África: ¿Qué es primero: el desarrollo o la democracia?

Ya ha terminado el 22.º Foro Económico Mundial [en] (FEM), que se llevó a cabo en Adis Abeba del 9 al 11 de mayo, pero la elección del rápido crecimiento económico de África como tema del foro sigue siendo objeto de múltiples discusiones en internet.

En el Panel sobre Liderazgo Africano, el primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, alabó los logros económicos de su gobierno y descartó que exista relación entre el crecimiento económico y la democracia. Esto es lo que dijo [en]:

No existe relación directa entre el crecimiento económico y la democracia, histórica o teóricamente. Yo no creo en cuentos para niños, en argumentos forzados que vinculan el desarrollo económico con la democracia. La democracia es necesaria para mantener unidas a las diversas naciones africanas.

A pesar de las declaraciones de Meles Zenawi, algunos críticos afirman que el rápido desarrollo económico logrado a expensas de la democracia es efímero y superficial. Ermias Kassaye, un comentarista crítico que reside en Ciudad del Cabo, no está de acuerdo. Como reacción a la observación de Endalk en Facebook, escribió [en]:

La mente obtusa siempre disfruta suprimiendo lo que es libre. Por supuesto que luchó para llenar su gran estómago, nunca tuvo un solo pensamiento de libertad en la mente. La razón del crecimiento es la democracia y una sociedad de librepensadores, pero si el crecimiento florece sobre la tumba de la democracia, un día será suficiente para demoler todo el ente material.

En el blog del Banco Mundial, Justin Yifu Lin, economista en jefe del Banco Mundial, alega [en]:

No estoy de acuerdo con aquellos que afirman que Etiopía y otros países africanos con un nivel de ingresos similar tienen demasiadas cargas de gobernabilidad, pobreza y malos climas de inversión como para salir de la trampa de la pobreza. China y Taiwán –China es de donde yo provengo–, así como muchas otras economías de reciente industrialización, eran así de pobres hace solo algunas décadas y estaban igualmente lastrados con corrupción y otros obstáculos. Muchos de ellos aún hoy se clasifican en la parte baja de varios indicadores ambientales de gobernabilidad y negocios. Yo participé en la transformación de China de ser una sociedad agrícola a lo que es hoy, y confío que una evolución similar puede ocurrir en África.

Luego añade [en] que:

Lo que hace falta es lo que yo llamo «Teoría del Desarrollo 3.0″, un enfoque que se basa en lo que el país tiene (es decir, sus atributos) y en lo que sabe hacer bien (es decir, su ventaja comparativa). Como parte de ello, el gobierno deberá representar un papel activo para ayudar al sector privado a ampliar paulatinamente lo que el país ya sabe hacer bien.

En el pasado, la economía del desarrollo a menudo se enfocaba en lo que los países en desarrollo no tenían y no sabían hacer bien. Un ejemplo fue el intento de apoyar a la industria pesada mediante una estrategia de sustitución de importaciones basada en lo que yo llamo el viejo estructuralismo, o «Teoría del Desarollo 1.0″. Posteriormente el enfoque se centró en asuntos de gobernabilidad, tipificado en el neoliberal Consenso de Washington, lo que yo llamo «Teoría del Desarrollo 2.0″. Los frutos del Desarrollo 1.0 y 2.0 fueron, por lo general, decepcionantes.

La Teoría del Desarrollo 3.0 propone un cambio de mentalidad: debemos parar de decirles a los africanos y a otros países de bajos ingresos lo que está mal y lo que necesita ser corregido, y en su lugar hay que trabajar con ellos en determinar cuáles son sus puntos fuertes basándonos en lo que tienen ahora. Estos puntos fuertes pueden entonces transformarse en competitividad en los mercados nacionales e internacionales.

Pero varios ciudadanos de la red se preguntan si esta alternativa entre desarrollo y democracia es un pensamiento que puede aplicarse en el contexto de Etiopía. Un comentarista anónimo en el blog del Banco Mundial afirma [en]:

Como etíope no me trago lo que usted escribió sobre el país. El mantra de crecimiento de Etiopía es más un despliegue publicitario que lo que los hechos reales demuestran. Imagínese, Etiopía es un país que recibe 3,000 millones de dólares de ayuda económica cada año. El régimen ha estado en el poder durante los últimos 20 años, el producto interno bruto (PIB) per cápita es el mismo que hace 20 años. Hace 20 años, incluso durante la dictadura militar, la gente comía al menos dos veces al día; hoy, tras 20 años de ayuda del Banco Mundial (BM), la gente no come ni una vez al día. En la Etiopía cristiana el robo es una abominación, hoy la corrupción se ha vuelto la cultura nacional. Se pueden ver rascacielos en Adis Abeba, pero los propietarios son las élites gobernantes, los oficiales del ejército y sus afiliados. 7 millones de etíopes aún se encuentran bajo el programa de protección, que el BM financia en gran parte, y 4 millones de personas necesitan ayuda alimentaria urgentemente. La Etiopía en Adis Abeba y la Etiopía fuera de Adis Abeba son diferentes. El gobierno embellece Adis Abeba para engañar a los extranjeros y hacerles creer que el país está creciendo, pero a 100 km de la capital todo es diferente. Etiopía es un país donde la violación de los derechos humanos es proliferante, y no lo culpo si le resta valor a la libertad y la democracia en favor del desarrollo, ya que usted nació y fue criado en China, pero solo por comparar, imagínese a Libia antes de Gadafi. Era un país rico y sólido, pero en solo un año quedó en ruinas. El destino de China no será diferente al de Libia, y el de Etiopía será peor. Nosotros los etíopes necesitamos un gobierno estable antes de pensar en cualquier clase de desarrollo. Una vez que establezcamos nuestro gobierno basado en elecciones libres, no será muy difícil cambiar el país de una vez por todas. El Banco Mundial necesita escuchar el grito de los etíopes: la libertad es primero. La libertad genera el pan, y no al revés.

El Banco Mundial ha informado [en] que han comenzado las consultas en internet en relación con su Estrategia de Asociación con Etiopía. Los ciudadanos de la red etíopes pueden participar [en] sugiriendo cuáles deben ser las prioridades para el desarrollo de Etiopía.

Africa Confidential [en], un boletín quincenal con noticias de política y economía africanas, informa que aunque Etiopía se ha clasificado como una de las economías en más rápido crecimiento, su estrategia política y su papel en la región son cuestionables:

Los alimentos, la vivienda y el agua son considerados más importantes que la democracia y los sindicatos. «Somos un régimen algo severo, nadie lo niega», dice un funcionario en Adis, en privado, y pone en claro la visión del mundo de Etiopía: Eritrea es una amenaza; Somalia no es un vecino cómodo; el Frente de Liberación Oromo hace ruidos amenzadores pero se encuentra completamente desorganizado. Las organizaciones no gubernamentales (ONG) extranjeras como Human Rights Watch tienen problemas para ingresar en las áreas afectadas, y en los campos de refugiados emergen historias de horror sobre ofensivas políticas periódicas.

Además, un artículo en The Economist con el título «Un nuevo fondo atestigua el atractivo del país y el valor de los contactos» [en] muestra que las puertas de Etiopía están abiertas a la inversión basada preferencialmente en los contactos.

A Etiopía, el segundo país más poblado del África subsahariana, se le acusa continuamente [en] de usar tecnología de vigilancia y monitoreo hecha en China para reprimir a las voces disconformes [en] del país.

*Miniatura (thumbnail): El primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi. Cortesía de la página del FEM en Flickr (CC BY-SA 2.0)

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