Internautas despiden al escritor guyanés Jan Carew

El 5 de diciembre, el escritor guyanés Jan Carew [en] falleció en su casa de Louisville, Kentucky. Tenía 92 años. Uno de los escritores más prominentes de su generación de las Antillas, Carew fue un poeta, dramaturgo, novelista y erudito. Fue más conocido por su novela de 1958 «Midas negro» [en] y su polémica «Moscú no es mi Meca» de 1964. Además de su trabajo literario, Carew fue un destacado activista político (fue un acérrimo panafricanista [en]) y medioambiental. A Carew le sobreviven su mujer, la doctora Joy Gleason Carew [en], dos hijas y un hijo.

Demerara Waves señaló que la hija de Carew, Shantoba [en], describe la carrera de su padre como una misión:

Tenía una perspectiva única de lo que es tener una misión en la vida porque cada década parecía tener una carrera nueva, pero el objetivo siempre era hacer algo en la vida.

Black Left Unity compartió un viejo perfil de Carew [en] escrito por su amigo y compañero activista Eusi Kwayana:

Muchos escritores caribeños y pensadores en inglés han superado el indigno fomento maternal de sus poblaciones sometidas a la privación materna y han originado una corriente de pensamiento y una conciencia en el mundo del pensamiento. Carew destaca como el que luchó sin descanso en el idioma inglés para restaurar la personalidad de las civilizaciones antiguas americanas y sus descendientes. Grenada también dejó una imagen de la red de comunicaciones de la que disfrutaba el pueblo indígena incluso después de Colón, de sus viajes en barcos, sus conferencias y federaciones en el interés de la soberanía.

Marvin X. Jackmon recordaba [en] haber conocido a ambos, Jan Carew y el escritor barbadense Austin Clarke:

¡Siempre recordaremos al gran escritor guyanés Jan Carew! Le conocí en Toronto, Canadá, en 1967, donde había ido como opositor a la guerra de Vietnam. Primero conocí a Austin Clarke, el novelista barbadense y él me presentó a Jan Carew. Los tres nos encontramos varias veces durante los seis meses de mi exilio canadiense. Teníamos animadas discusiones porque Jan y Austin, ideológicamente, estaban en polos opuestos, quizás yo estaba en el medio, aunque diría que, como un revolucionario, estaba más cerca de la posición de Jan. Como ambos eran mayores que yo, escuchaba mucho, tanto Austin como Jan habían publicado novelas, además Jan había estado por el mundo, una de sus novelas fue Moscú no era mi Meca, sobre las experiencias de un hombre negro en un campamento comunista.

Jackmon recuerda que Carew le contaba lo duro que era ser activista:

Hablaba de la energía ineludible necesaria para mantener una conciencia revolucionaria, para transformarse a sí mismo de hombre oprimido a compañero. Jan Carew, gracias por la sabiduría que compartiste conmigo durante esa etapa especial de mi vida cuando era un joven escritor/activista.

El profesor Norman Girvan vinculado a un homenaje de Ourstorian [en] de principios de año:

Bien, a riesgo de dar la falsa impresión de que es exhaustivo, aquí esta una lista de etiquetas que también ayudan a delinear el retrato del hombre -poeta, novelista, ensayista, dramaturgo, guionista, pintor, historiador, crítico, periodista, educador, editor, cocinero-. Añadí esa última porque quien conoce a Jan aprecia sus habilidades en la cocina. Es un atributo más que forma parte de la mística y encanto de Carew. Sin duda, desde cualquier punto de vista, tales talentos y habilidades forman un individuo extraordinario. Aun así, son las características personales de Jan y sus cualidades – su calidez, humildad, generosidad y coraje- que hicieron de él un hombre respetado, admirado y querido por todos.

Patrick French, el biógrafo de V.S. Naipaul, compartió la impresión de Naipaul sobre Carew [en] en la década de los sesenta:

Un mulato de Guyana, un hombre alto y atractivo con la aspiración de ser un escritor.

Los recuerdos de Carew sobre Naipaul de la misma época fueron más generosos [en]:

Hacíamos retransmisiones en la BBC y luego íbamos a un bar cercano. Vidia era muy bien compañero, muy ingenioso. Ingenio cruel. Algunos antillanos trabajaban en la parte de atrás de la cocina en la cafetería de la BBC. Les llamaba «los chicos de la habitación negra». Tenía un sentido subyacente de compasión por los antillanos menos favorecidos en Londres, y más tarde lo acusaron de no tener [ese sentido de compasión]. La gente de mi generación hablaba sobre la raza de un manera llena de chistes; no había animadversión, bromeábamos sobre los orígenes de cada uno -raza y clase-. Vidia no se mantenía distanciado.

En una entrevista de julio de 2011, Carew reflexionaba sobre su vida [en] como escritor e intelectual:

Viendo lo que ha pasado en las tres últimas décadas, parece que el mundo ha cambiado, pero cuando uno lo piensa seriamente, se da cuenta de que somos nosotros lo que hemos cambiando. En gran medida, nosotros, la gente del Caribe, hemos llegado a apreciar el valor de configurar nuestros propios destinos, lo que a veces significa ir en contra de la tradición, pero también puede significar aprovechar la oportunidad para remodelar los modelos para ajustarlos a nuestra finalidad.

Leonard Dabybeen, que como Carew, creció en Berbice, Guyana, escribió un poema en su honor [en]:

Desde las riberas fangosas
de nuestro cinturón costero
a través de las olas
de nuestras orillas del mar
su voz hacía eco
con el viento
terrenal y musical
resonante y sobrecogedora
escuchamos
compartimos
nos sentamos bajo el cocotero
leyendo página tras página
y ahora echamos
un último vistazo
a su nombre
para despedirnos
pero nunca dejar
su trabajo solo.

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