Falta de ética y presión del lobby en los políticos de la Unión Europea

Desde que empezó la crisis, los ciudadanos están cada vez más atentos a los escándalos de corrupción, a la relación de los políticos con las empresas privadas en las que a veces éstos llegan a tener cargos importantes, y denuncian “una dictadura global de los mercados”. En definitiva, el fuerte vínculo entre poderes políticos y financieros está en el punto de mira.

Recientemente, ha sido posible entender el intento de privatización de la sanidad pública en España en parte por la estrecha relación de algunos políticos con la empresa privada CAPIO. También son conocidos los fichajes de antiguos cargos políticos para trabajar en grandes multinacionales (fenómeno llamado «Puerta Giratoria»), como la contratación de la ex Ministra de Economía, Elena Salgado, por el gigante Endesa. Estos hechos ponen en grave peligro la soberanía popular, la democracia y la participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones. La falta de delimitación entre el poder financiero y el político tiene como resultado la prevalencia del interés privado por encima del interés público.

Imagen de la campaña «Limpia el humo de Bruselas» (ALTER-EU)

Otro elemento que participa activamente a este vínculo amistoso entre poderes y que afecta directamente a los ciudadanos es la falta de transparencia del lobby. La palabra lobby designa a cualquier individuo o colectivo que trata de influir en los representantes de la ciudadanía para conseguir que éstos legislen a favor de sus intereses. Los grandes lobistas operan de acuerdo a intereses privados en un proceso del que los ciudadanos no están informados, en el que carecen de participación y que muchas veces va en contra de sus intereses. Hace unas semanas saltaba a los medios el escándalo Dalli, comisario de Salud de la UE, quien consintió que un empresario maltés pidiera en su nombre dinero a una tabaquera sueca a cambio de influir en las reglas de la UE sobre el consumo de tabaco.

La Unión Europea tiene cada vez más influencia en las leyes y políticas que afectan a más de 500 millones de europeos; sin embargo, poco sabemos sobre los representantes europeos y los grupos de presión que les influyen. Por eso, varias organizaciones de toda Europa, entre ellas ALTER-EU [en], Friends of the Earth Europe [en] y Unlock Democracy [en], abogan por la transparencia del lobby y tratan de implantar en diferentes países, un registro de lobby obligatorio y accesible al público para controlar a los grupos de presión. Este registro permitiría saber con quién se reúnen los políticos, cuándo, con qué fin y por cuánto dinero, además de contener información sobre la empresa que los lobistas representan.

Un grupo de ciudadanos ante el Parlamento Europeo vallado. Por Elena Arrontes

Las ONG entre ellas Access Info Europe, HAI [en], Environmental Service Law [en] y Spinwatch [en], decidieron concienciar de la necesidad de controlar el lobby a través del Proyecto EU Citizens [en]. Éste permitió a más de 40 ciudadanos europeos, comprometidos con la transparencia, viajar a Bélgica para descubrir el entramado de las instituciones europeas, reunirse con funcionarios europeos y reflexionar sobre los problemas que genera el lobby. El evento central del viaje fue la conferencia llamada Participación, ética y transparencia: lo que los ciudadanos quieren de Bruselas [en], celebrada el 16 de noviembre. Entre los ponentes, figuraron Rainer Wieland (Vicepresidente del Parlamento Europeo, responsable de Transparencia), representantes de la Oficina del Defensor del Pueblo europeo y otros funcionarios europeos.

Durante el evento, hubo dos posiciones contrarias en cuanto a transparencia: la de Isabelle Durant, vicepresidenta del Parlamento y responsable del Código de Conductas, quien está de acuerdo en que un diputado tiene la obligación de declarar todos sus gastos y de hacer pública su agenda, frente a la posición de Wieland, quien opinó que ello obstaculizaría el trabajo administrativo. Miembros de las ONG organizadoras le recordaron que los europarlamentarios trabajan con dinero público y deben rendir cuentas a quienes representan. Wieland no considera una falta ética que un europarlamentario tenga un segundo trabajo, compaginando sus funciones con funciones empresariales. Algunas de las ONG se oponen totalmente a ello porque el trabajo parlamentario requiere un tiempo completo, el sueldo es suficientemente elevado y porque además compaginar un oficio público con otro privado tiene grandes riesgos de crear conflictos de intereses.

En el segundo panel, más centrado sobre el control del lobby, el personal de los comisarios europeos afirmó por unanimidad sentirse “satisfecho” con el registro de lobby implantado hace un año en la Unión Europea. Una vez más las ONG del proyecto EU Citizens denuncian que la inscripción en el registro es voluntaria y por lo tanto poco efectivo.

Muestra de un resumen de la conferencia con las conclusiones de los ponentes [en]:

Varios de los ciudadanos que participaron en este viaje publicaron sus impresiones en sus blogs. Alex Soler, en su blog Ominids, dice lo siguiente:

Ciento cincuenta euros. Es el valor máximo legalmente aceptado para cualquier regalo que quiera hacerle, a un parlamentario europeo, una persona que se interese por su bienestar, ya sea un admirador o un lobbista representando los intereses de un determinado grupo de multinacionales. La norma no pone límite al número de veces que se le pueden hacer dichos regalos de 150€, ni tampoco al valor de los regalos que pueden recibir sus asistentes.

Jonás Candalija, escribiendo para El desactivador de minas, encuentra que el problema de transparencia es algo que afecta no solo a España, sino a toda la Unión Europea más de lo que él sospechaba:

 No puedo decir que sea un experto en lobby. A duras penas consigo convencerme a mí mismo de cualquier cosa. Sin embargo, resulta un ejercicio reparador conocer hasta qué punto la opacidad informativa oscurece la actividad política en España y Europa. Cuando pensaba que el oscurantismo y la falsa rendición de cuentas eran un asunto netamente españolEuropa se descubre como un elemento paradigmático.

En la Unión Europa, hay una notable resistencia política a la cultura de transparencia, un hecho inquietante si se considera que el 50% de las leyes nacionales se originan en Bruselas. Es difícil entender tanta resistencia y conformismo en ese sentido, dado que las instituciones europeas están viviendo una crisis de credibilidad, crisis que podría solventarse desde la transparencia, la ética y una mayor participación ciudadana en las cuestiones europeas, respondiendo así a las demandas ciudadanas de democracias reales y participativas.

*Foto de portadilla tomada de video.

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