Empeora la homofobia en Jamaica tras una paliza a un estudiante

Jamaica y homofobia han empezado a convertirse en casi sinónimos, gracias en parte a una canción ahora considerada vergonzosa, escrita originalmente, como la bloguera Annie Paul explicó en esta publicación de 2009 [en], «para protestar contra la violación y el asesinato de un niño a manos de, presuntamente, homosexuales»:

La canción pasó de poner en el punto de mira a un violador y asesino homosexual a ser el himno de la persecución de estos criminales. El problema es que en Jamaica (como en otros muchos lugares) los hombres homosexuales son vistos igualmente como depravados y por eso el rechazo hacia estos criminales homosexuales se convierte en un rechazo también hacia todos los homosexuales.

Sin embargo, puede que la canción solo haya añadido más leña a un fuego ya encendido. Hace tres años, cuando el responsable de la canción, Buju Banton, se reunió con grupos defensores de los derechos de los homosexuales en Estados Unidos a quienes había ofendido el mensaje que estaba transmitiendo, algunos blogueros jamaiquinos seguían sintiendo que iba a ser imposible detenerlo [en]. Jamaica Salt [en] dijo entonces:

Buju es muy buen objetivo para la campaña de los derechos a favor de los homosexuales para llamar la atención sobre el gran y verdadero problema de la homofobia en Jamaica.

Si alguien quería pruebas de que el problema era una realidad, no tenía que esforzarse mucho. Hace apenas un año, hubo un bloqueo de los medios contra un anuncio público [en] que tenía como objetivo animar a los jamaiquinos a que aceptaran sin condiciones a los miembros de su familia que fueran homosexuales. Y en 2008, el entonces primer ministro, Bruce Golding, acudió al programa HardTalk de la BBC y básicamente declaró que no había espacio para los homosexuales en su Gobierno [en].

Hace unos días, un estudiante gay de la Universidad de Tecnología (UTech) [en] de Jamaica, al que pillaron supuestamente en una «situación comprometida» con uno de sus compañeros, sufrió una paliza a manos de los guardias de seguridad del campus. Las cámaras captaron este incidente en un vídeo que se extendió de inmediato. Twitter [en] y Facebook [en] se convirtieron rápidamente en participantes del debate en internet, y algunos blogueros jamaiquinos escribieron mensajes considerados y moderados que suponían un análisis en profundidad del problema.

Raw Politics Jamaica Style [en] consideró la agresión «una seria amenaza al estado de derecho y a la democracia de Jamaica»:

Desde luego, la situación es nefasta. Ni siquiera el récord mundial de Usain Bolt puede salvarnos ahora.

El jueves 1 de noviembre de 2012, un estudiante de la UTech sufrió una paliza a manos de unos guardias de seguridad, después que un grupo de compañeros lo persiguiera. ¿Por qué? Era sospechoso de ser gay y formaba parte, supuestamente, de una pareja pillada en «una situación comprometida» en el campus.

Después de huir al puesto de seguridad para escapar del ataque de la muchedumbre, la peor pesadilla del estudiante «gay» se convirtió en realidad. Su lugar de refugio se transformó en aquello de lo que estaba huyendo.

Degradado y deshumanizado de la peor manera por el personal de seguridad, el estudiante «gay» recibió una paliza sin piedad mientras que un público entretenido grababa la escena y dejaba clara su sed de sangre al pedir que lo mataran. Esto parece, sin duda, una escena surrealista de un teatro macabro.

Pero desgraciadamente esto ocurrió en la vida real y es relativamente común en Jamaica.

En una publicación titulada «Sticks and Stones» [en] [«Palos y piedras»], Petchary's Blog comenzaba dándole la razón a otro bloguero, que decía en Facebook:

Me alegra escuchar que Cliff Hughes [periodista local] describe el episodio de la UTech como «homófobo». Esto se niega demasiado. «Oh, no, no somos homófobos. Nosotros no».

Luego proseguía hablando del asunto del vídeo:

El vídeo se tituló «Beat di fish 2!» [¡Pégale al maricón 2!], utilizando así la palabra ofensiva más actual en Jamaica en referencia a los homosexuales. El vídeo muestra a los guardias de seguridad [en] pegándole una paliza a un joven en un recinto cerrado (en el puesto de seguridad de dicha universidad) mientras que un grupo de jóvenes se burlaban desde fuera, se reían y animaban a los guardias para que le dieran una buena paliza. Algunos les pedían a los guardias que les dejaran al chico para ocuparse de él.

¿Por qué le pegaron? Se le acusaba de haber mantenido relaciones sexuales con otro chico (que pudo escapar, espero que esté a salvo en algún lugar).

Fue muy duro ver y escuchar los aullidos de la muchedumbre, como los sabuesos cuando arrinconan a un zorro durante la caza. Esos gritos de entusiasmo, ese deseo de sangre. Y algunos de los que apoyan el vídeo añaden comentarios enfermizos…

Hubo muchas muestras auténticas de escándalo y desesperación localmente. «Me avergüenza ser jamaiquino» era una frase común entre los que se solidarizaban con sus compatriotas. Grupos en defensa de los derechos civiles, entre los que destacan Jamaicans for Justice [en] y Civil Society Coalition [en], han hecho declaraciones en las que condenan el incidente. Algunos comentarios en los medios sociales fueron más ambiguos, en algunos se decía que los dos hombres tenían que haber sido más cuidadosos, y que «así se trata a los homosexuales en Jamaica, para bien o para mal». Otros comentarios fueron más ofensivos, pero no los repetiré aquí.

Dos de los guardias de seguridad fueron despedidos después [en]. En referencia a un comentario de otro medio de comunicación jamaiquino en Facebook, Petchary comentó:

No sigamos negando el problema. Jamaica ES una sociedad homófoba. Lo han dicho muchos jamaiquinos dentro y fuera del país. Y es cierto. Está delante de nuestras narices.

Y bien, ¿qué podemos hacer al respecto? ¿Dejamos que la muchedumbre tome el control? Después de todo, ha habido varios ejemplos de agresiones recientemente, bajo distintas circunstancias. Esto no es sólo otro ejemplo de violación de los derechos humanos de los homosexuales en Jamaica. Se trata también de intolerancia, violencia y una ciega ignorancia que se sigue repitiendo una y otra vez. Es como una marea que nos alcanza y amenaza con llevarnos a todos.

¿Adónde nos lleva esto? ¿Estamos listos para pasar página, o para quedarnos como estamos ahora? ¿Van a manifestarse nuestros líderes o permanecerán callados? ¿Y qué hay de las iglesias? Después de todo, los homófobos usan con frecuencia algún pasaje de la Biblia para justificar su odio.

Annie Paul [en] se preguntaba si la paliza a los homosexuales se había convertido en la política nacional y habló de los factores sociales que llevan a esto:

Les voy a comentar por qué casi todos tienen la culpa. El ministro de Educación, Ronald Thwaites, ayer condenó de manera acertada el episodio y pidió que se expulsara al grupo de estudiantes. Sin embargo, hace solo unos días habló con los medios sobre un «plan gay» que aparentemente había provocado un cambio siniestro en el currículo sobre salud y educación familiar de los institutos de Jamaica.

Los problemas de la retirada del currículo revisado los detalla Maurice Tomlinson, antiguo profesor de la UTech, que tuvo que huir de Jamaica cuando se casó con su pareja en Canadá [en]. En un mensaje titulado Countdown to Tolerance [en] [La cuenta atrás para la tolerancia], Tomlinson señala al tipo de cristianismo practicado en el país como la interferencia en el currículo escolar.

Annie Paul menciona también el bloqueo del anuncio público [en] del J-FLAG [en] [Foro jamaicano de lesbianas, bisexuales y gays] y volvió a publicar en Facebook «algo que ha ocurrido de verdad en Jamaica y que subraya el odio absurdo hacia los homosexuales».

Finalmente, Diana McCaulay [en] escribió un mensaje emotivo y con fuerza sobre el incidente:

Me recuerda a un momento de Poncio Pilato, si recuerdo la Biblia correctamente. Un hombre inocente llevado ante un juez mediocre, una muchedumbre escandalosa fuera. El juez quiere calmar a la muchedumbre con una paliza, pero no es suficiente. Y sabemos el final de esa historia en concreto.

Y continuó:

El día siguiente a la agresión, no me concentraba en el trabajo, consultaba constantemente las páginas de Facebook y los blogs que sigo para ver lo que decían. No hubo comentarios de nadie en los artículos publicados en dos periódicos jamaicanos. Esto era muy raro. Me preguntaba si, al fin, los editores de las publicaciones mayoritarias habían decidido no dejarle espacio a los mensajes de odio. Pero la ausencia de comentarios duró poco.

Para mí, es algo personal. Mi hijo es gay. Cada comentario de odio, intolerante o violento va dirigido directamente a él. Echo de menos a mi hijo todos los días de mi vida, pero me alegra mucho que no viva aquí. La cuestión es: ¿por qué me alegra? Porque me sentía, y todavía me siento, muy avergonzada de ser jamaiquina. Me siento cómplice de esta agresión por la decisión que tomé hace tiempo de quedarme aquí, de reclamar mi nacionalidad jamaiquina, mi identidad jamaiquina. Ahora, demasiado tarde, quiero cambiar esa decisión. No quiero que me identifiquen como parte de una nación que defiende y apoya una postura en contra de los homosexuales como algo cultural, algo cristiano, como algo que forma parte de nuestra soberanía, nuestro derecho.

Al igual que siempre, las creencias religiosas se usan para justificar la violación de los derechos humanos de algunos. Las creencias religiosas pertenecen a lugares de culto entre personas que comparten unas creencias y a ningún otro lugar. No deben tener el peso del Estado detrás.

En una entrevista con Cliff Hugues en Nationwide News Network el viernes, escuché al ministro de Educación, al honorable Ronnie Thwaites, condenar con fuerza la agresión en la universidad. Muy bien hecho, decano Thwaites. Sin embargo, fue usted quien hace poco animó a la gente para que se retirase el material educativo que intentaba, aunque fuera de manera torpe, manejar el problema del respeto y la tolerancia hacia los homosexuales.

Estoy cansada de fingir que todos los aspectos de nuestra cultura se pueden defender. No es así. Hay muchas cosas por las que sentirse avergonzado como jamaiquino. Nuestra postura y acción violenta e intolerante hacia los gays y lesbianas encabezan la lista.

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