Los derechos de todos están en juego: el alcance global de los programas de vigilancia de Estados Unidos

Las revelaciones de la semana pasada sobre programas de vigilancia [en] por teléfono e Internet de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) del gobierno estadounidense causaron conmoción en todo Estados Unidos y en los medios de comunicación occidentales, pero también alrededor del mundo. Mientras en EE.UU. muchos legisladores preocupados por la privacidad e incluso defensores de los derechos digitales, utilizaron la noticia como una oportunidad para exigir mayor protección [en] para la privacidad en línea de los estadounidenses, usuarios de Internet en todo el mundo se preguntaban cómo proteger sus propios datos, aparte de cerrar sus cuentas de Google, recoger sus perfiles de Facebook y dirigirse al bosque.

Documentos filtrados por el trabajador de Booze Allen y contratista de la NSA Edward Snowden [en] han confirmado que compañías de telecomunicaciones como Verizon y AT&T estaban pasando datos de llamadas de clientes a la NSA a través de un sistema en el que escaseaba la responsabilidad y dominaba el secretismo. Los informes indican que la agencia aplica un criterio impreciso de «extranjería» [en] al determinar si las comunicaciones de una persona estarían sujetas a la vigilancia bajo la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés) [en] y la Sección 215 [en] de la PATRIOT Act (Ley Patriota) de los EE.UU.— usuarios que hablan con individuos de otros países, por cualquier razón desde tramar planes terroristas a ponerse al día con sus parientes, podrían ser objeto de vigilancia.

Image by the Electronic Frontier Foundation. (CC BY-2.0)

Imagen de la Electronic Frontier Foundation. (CC BY-2.0)

Los documentos también revelaron detalles sobre un programa de vigilancia en Internet conocido como PRISM, que permite a la NSA y la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) obtener grandes cantidades de datos de usuarios y comunicación de importantes empresas en Internet como Google, Facebook y Microsoft. Mientras muchos detalles del programa siguen sin estar claros [en], la noticia ha dejado aturdidos a los defensores de derechos digitales internacionales. Grupos de activistas del Reino Unido escribieron una carta abierta [en] al primer ministro David Cameron, condenando la vigilancia gubernamental de EE.UU. sobre ciudadanos británicos y exigiendo una sólida protección a la privacidad digital en el Reino Unido. Por su parte, una coalición internacional de activistas [en] está presionando al Consejo de Derechos Humanos de la ONU a convocar una sesión especial para discutir el asunto y elaborar recomendaciones para los estados miembros.

Aunque algunos ven las revelaciones como una oportunidad para promover leyes más sólidas en casa, otros temen que los EE.UU., siempre comprometido a «predicar con el ejemplo», ha marcado un nuevo estándar a muy bajo nivel para la protección de la privacidad en línea en todo el mundo.

«Las filtraciones revelan una violación de los derechos básicos de cualquier ciudadano, no importa en qué país se encuentre el ciudadano,» Wafa Ben Hassine [en], defensora de derechos humanos tunecina y miembro de ACLU, comentaba a Global Voices Advocacy. Ben Hassine señaló que los tunecinos están familiarizados con la vigilancia generalizada. «El gobierno de Túnez en la era de Ben Ali se permitió espiar las comunicaciones digitales del ciudadano promedio durante décadas,» dijo, argumentando que este momento debe ser considerado como una oportunidad para que los responsables políticos desarrollen leyes que «consagren los valores de los derechos digitales.»

Alberto Cerda, abogado de derechos humanos y director del programa internacional del grupo chileno Derechos Digitales dijo que en Chile, el gobierno ha «hecho los deberes» en esta esfera de la ley. Pero esto, Cerda señaló, ni siquiera empieza a resolver el problema:

Esto demuestra que una solución local no es suficiente, ya que la violación de los derechos fundamentales tiene un carácter global. ¿De qué me sirve estar protegido en Chile si es realmente el gobierno de los EE.UU. el que está violando mis derechos?

Su pregunta probablemente ha cobrado mucha importancia para muchos usuarios desde que saltó la noticia. Kasia Szymielewicz [en], directora del grupo de derechos digitales polaco   Panoptykon [pl], argumentaba que las acciones de la NSA violarían las políticas de protección de datos de la UE, cuyo objetivo es proporcionar mayor protección que la proporcionada en los EE.UU contra la recogida de datos privados o empresariales. Comentaba a GVA:

Nadie esperaba que la NSA y el FBI tuvieran acceso directo a los servidores de las empresas, que en la práctica significa que los datos de los ciudadanos polacos y europeos se pueden utilizar y abusar sin salvaguardias jurídicas. A la luz de las normas europeas de protección de datos, incluso en el ámbito de aplicación de la ley, simplemente no se puede aceptar esta práctica.

Algunos actores ven los detalles del programa PRISM como una razón para promover el negocio de Internet a nivel nacional. Anja Kovacs [en], directora del Proyecto de Democracia en Internet [en] en Delhi, India, dijo que la asociación de ISPs de la India ve esto como una oportunidad para presionar y exigir a las empresas multinacionales que establezcan servidores en el país, una medida que daría al gobierno de la India una mayor jurisdicción y control sobre los datos de los usuarios locales y los esfuerzos del gobierno estadounidense por obtenerlos.

Kovacs dijo que la Asociación ha señalado correctamente el «doblez de empresas con sede en EE.UU. al denegar el acceso a la información al gobierno indio mientras permiten libre acceso al gobierno de EE.UU.», pero advirtió que «este último punto a veces se plantea en términos muy nacionalistas [como] demandar soluciones que quizás beneficiarían al estado indio pero no necesariamente a los usuarios indios.» Muchos activistas en la India afirman que los esfuerzos por establecer servidores en el país se deben principalmente a los deseos del gobierno de lograr un mayor control sobre la expresión en línea.

Ben Hassine también comentó la necesidad de establecer más empresas fuera de EE.UU.

La filtración sobre NSA debe ofrecer a todos los países una lección— incluyendo Túnez—que la clave para asegurar la privacidad y los derechos digitales en línea es a través del desarrollo de plataformas y contenidos locales y hacer este tipo de herramientas disponibles a nivel mundial. Nuestra dependencia de la ‘gran tecnología’ estadounidense es una parte elemental del problema.

Los activistas también especularon sobre cómo las revelaciones sobre la NSA podrían influir en la formulación de políticas a nivel nacional sobre el tema de la propia privacidad. Carlos Afonso [en], un experto en gobernanza de Internet y director del grupo brasileño de derechos en Internet Instituto Nupef [pt], señaló la Ley de Protección de Datos de Brasil, que será presentada ante el Congreso en un futuro próximo. Afonso pidió que los debates futuros sobre la privacidad sean transparentes y abiertos a todas las partes afectadas:

[El debate sobre la protección de datos] necesita incluir garantías para que la protección de datos sea un ámbito político/normativo en el que todos los sectores de la sociedad estén plenamente involucrados, con espacios para la plena participación de la sociedad civil.

Szymielewicz espera que la noticia provoque un mayor esfuerzo para garantizar la privacidad de datos dentro de la Unión Europea, y señaló que el «caso PRISM» ya ha desencadenado un «serio debate» dentro de las instituciones de la UE. Pero también advirtió que la noticia podría tener el efecto contrario en muchos países, incluyendo su Polonia natal:

Existe el riesgo de que las autoridades polacas y los organismos de seguridad quieran seguir a la NSA y el FBI y exigir un acceso más amplio a los datos con fines de seguridad pública, por lo tanto reduciendo nuestro nivel de protección legal.

Mientras continúa surgiendo nueva información en torno a esta historia, legisladores y defensores de los derechos digitales deben tener en cuenta las implicaciones globales de estos programas y otros esfuerzos generalizados de vigilancia digital por los gobiernos de todo el mundo. En la era digital, donde es imposible trazar una línea de separación entre las comunicaciones de los «ciudadanos» o «residentes» de un país determinado y «extranjeros», los gobiernos deben esforzarse por desarrollar políticas que no sólo se ajusten a este nuevo paradigma, sino que realmente protejan la privacidad y las libertades de los usuarios de todo el mundo.

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