENZA!

En su muro de Facebook (las actualizaciones se reproducen acá con su autorización), Bharath compartió el enlace a la nueva declaración de MATT y bromeó:

Entonces, aparentemente MATT… que resulta estar encabezada por Suzanne Sheppard y Judy Raymond, lo entendieron mal… Con Enfrentar y Encubrir ahora plenamente vigente… significa que la gente que cobra un salario con el propósito de informar al público responsable y confiablemente, lo hace con falsas pretensiones. Y supongo que debemos aceptarlo. Nada de explicaciones adecuadas. Nada de disculpas.

Otra usuaria de Facebook, Valerie James [en], simplemente escribió:

¡¡ENCUBRIMIENTO!!

La organización intentó responder a las críticas diciendo [en]:

Desafortunadamente, dos de nuestras fuentes se equivocaron con respecto a la renuncia. Parte de un periodismo responsable se trata de emitir disculpas cuando se debe. Habrá una conferencia de prensa que debería responder preguntas. Espero que todos los trabajadores vengan a la próxima reunión de MATT.

Dex Perado cuestionó de inmediato las «fuentes» de MATT [en]:

¿Usaron fuentes para sus artículos? ¿Quiénes fueron las fuentes? ¿Tntfinder? Porque lo que vi fue a MATT montando a caballito en una historia que tntfinder manejó– una historia basada en habladurías.

Una gran parte de una crisis de comunicaciones espera– espera para afirmar los hechos como para idear una respuesta coordinada. ¿Hacen eso? No, lo que hicieron fue disparar una serie de clichés en ‘comunicados de prensa’ que fueron muy emotivos en su tono.

Como MATT, tienen la responsabilidad de defender y mantener los más altos ideales de la profesión. Esos ideales están enraizados en informar basándose en hechos. ¿Tuvieron todos los hechos antes de emitir una respuesta? No. Debería estar sentando los precedentes. En cambio, están haciendo cosas que van en detrimento de la profesión que representan.

Ann Mc Carthy agregó [en]:

Faria estuvo en el noticiario de CNC3 a las 7 pm hablando acerca de la situación, tratando de decir que ‘todo está bien, etc’. pero en mi opinión, en algún lugar del alegre arco iris de todo está bien, hay algunas nubes oscuras de las que nadie quiere hablar porque están tratando de hacer control de daños. Pueden saltar y saltar, la prensa ya ha estado en la mira con el PPG [siglas de Gobierno de Participación Popular] y la prueba de eso estuvo en televisión de diferentes ministerios además de cartas de protocolo preaviso a un periodista.

Lasana Liburd de Wired 868 también tuvo agudas críticas [en] para la asociación de medios:

Ante una crisis de integridad periodística y presión política, la Asociación de Medios de Trinidad y Tobago (MATT) hizo lo que hace mejor: disparó un elocuente comunicado de prensa, se enrolló en posición fetal, contó hasta mil y regresó a trabajar.

Para recapitular el drama de The Guardian que-no-fue-pero-como-que-fue: la tarde del miércoles 10 de julio, la presidenta de MATT y editora de The Guardian, Suzanne Shepherd, publicó en Facebook que ‘el más vil ataque imaginable a la libertad de prensa (está) en progreso y estoy en medio’.

Unas horas más tarde, MATT reiteró que está ‘siguiendo con seria preocupación las últimas 24 horas en la sala de prensa de Trinidad Guardian lo que parece ser una gran amenaza a la libertad de prensa’. Y MATT se manntuvo ‘en solidaridad con la presidenta de MATT, Suzanne Sheppard, y vicepresidenta de MATT, Judy Raymond, ambas parte del equipo editorial clave de The Guardian y se informa que están lidiando personalmente con graves consecuencias de esta interferencia política en la sala de prensa’.

Mientras MATT estaba ‘siguiendo’ y ‘viendo con alarma’, la editora de asuntos públicos de The Guardian, doctora Sheila Rampersad y las periodistas de investigación Anika Gumbs-Sandiford y Denyse Renne salieron a la acción. Declararon sus posiciones como indefendibles debido al nivel de interferencia política ejercida sobre su jefa y renunciaron.

MATT dejó en claro que se mantuvo ‘en solidaridad con nuestras colegas en los medios y los ejecutivos que los apoyaron’. Solamente MATT sigue en la sala de prensa de The Guardian mientras sus reporteros estrellas estaban en la calle sintiéndose un poco confundidos por su silencio.

Resultó que Gabriel Faria no se había ido. The Guardian estaba en modo de limitación de daños y, como sugirió la propia Raymond, el optimismo cauto había reemplazado al preocupado seguimiento.

El post continúa [en]:

Raymond nunca dijo qué le ofreció The Guardian a ella y a Shepherd en forma de compromiso. No aclararon las inconsistencias entre sus afirmaciones de interferencia política y las impugnaciones de Faria y la primera ministra Kamla Persad-Bissessar.

El sábado, un comunicado de MATT admitió haber publicado ‘información errónea’ pero dijo que era en referencia a la renuncia de Faria antes que al hecho de la presión editorial a nivel de la junta. La ironía era especialmente jugosa, pues Faria había acusado el personal de Raymond de ser descuidado la corroboración de la información antes de publicar.

Se dice que Renne y Gumbs-Sandiford han regresado al trabajo también y todo se describió como ‘una masiva descomunicación entre editores y periodistas’.

Así, la historia tuvo un final feliz después de todo.

A menos que seas Rampersad que ahora ha descubierto el apoyo de MATT no vale el papel en el que no están impresos sus comunicados que se envían por correo electrónico.

Los posts críticos siguieron llegando. Plain Talk [en] sugirió que:

Si la Asociación de Medios de TyT quiere tener relevancia verdadera tras el drama de The Guardian, van a tener que pedir que, por lo menos, presidenta y vicepresidenta hagan lo correcto y renuncien. Mientras no deshagan el daño ya hecho, podría facilitar el inicio del proceso de francas y abiertas discusiones sobre lo que sucedió exactamente.

Lo que The Guardian haga desde acá es asunto de The Guardian y qué bien que así sea, pero creo que van a perder mucho terreno en la perversión desnuda y las preguntas aún sin responder sobre qué ocurrió exactamente el miércoles 10.

The Eternal Pantomime agregó [en]:

Los trinitenses están molestos con el periódico The Guardian… sienten que les han tomado el pelo… y ninguna cantidad de lisonjas de la editora en jefa, ni siquiera de su editora de noticias de negocios, va a hacer que el público lector se sienta bien pronto. Nadie va a olvidar tu comportamiento de esta semana, o lo que significa para nuestra confianza en la libertad de medios y de prensa.

En un post de seguimiento [en] del 13 de julio, Bharath se refirió «a MATT que gritó lobo» y llamó a toda la debacle «un engaño»:

Hoy nos dicen… que TODOS los comunicados de prensa que [MATT] envió en la semana para mantenernos al al corriente de la situación en la sala de prensa de The Guardian… todo estaba equivocado.

Así que MATT, de nuevo, es una herramienta, de la que su ejecutivo abusa absolutamente. Acá no hay nada que ver, amigos… muévanse.

La bloguera Attillah Springer [en], también columnista en The Guardian, publicó su evaluación de la situación:

Desde el miércoles estoy tratando de encontrar las palabras para que esto de The Guardian tenga sentido. Nunca sentí que The Guardian fuera el bastión de la prensa libre, he leído suficiente de su archivo para saberlo… The Guardian no guarda la democracia sino el status quo, las estructuras del poder de élite que hace que algunos sean amos y los otros esclavos.

La gente como yo encuentra un espacio en los periódicos como The Guardian, porque encaja en su perfil aparecer como justos y balanceados. Aun así, he tenido varias ocasiones en mi tiempo como columnista cuando mi derecho a un comentario justo se vio comprometido o amenazado.

Siguió dando ejemplos de esas ocasiones, y continuó [en]:

Los medios necesitan mucha supervisión. Tanto o más que el gobierno. Una prensa libre y una gobierno funcional van de la mano y se está haciendo más y más obvio que no tenemos ninguno. Y MATT no es el guardián que debería ser. Si fuera, este país hubiera cerrado el momento en que Sheila Rampersad, Denyse Renne y Anika Sandiford-Gumbs decidieron recoger sus bultos e irse. O cuando Fazeer Mohammed lo sacaron de First Up. O cuando el tío Jack amenazó a Denyse Renne y Asha Javeed.

Pero supongo que MATT y los medios están hechos de ciudadanos como el resto de nosotros. Así como ustedes, que tienen una hipoteca. Y 2.5 hijos. Y días largos y duros. Y horas en el tráfico.

Y si nadie más quiere, ¿por qué se deben sacrificar los periodistas por el entretenimiento de la nación?

Luego desmenuzó toda la controversia a un tema clave:

La pregunta de quién se queda y quién se va no es la pregunta. La pregunta es ¿quién está haciendo que seamos responsables unos de otros? Y si una persona se sacrifica, ¿quién va a poner el dinero para asegurarse de que pueda comprar comida a fin de mes?

La tensión y confusión y la falta de la historia completa creada en los últimos días ha tenido exactamente el efecto deseado de distraernos de lo que realmente está pasando y del saqueo, no solamente de la Tesorería, sino del banco de nuestra responsabilidad colectiva.

Una vez, al comienzo de mi tiempo como reportera, un editor me dijo que mi único rol era llenar espacio y cumplir con los plazos. No puedo conciliar eso con lo que imaginé que es un periodista. Me recordaron de ese ridículo discurso cuando escuché a Gabriel Faria, seguido por la media vuelta de MATT tres días después de haber afirmado que la libertad de prensa estaba bajo asedio.

Un periodista no sirve sin una audiencia. Un periódico no se vende sin periodistas. Nos necesitan tanto como los necesitamos, pero de alguna manera la relación de poder está sesgada y los periodistas terminan sintiendo que los dueños de los medios les hacen un favor.

Tengo conciencia y esto es lo que me ha estado gritando desde el miércoles: no hay compromiso. Están amenazando los medios de vida de la gente y eso no es solamente locura, es criminal.

Sin compromiso. Esto es guerra y si todos los ciudadanos no están preparados para luchar, bien debemos echarnos y morir.

Aun así, compromiso parece ser lo que ha pasado. Georgia Popplewell, en una actualización pública de estado de Facebook, trató de considerar la situación desde otra perspectiva [en]:

Entiendo por qué para algunos irse parece ser para muchos que han comentado sobre la situación la única respuesta honorable, y ciertamente no condeno a los que han optado por renunciar al periódico: dadas las circunstancias, también habría hecho lo mismo. Me preocupa mucho la codicia corporativa, censura e interferencia del gobierno en los medios y voy a boicotear The Guardian y CNC3 al igual que ustedes.

Aun así, escuchamos poco —o prestamos atención— a la historia de los que NO se fueron. Esto no es una defensa de Judy Raymond [en] (que también resulta ser una amiga) sino un —tal vez ingenuo— deseo de examen desapasionado de la situación. Me encantaría ver que se prestara atención a la otra opción: cómo es seguir en el vientre de la bestia y «hacer un último intento», como se cita que dijo Judy en este artículo en Express (http://www.trinidadexpress.com/news/BETRAYAL-215173831.html [en]), hasta en un lugar tan presuntamente odioso comno ANSA McAL. Y no solamente a gente que apoye o quiera a Judy, sino a gente que apoya el buen periodismo y la discusión racional. Si deshacerse de liosos es lo que, asumimos, quiere ANSA McAL, ¿quedarse, aunque sea con un despacho reducido, es una posición valiente? ¿Podemos imaginar cómo sería luchar desde adentro? ¿Son imbatibles los monstruos por definición?

Como cantó, Singing Francine, ‘Chile corre/el perro corre/el gato corre/cuando el hombre los trata mal’. Pero, ¿qué hay de los que se quedan? ¿Dónde está su calipso? Tal vez terminen abucheando a la escena, pero quiero escucharlo. ‪#‎Trinidad

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