El movimiento de Protesta de Rusia ha vuelto (a lo de siempre)

Para los lectores que no lo sepan, el movimiento ruso de protesta —que surgió a la vida en diciembre de 2011— ha colapsado. La figura de más confiabilidad [ru] de las protestas de 2011 y 2012, Leonid Parfenov, está en televisión vendiendo pasta de dientes estadounidense [ru]; el bloguero más popular de la oposición, Rustem Adagamov, enfrenta acusaciones de pedofilia [en] de su exesposa, y el 15 de diciembre de 2012, una marcha no autorizada en la sede central del Servicio Federal de Seguridad de Rusia atrajo a una ínfima fracción de las centenas de miles de moscovitas que se manifestaron hace un año. En otras palabras, la oposición de Rusia —como se le conoció a lo largo de los años de Putin— ha vuelto a lo de siempre.

Tomemos como ejemplo el debate en torno a la creación de los rincones de oradores en Moscú, inspirados en «Hyde Park». A fines de diciembre último, la legislatura de la ciudad aprobó una medida [ru] para crear dos [ru] de esos espacios, donde los moscovitas se podrán reunir para manifestaciones sin necesidad de un permiso (no obstante, se necesitan tres días de «notificación» anticipada). La política de permisos y lugares de manifestación ha sido el punto decisivo de la organización de la protesta rusa. El patrón es simple: la oposición solicita acceso a algún punto central de la ciudad; el gobierno municipal se niega y sugiere una opción alterna menos céntrica; la oposición alega que se le está negando su derecho civil de asamblea; y entonces se retiran del trato que se les ofrece. Al comienzo de las protestas de diciembre de 2011, solamente había un escenario (aunque tras puertas cerradas, en una reunión que ahora está mal vista como una especie de traición), y los manifestantes acordaron hacer concesiones.

Parque Gorky en Moscú, entrada principal, 28 de julio de 2006. Foto de Nate Edwards, CC 2.0.

La disposición de la oposición de hacer concesiones en las ubicaciones de las manifestaciones parece estar muy relacionada con la popularidad del movimiento de protesta. En el momento más intenso de la llamada «revolución de la nieve», los organizadores aceptaron recintos en la Plaza Bolotnaia y Prospekt Sakharov —ambas separadas por agua o a cierta distancia del Kremlin. El simbolismo de ser relegados a la periferia de la ciudad fue poderoso, pero solamente cuando el movimiento empezó a flaquear fue que los líderes regresaron a la obstinación de anteriores esfuerzos de la oposición, como Otra Rusia y Estrategia 31, cuando ningún lugar autorizado para manifestaciones servía.

Así que no, los líderes del movimiento de protesta no han recibido bien la  llegada de los Rincones de los Oradores en los parques de Moscú. Destacados opositores han dicho que los lugares están muy lejos del centro. Actualmente, la ciudad planea abrir dos de esas áreas, una en el Parque Gorky y otra en el Parque Sokolniki. Por ejemplo, este último parque está ubicado cerca de las afueras de Moscú. De otro lado, el Parque Gorky es un gran centro de la vida moscovita, atrae familias y turistas de todos lados. El Departamento de Cultura de la ciudad realizó una encuesta en línea [ru] el año pasado, preguntando al público dónde quería estos lugares del estilo de Hyde Park. Apenas 1,400 personas participaron, y la Plaza Bolotnaia captó más del 55% de los votos (cada uno de los parques Gorky y Sokolniki captó 13% del electorado). El Estadio Luzhniki, la segunda opción de esos 1,400 votantes de Internet, está ubicado a más de seis kilómetros del Kremlin. De otro lado, la principal entrada al Parque Gorky, está apenas a cuatro kilómetros al sur del Kremlin (en Londres, el Hyde Park original, el Rincón de los Oradores oficial, está a poco más de 3 kilómetros de las Casas del Parlamento).

Por supuesto, la iniciativa de Hyde Park de la legislatura de Moscú no sería un esfuerzo legal ruso si no tuviera algunas peculiaridades intolerantes. A las manifestaciones en los «Hyde Parks» no se les permite usar equipo especial de audio ni video, ni construir ningún escenario. La legislación también prohíbe [ru] protestas en caravanas de autos (como la que organizó la oposición en enero de 2012) dentro del congestionado tráfico del Camino de los Jardines de Moscú. La Duma de la ciudad intensificó las limitaciones a la práctica de «piquetes de una sola persona», donde los manifestantes se reúnen individualmente y hacen como si se manifestaran sin coordinación grupal. Esas buenas personas ahora deben pararse separadas por 50 metros por lo menos, o se arriesgan que los arresten o a pagar multas.

Y he ahí todo el concepto de un Rincón de los Oradores. Un invento inglés del siglo XIX [en], el foro abierto de Hyde Park para la discusión pública fue un sitio caliente para las manifestaciones durante años antes que el Parlamento concediera formalmente al espacio su condición legal especial. Como para exhibir la fijación de Rusia por el estatismo, el paralelo del Hyde Park de Moscú ha sido enteramente de arriba hacia abajo. La ciudad incluso realizó una encuesta que contenía la pregunta específica de la ubicación, y después ignoró los resultados de inmediato. Además, la débil reacción del público también demuestra una gran falta de interés en una zona para la libre expresión.

Los líderes de la oposición también han sido extremadamente displicentes. Eduard Limonov ha prometido ignorar todo clon de Hyde Park en Moscú, y dice [ru] al periódico Vzgliad, amigable con el Kremlin:

Как дрессированные кошки? Конечно, мы не пойдем. Мне кажется, большинство политических организаций не будет туда ходить. Гордость возобладает, я думаю.

¿[Ir a estos parques] como gatos amaestrados? Por supuesto que no iremos. Y me parece que la mayoría de organizaciones politicas no irán. Creo que va a ganar el orgullo.

Andrei Piontkovsky, miembro del opositor Consejo de Coordinación, dijo [ru] a Voice of America que el Hyde Park moderno se ha convertido en lugar de jugueteo para «gente rara» y ya no tiene ninguna relación con la libre expresión, que no se puede confinar en «rincones» especiales:

Нынешнее законодательство предусматривает очень жесткое наказание не только за организацию, но и за участие в несанкционированных митингах, и я вижу явный вектор движения от авторитарного курса к тоталитарному.

La actual legislación estipula penalidades muy altas no solamente para la organización, sino también para la participación en manifestaciones no autorizadas, y veo una obvia dirección de un camino autoritario a uno totalitario.

La idea de llevar una versión de Hyde Park a Moscú no es nueva. El Presidente Medvedev apoyaba [ru] la noción ya en abril de 2009, y Vladimir Putin reinició [ru] el impulso el pasado febrero. En mayo de 2012, el periodista Vladimir Pozner escribio en el blog de Ekho Moskvy que ofrecía cauteloso apoyo [ru] al plan, dado que otras formas de protesta se seguirían permitiendo en otras partes en Moscú:

Если это искреннее устремление московских властей создать площадку для дискуссий, если они правда хотят этого – флаг им в руки.

Si las autoridades de Moscú aspiran sinceramente a crear esta plataforma para la discusión —si de verdad lo quieren— entonces más poder para ellos.

La actitud de Pozner es justificablemente cauta, sobre todo en el ambiente del actual legislativo, donde cada mes hay un nuevo «ajustón de tuercas» a los manifestantes y críticos del Kremlin. Pero hasta ese interés tentativo en un Hyde Park en Moscú es raro entre los líderes de la oposición hoy. Ese espíritu de compromiso se ha marchitado y en el movimiento ha aumentado la desesperación por una pelea que pueda darle algunos nuevos mártires.

En un parque abierto a todo tiempo de libre expresión, los opositores están naturalmente aterrados de que se puedan encontrar entre la «gente rara». Más miedo todavía da que algunos rusos puedan decidir que es ahí donde pertenecen.

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