«Ask Angy» humaniza la experiencia de inmigrantes indocumentados

«No es irónico que somos indocumentados, pero para probarlo tienes que mostrar todos estos documentos,» concluye uno de los vídeos de Angy Rivera, estudiante universitaria nacida en Colombia y criada en la ciudad de Nueva York, quien comparte su historia migratoria con el mundo con miras a humanizar esta compleja discusión.

Angy, foto de su cuenta de Facebook, usada con permiso.

Angy, foto de su cuenta de Facebook, usada con permiso.

Hace varios años, Angy dejó saber públicamente que «no temía estar sin papeles», y desde entonces también se dedica a redactar una columna en inglés, titulada Ask Angy [en], en donde responde al sinnúmero de preguntas, dudas y comentarios que recibe regularmente.

Angy explica a Global Voices en una entrevista via email que mientras participaba en un entrenamiento en el Consejo de Liderazgo Juvenil de Nueva York, le preguntaron qué novedad quería incorporar al plan de trabajo, y ella sugirió: «una columna de consejos». Es así como surge la primera columna a nivel nacional dedicada a orientar a jóvenes indocumentados, la cual se publica en el portal de la organización.

Esta columna ya ha sido reseñada en numerosos medios de comunicación convencionales (BBC News, NBC Latino, New York Magazine), así como en los múltiples foros cibernéticos organizados por activistas.  En la columna discute temas que tienen que ver con las relaciones personales, los derechos humanos, la educación y el trabajo.  Aunque últimamente ciertos procesos legales, particularmente el programa  «Deferred Action for Childhood Arrival» (Acción diferida para los Llegados en la Infancia), son los temas más discutidos.

Sus videos en You Tube también son muy populares, y complementan la información provista en su trabajo escrito.  Además aquí Angy comparte su creatividad visual, poesía y por supuesto su agudo sentido del humor. En el siguiente video, por ejemplo, nos habla sobre sus eperanzas, ahora que el Presidente Obama ha sido re-elegido, y acaba de proponer «una reforma migratoria».

 

En general, los comentarios de su audiencia han sido muy positivos.  Muchos han compartido sus historias con ella; otros le agradecen constantemente la inspiración. Pero no han faltado los comentarios hirientes y hasta amenazantes. «Me han dicho que la vida sería mejor si yo no existiera; que debería matarme; que soy una cucaracha, que solo estoy robando espacio y recursos del país.  Me han deseado la deportación no sólo a mí, a mi familia también», explica Angy en nuestra conversación por email.

A continuación otro vídeo ingenioso, titulado «More than 9 Digits», que de alguna manera, socava las tendencias reaccionarias presentes en algunos de los comentarios públicados en la internet:

 

La activista reconoce que su historia (como la de muchísimos «soñadores» [en]) motiva a que otras personas se unan al movimiento a favor de los inmigrantes, y si no se unen «sí le echan más ganas a su vida porque se dan cuentan de los privilegios que tienen».

Si mañana Angy dejara de ser catalogada como indocumentada, sus reclamos seguirán calando hondo, particularmente cuando se hable de las deportaciones, de las ciudadanías de segunda clase, y de la transformación del país.  Si en el futuro se le otorgara «la ciudadanía americana» no será difícil imaginarla iniciando debates sobre el respeto incondicional de los derechos humanos, independiente del estatus migratorio.

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