América: Recordatorio virtual de los 72 inmigrantes asesinados en masa

Como estudiante graduada en la Universidad de Chicago, he tenido el placer de estudiar con la periodista y redactora de memorias mexicana Alma Guillermoprieto. Este artículo se basa en una entrevista que realicé a la Sra. Guillermoprieto en octubre del 2010.

Al comienzo de su carrera Alma Guillermoprieto ganó un amplio reconocimiento como periodista en lo que fuera la primera investigación de la masacre de 1981 en El Mozote, El Salvador, donde cerca de ochocientos campesinos fueron asesinados por el ejército salvadoreño durante la guerra civil en esta nación. En los últimos treinta años, ha escrito para The Washington Post, The New Yorker y The New York Review of Books, cubriendo a todo el mundo desde Fidel Castro, Carlos Salinas, hasta los líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Ella es una narradora de la vieja escuela, una periodista que dice que no tiene una «vida de internet.» Pero en los últimos dos meses, ha conducido un proyecto en línea en respuesta a la matanza masiva de setenta y dos inmigrantes que tuvo lugar en agosto, en el estado mexicano de Tamaulipas,

72 Migrantes es «una capilla virtual» para los inmigrantes asesinados.

Logo del diseñador de sitios web Daniel Castrejon

Al igual que miles antes que ellos, estos hombres y mujeres dejaron sus hogares en el Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras y Brasil para trabajar en los Estados Unidos. Pero su viaje terminó en un almacén, a un centenar de kilómetros de la frontera México-Estados Unidos, donde setenta y dos cuerpos fueron encontrados el 23 de agosto. La mayoría había recibido un disparo en la parte posterior de la cabeza. Entre los cuatro que escaparon, sólo uno ha dado cuenta de la masacre. Treinta de las víctimas permanecen sin identificar.

Después que la noticia de la matanza en masa se diera a conocer, Guillermoprieto contactó a Lolita Bosch, editora de Nuestra Aparente Rendición, un foro en línea de artistas e intelectuales que trabajan o son nativos de México y que están horrorizados por lo que ven suceder en el país. A través del sitio, y a través de contactos personales, se convocó a un grupo de escritores, solicitándoles que escriban sobre cada una de las víctimas. En Nuestra Mirada, un sitio web para los reporteros gráficos de América Latina, se hizo un llamado a los fotógrafos de inmigrantes. Durante las siguientes semanas, escritores, fotógrafos y diseñadores web, ofrecieron su tiempo y habilidades para crear 72migrantes.com.

«Queríamos crear algo que pudiera llegar a las familias de las víctimas «, dice Guillermoprieto, «y para crear un altar para el Día de los Difuntos.»

«En un altar real, se la recuerda a la gente poniendo imágenes de sus rostros. Se les hace vivir de nuevo a través de los recuerdos.»

Ella señala las diferentes características de 72 Migrantes, explicando que cada parte del sitio corresponde a una parte diferente de la experiencia de visitar un altar fúnebre «en 3-D» (en la vida real.) En el Día de los Difuntos, usted visita los altares/capillas de sus seres queridos, se canta a los difuntos, se dejan flores, y se comparte comida con ellos.

En 72 Migrantes, se puede escuchar música (clic ‘descargar canciones‘ ) para los difuntos, dejar la imagen de una rosa (‘clic ‘dejar una rosa‘), y compartir comida con los migrantes que aún viven, haciendo una donación (haga clic en ‘donaciones‘). Las donaciones se envían directamente al Padre Alejandro Solalinde de Hermanos en el Camino, una organización religiosa que proporciona alimentos, albergue y apoyo a los migrantes y a los que han sido secuestrados o amenazados por las drogas y los traficantes de humanos en México.

Fotografía de Edu Ponces, parte de la colección en 72migrantes.com

La pieza central de 72 Migrantes es una colección de relatos y fotografías, una para cada una de las víctimas. Los autores (entre ellos, Elena Poniatowska, Jorge Volpi y Juan Villoro) han escrito las historias de los asesinados mediante la búsqueda de información acerca de sus vidas, a menudo de parte de sus seres queridos. Pero la mayoría de las familias de los migrantes han sido demasiado recelosos de identificarse públicamente. Muchos de los autores, con poco más que un nombre, han escrito relatos que se sitúan entre obituario y testimonio. Y otros han optado por escribir las historias de los no identificados, imaginando la vida de esas personas.

«La gente que más me preocupa,” Guillermoprieto dice, «son los que han sido despojados hasta de sus nombres por esta cosa horrible».

«Todavía no tiengo ni idea de quién hizo esto», dice. El único testigo que se ha presentado ha declarar dice que los asesinos se identificaron como miembros de los Zetas, el grupo de drogas más notoriamente violento en México. Guillermoprieto describe las escenas de crimen que los Zetas han dejado en el pasado- son sangrientos y violentos. Ella no está completamente satisfecha con la atribución de esta última atrocidad a los Zetas, por considerar que la naturaleza simple y limpia de la masacre en Tamaulipas es muy inusual para la organización.

Como mexicana, Guillermoprieto dice que la masacre la dejó con un profundo sentimiento de vergüenza «que estas setenta y dos personas murieran a manos de los mexicanos en México.» En respuesta, ella dice que quería crear algo que sirva de testigo a la delincuencia y a la memoria de las víctimas. Y ella quería crear un lugar donde la gente de México y en todo el continente americano pueda llegar a presentar sus respetos y se sienten, prácticamente, con el difunto.

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