Turquía: Una aventura armenia sobre dos ruedas

Sin relaciones diplomáticas, con las fronteras cerradas por una disputa sobre historia y con un conflicto no resuelto con otro país, Armenia y Turquía difícilmente pueden ser considerados vecinos amistosos, pero un relato de viajes de Areg Harutyunyan, un joven motociclista armenio, podrá por lo menos cambiar algunos estereotipos.

Informando a sus seguidores de Twitter, Harutyunyan está documentando su viaje desde Yerevan, la capital de Armenia, a través de Turquía en su blog, One Hell of a Ride [Un Viaje Increíble, en].

Abarcando más de 4,500 kilómetros, el viaje va a ser enorme. Declaro sin ningún ego, esto es algo que ningún motociclista en Armenia ha hecho nunca antes.

    Más de 4,500 kilómetros en la carretera, explorando y experimentando Turquía enteramente conduciendo a lo largo de las costas de 3 grandes mares A través de más de 80 ciudades y pueblos, incluyendo una semana en la 3era ciudad más grande en el mundo, + de 25 días sobre una motocicleta, sólo!

[…]

En Turquía planeo ser un armenio de Armenia, viajando en mi motocicleta y experimentando Turquía. El camino planeado fue trazado basándose tan solo en las experiencias de muchos viajeros que han experimentado Turquía. No tiene un significado histórico o personal para mí, y está sujeto a cambios espontáneos dependiendo de las circunstancias que enfrente durante el viaje.

Debido a la frontera cerrada, el único camino para entrar a Turquía desde Armenia es vía Georgia. Aunque los dos países pueden ser considerados enemigos históricos y contemporáneos, esta realidad no se hizo evidente en la frontera turca [en].

Después de conducir un poco a través de los pueblos de Georgia, portando una gran cantidad de símbolos armenios, títulos y etiquetas; llegué al cruce de la frontera de Poso.¨[Había] enormes banderas turcas, todos actuaron con extremo profesionalismo y se sentía luego de Georgia como si de alguna forma se estuviera entrando en Europa. Me aproximé al oficial de segurdad, que estaba estampando los pasaportes, usando la única palabra en turco que se:

“Mehraba!” (Turco: ¡Hola!)

“'¿…Hay es?” (Armenio: ¿Eres armenio?)

“¡Ayo!” (Armenio: !Sí!)

“¡Bari galust Turquía, sireli yeghbayr!” (armenio: ¡Bienvenido a Turquía, querido hermano!)

El bloguero no había terminado de arribar en Turquía cuando el desastre lo atacó [en].

Conduje hacia una gasolinera, cargué gasolina, y pregunté si podía pagar con una [tarjeta] MasterCard en el mostrador. Mi tarjeta fue rechazada. Esto me dio una sensación de malestar— ¡Sabía a ciencia cierta que mi HSBC MasterCard era buena y no traía mucho efectivo conmigo!

Mientras conducía hacia la salida de la estación, bajé la velocidad a 50 km/hora, entré en un túnel cuyo interior era curvo, me di cuenta que iba muy rápido, así que pisé los frenos, bloqueé las ruedas, patiné, le pegué a la pared del túnel, me caí y fin.

[…]

Dos patrullas de policía arribaron en menos de dos minutos. Uno de ellos bloqueó la entrada del túnel, el otro se fue y 3 policías empezaron a hacerme preguntas y a documentar mi accidente. Su comportamiento fue, otra vez, extremadamente profesional. Todos ellos fueron muy educados, trataron de ayudar y expresaron cuanto sentían lo que me pasó. Solo uno de ellos hablaba inglés.

[…]

Afortunadamente Harutyunyan no tuvo que ser hospitalizado y pudo dedicarse a la tarea de encontrar un lugar en donde pudieran reparar su motocicleta. Decidió cambiar su trayectoria y la mejor opción pareció ser Estambul, pero ayuda local sería necesaria para transportar su moto [en].

Foto: Areg Harutyunyan

“¡Pareces un turco, pero no eres turco!” él se rió. “¡Eso quiere decir que eres Ermeni! [Nota: armenio] ¡Caras similares como hermanos! ¡Los kurdos tienen la cara más diferente!”

“…”

“Si tú no tienes ningún problema conmigo, yo no tengo ninún problema contigo, como hermanos.”

Después de hablar con muchos mecánicos diferentes acerca de las partes rotas de mi motocicleta, Uğur e Ibrahim decidieron que lo mejor para mí era ir a Estambul.

“¡Toma el bus, es barato!”

“¡Pero necesito llevarme mi motocicleta! ¿Cómo vas a caber en el bus?”

“¡Motocicleta sí, bus OK!”

“¡Hombre, mi motocicleta pesa 200 kilos y es ancha, no es ninguna bicicleta!”

“¿Kawasaki 1200cc en bus OK? ¿Es tu motocicleta más grande que una Kawasaki??”

Cerré la boca

“Te llevamos a la estación de bus ahora mismo.”

[…]

“¿Cuánto cuesta?” Le hice la señal de dinero al conductor

El sacó un papel del bolsillo de su camisa y escribió en él — “350 dólar”

“OK,” le dije al conductor y le hice la señal de los pulgares hacia arriba. “¿Ya nos vamos?” le pregunté a Uğur, él pareció molesto.

“¡Tu no vas con un turco, le preguntas el precio y dices “OK.”! Tú vas con un turco, preguntas el precio, y le preguntas — “¿Por qué??”»

Me callé.

“Ahora nosotros vamos a regatear el precio. Danos tiempo amigo.”

Después de 10 minutos de hablar bastante alto, Uğur se volteó hacia mí.

“200 liras, o 130 dólares. Es OK?”

El viaje a Estambul probablemente no fue lo que Harutyunyan había planeado en esta etapa del viaje, pero por lo menos le dio a sus lectores la oportunidad de escuchar sus impresiones sobre la ciudad y una conversación con un armenio local [en].

En Ortaköy conocí a una mujer armenia genial (¡realmente genial!), que actualmente vive en Estambul. Le pregunté qué tan seguro era ser una armenia en Estambul.

“¿Es Estambul seguro para un armenio?”

“¡Claro!”

[…]

“¿Qué debería hacer si encuentro algún problema con un bozkurt?” [Nota: ultra-nacionalista]

“¡No lo vas a encontrar!”

“¿Pero si de todas formas lo encuentro?”

“¡Corre hacia cualquier policía y dile que eres armenio!”

“¿…eh?”

“¡Eres armenio, y eso quiere decir que todos harán lo posible para asegurarse de que no te pase nada aquí! Los policías te protegerán con sus propios cuerpos de ser necesario!”

Fue muy tranquilizador el escuchar eso.

Foto: Areg Harutyunyan

Lejos de la política, Harutyunyan quedó también impresionado por la Hagia Sofia y por la principal área de compras de Estambul [en].

Taksim es precioso durante la noche. Está bien iluminado y no es menos animado que durante el día. También alberga un gran número de clubs geniales, algunos de los cuales tocan música electrónica y música para bailar. Pienso que la idea de Taksim se asemeja de alguna manera a nuestra propia Avenida Norte en Yerevan, excepto que su arquitectura no apesta y la gente de hecho vive y parrandea allí.

Sin embargo, eso no fue nada comparado con su impresión general de la propia ciudad [en].

Foto: Areg Harutyunyan

Estambul es encantadora. Es una ciudad mágica, y la magia es tan intensa que uno casi la puede escuchar en el aire. Esto no se puede explicar, es una dimensión completamente diferente, pero no es por eso menos real. Cada piedra, cada bote de basura (no había muchos de esos) y cada banco, cada limosnero sucio, cada árbol, cada ola del Marmara, cada tren, puente y los tornillos de los puentes, cada niño vendiendo agua, cada Vespa y cada techo son mágicos, están llenos de una extraña energía — no negativa o positiva, no como nada que se pueda describir. Es una muy extraña clase de energía atractiva — te llena, te abraza y te hace flotar en este increíblemente dulce letargo, cantando suaves melodía en tu oído, tocando las fibras más especiales de tu alma e alcanzando tan profundamente que abre una grieta de tu propia esencia hacia ti y hacia la ciudad. Es una ciudad que hace que te rindas instantáneamente — y completamente, rendirte para ser feliz, porque tú eres real.

Estoy enamorado para siempre y no necesito fingir. Yo amo a Estambul desesperadamente, sin remedio y sin fin.

De regreso sobre sus dos ruedas, Harutyunyanviajó a Eskişehir y Ankara. Sus viajes continúan en http://www.onehellofaride.com y puedes seguirlo en Twitter en @sssilver.

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