Cáucaso: ¿Conflictos congelados, vidas olvidadas?

Eclipsados por la guerra en la antigua Yugoslavia, ocurrida casi al mismo tiempo, los tres conflictos que sacudieron el sur del Cáucaso a principios de la década de los 90 siguen padeciendo un eterno olvido mediático. Cerca de un millón de personas se vieron obligadas a huir sus hogares al estallar la guerra entre Armenia y Azerbaiyán por el territorio en disputa de Nagorno Karabakh, mientras que la mitad de ese número fue desplazado cuando Georgia perdió sus dos regiones secesionistas de Abjasia y Osetia del Sur casi al mismo tiempo.

Cierto, el recrudecimiento de los combates por Osetia del Sur que tuvieron como consecuencia la guerra entre Georgia y Rusia en 2008 [en] fue la causa de miles de titulares a nivel internacional; sin embargo, una vez firmado el alto el fuego, la grave situación de refugiados y desplazados parece que ya no es de tanta importancia.

Mientras tanto, en Armenia, Azerbaiyán y Georgia, así como en los territorios secesionistas de Abjasia, Osetia del Sur y Nagorno Karabakh, los medios locales apenas se interesan por los problemas que refugiados y desplazados padecen excepto para hacer propaganda en contra del «enemigo».

Al contrario, normalmente son las organizaciones humanitarias internacionales y de desarrollo las que informan sobre los problemas de los refugiados y desplazados, a menudo con el fin de captar la atención de los donantes.

En su lugar, las necesidades de los refugiados y desplazados suelen estar cubiertas por organizaciones humanitarias y de desarrollo internacional, a menudo para sensibilizar a los donantes. Entretanto, no parece que ninguno de estos tres conflictos vaya a resolverse en un futuro próximo, lo cual provoca que haya más sombras sobre el destino de estos desplazados por la guerra.

Refugiada armenia de Nagorno Karabakh © Onnik Krikorian 1994

Sin embargo y gracias a que cada vez más gente está empoderada con los nuevos medios y medios sociales, aunque sea sólo en términos de acceso a la información, se empiezan a escuchar en internet las voces de los desplazados y de los refugiados. Un ejemplo de esto sería iDP Voices. Se trata de un proyecto que cuenta con el respaldo del Consejo Noruego de Refugiados, del Centro de Seguimiento de Desplazados Internos y de Panos London.

Este proyecto contiene las historias de 29 desplazados de Osetia del Sur y Abjasia [en] compiladas por varios entrevistadores y presentadas en formato texto y audio, aunque también existe una versión electrónica descargable [en] en PDF.

¿Cuándo escuchaste por última vez a una persona desplazada y te pusiste en su lugar? ¿Alguna vez te paraste a pensar en lo que significa perder a algún pariente cercano en un conflicto, perder todas tus pertenencias y ser expulsado de tu tierra de origen?  […] Estas voces tienen la fuerza para abrirse paso entre los prejuicios y las agendas políticas, hablan por sí mismas.

Lo importante está en las experiencias y reacciones humanas universales y no en las cuestiones políticas particulares. Leyendo lo que nos quieren decir los desplazados podemos aprender qué es lo importante para ellos y cuáles son los problemas que les preocupan. […] Esto nos permitirá detallar la realidad subyacente a las nociones generales del desplazamiento. Apenas se añaden incisos a estas historias: su poder radica en ofrecer imágenes, una voz, sensaciones, sentimientos, esperanzas y sueños. […]

Una de estas voces es la de Teah [en], una georgiana de 30 años que huyó de Abjasia y que dice ‘soñar con una «vida ordinaria» para todos los georgianos y abjasios, quienes deben de «perdonarse los unos a los otros»‘.

[…] Trato de hablar tanto con los georgianos como con los abjasios. No podemos odiarnos los unos a los otros, ya hemos cometido suficientes errores, no debemos equivocarnos una vez más. Deberíamos perdonarnos entre nosotros y a nosotros mismos. Además, debe existir voluntad por ambas partes para que haya confianza y buenas relaciones. Una parte sola no arregla nada.

Creo que habría que abrir las fronteras [entre Abjasia y Georgia] para que así las personas puedan comunicarse. Lo primero es el diálogo, y él nos guiará hacia la confianza…

[…] Sólo después de hablar de nuestras propias tragedias es cuando aprendemos de verdad a conocernos y a amarnos. Hizo falta que pasara el tiempo antes de que confiáramos unos en otros.

Fue entonces cuando creímos entender el dolor recíproco, cuando llegó ese momento fue cuando pudimos sentarnos y hablar abiertamente – sin agresividad ni acusaciones.

Estos relatos, contados íntegramente en primera persona, no abundan; sin embargo sí que existen algunas excepciones. Por ejemplo, donantes internacionales han financiado emisiones en radios locales que trataban cuestiones relacionadas con los refugiados, sin bien estas eran escuetas. Asímismo una joven refugiada de origen azerí escribió entradas para un proyecto personal propio, el cual forma parte también de la cobertura realizada por Global Voices de Voces del Conflicto del Cáucaso.

El primero fue escrito en inglés antes de ser traducido voluntariamente al armenio, azerbaiyano y ruso.

[…] Sólo tenía cuatro años cuando abandoné Armenia, pero cuando miro hacia atrás no sé si fui afortunada o no pues no consigo recordar nada de lo que dejé atrás. Pero sí que recuerdo nuestra casa, nuestro jardín, el patio, mis amigos, mi manzano y el gallo al que tanto quería.

Luego de llegar a Azerbaiyán solía soñar con nuestra casa y que caminaba por las ruinas de nuestra aldea. Pero en un momento dado todo desaparecía. A pesar de todo mi familia nunca ha perdido la esperanza en que algún día podremos volver a casa. Pensamos que dos vecinos que han convivido durante siglos volverán a unirse de nuevo incluso aunque el mal siga ahí, instigando aún el odio.

[…]

En Azerbaiyán, nos mantuvimos apartados de la cultura autóctona durante muchos años y no pudimos retomar nuestras propias raíces culturales y, además, que nos trataran como desconocidos lo hizo incluso más difícil. El resultado fue una segregación de los azerbaiyanos de Armenia que acabaron por unirse entre ellos. La discriminación contra nosotros estaba por todas partes: en la guardería a la que asistía, en la escuela e incluso en nuestra vida cotidiana.

[…]

Esta guerra me ha convertido en una mediadora, a pesar que soy una principiante en este campo. Sin embargo mi lucha es todavía más complicada ya que, por un lado tengo que ayudar a aquellos que están en conflicto y por el otro tengo que ayudarme a mí misma.

Pero si bien la mayoría de refugiados y desplazados carecen de voz en Armenia, Azerbaiyán y Georgia, sus historias al menos sí que aparecen de vez en cuando en proyectos de medios independientes en Internet. Como ejemplo pondremos un reciente proyecto-blog dirigido por el Centro Internacional sobre Conflictos y Negociación (ICCN) y el Centro Europeo para Asuntos de Minorías (ECMI)-Cáucaso.

Originalmente escrito en ruso, pero disponible también la traducción al inglés, una entrada co-redactada por dos periodistas, uno georgiano y otro azerbaiyano, ofrece una nueva percepción sobre las esperanzas de refugiados y desplazados en sus propios países.

“El buen vecino,” me dijo un refugiado de un campamento de Dashalti en Nagorno-Karabkah, «es cuando la gente no vive ‘en el otro lado’ y están divididos por una línea, sino cuando viven próximos y uno al lado del otro, cuando forman una familia, se reúnen y cuando la identidad nacional no importa lo más mínimo.  Durante muchos siglos existió la convicción de que la tierra pertenece a aquellos que la habitaban, a aquellos que la trabajaban. El resto fue un invento de los políticos. […]

La experiencia nos ha enseñado que aquellos que vieron con sus propios ojos el dolor y el sufrimiento y notaron en sus propios corazones el problema de sus países de origen, nunca aceptarán que está perdido. Pero al mismo tiempo se negarán a repetir los mismos horrores y nunca estarán a favor de la guerra. Todos los refugiados que hablaron con nosotros en Azerbaiyán quieren regresar a sus casas y vivir en paz con los armenios.

Esta opinión no es exclusiva de los refugiados y desplazados azerbaiyanos, a menudo puede oírse en boca de sus homólogos armenios quienes también se vieron obligados a huir durante las expulsiones ojo-por-ojo y la limpieza étnica mútua que caracterizó el conflicto de Karabakh. Sin embargo, la difusión de tales relatos es reducida debido a la penetración y uso relativamente bajo de Internet en la región. Por su parte, la televisión, la principal fuente de información para la mayoría de los ciudadanos, no presta atención a este tipo de intervenciones y opiniones alternativas sobre el conflicto.

De todas formas, Global Voices reúne en Internet vídeos, disponibles aquí y aquí, [en] en los que se incluyen las historias de refugiados y desplazados de conflictos como el de Armenia-Azerbaiyán. Sin embargo, por desgracia los pocos proyectos que existen para dar voz a refugiados y desplazados a través de nuevos medios y medios sociales no parece que hayan tenido éxito. No obstante, mientras el uso de Internet vaya en aumento el potencial se mantiene.

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