El silencio habla: Narraciones multimedia en la República del Congo

“Me llamo Bahamboula Gertrude. Era picapedrera en Kinkala antes de la guerra. Ayudaba a hacer piedras usadas para construir casas. Cuando la guerra empezó, empezaron a destruir casas en vez de construilras…”. Foto de Gertrude picando piedras publicada con permiso de Silence Speaks.

“Me llamo Bahamboula Gertrude. Era picapedrera en Kinkala antes de la guerra. Ayudaba a hacer piedras usadas para construir casas. Cuando la guerra empezó, empezaron a destruir casas en vez de construirlas…”. Foto de Gertrude picando piedras publicada con permiso de Silence Speaks.

Siete mujeres afectadas por las guerras civiles de Congo-Brazzaville (también conocido como República del Congo) entre 1997 y 2003 se reunieron en noviembre de 2009 para un taller de narración digital de cuatro días organizado en conjunto por la Oficina de Desarrollo de Programas de las Naciones Unidas para la Prevención y Solución de Conflictos (UNDP-BCPR) y la iniciativa Silence Speaks (El silencio habla) del Centro para la Narración Digital. Desde sus inicios en 1999, Silence Speaks, con sede en Estados Unidos, ha coordinado más de 40 proyectos por todo Estados Unidos, y en Australia, Brasil, Canadá, Congo-Brazzaville, Sudáfrica y Uganda.

Grupo del taller de Congo-Brazzaville. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

Grupo del taller de Congo-Brazzaville. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

Por encargo de Global Voices, entrevisté a la directora de Silence Speaks, Amy Hill, para saber más de este maravilloso proyecto. Amy explica que sus talleres mezclan historia oral, educación popular y producción participatoria de medios, lo que permite a las personas crear videos cortos acerca de sus propias vidas, con historias que de otra manera pasarían desapercibidas.

“Modificamos nuestros métodos para acomodar idiomas, alfabetismo y tecnologías en un ambiente determinado y enfatizamos la reflexión sobre las implicancias de poner en la esfera pública sensibles narraciones personales. Siguiendo cuidadosos procesos de consentimiento informados, se comparten las historias local y globalmente, como herramientas estratégicas para capacitación, movilización comunal y política de defensoría para promover bienestar, igualdad de géneros y derechos humanos”, dice.

GV: ¿Cómo empezaste a trabajar con mujeres sobreviventes de la guerra en la República del Congo?

Amy: “En abril de 2009, me contactó un miembro del personal de la Oficina del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas para Prevención y Solución de Conflictos (BCPR, por su siglas en inglés) en Ginebra sobre la posibilidad de desarrollar un trabajo de narración digital en el contexto de los programas de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR) de las Naciones Unidas…

“En años recientes, el personal del BCPR ha reconocido que para el éxito en sus esfuerzos es crucial el desarrollo de estrategias de comunicacion que aseguren una voz y una audiencia para las personas directamente afectadas por el conflicto. Porque compartíamos un particular interés en la salud y bienestar de la mujer y porque los esfuerzos de DDR han sido criticados por no lograr enfatizar la necesidad de enfoques específicos de género para apoyo post conflicto, diseñamos un proyecto colaborativo para ayudar a un pequeño grupo de mujeres afectadas por o involucradas en la más reciente guerra civil en Congo Brazzaville (1997 – 2003) para que compartieran sus historias.

“El objetivo del proyecto era  doble: (1) usar un proceso de producción participatorio en la creación de una colección de videos cortos y trabajos de radio que pudieran ser proyectadas por UNDP en diversos ámbitos locales y internacionales (por ejemplo, en acontecimientos comunales, capacitaciones, conferencias, reuniones, presentaciones web, etc.) para destacar ejemplos de éxito y cambio positivo; y (2) brindar un mecanismo para manejar las profundas cicatrices dejadas en la región como secuela de los años de conflicto (tanto a través del proceso del taller propiamente y a través de subsecuente distribución de las historias digitales en Congo).”

GV: ¿Con qué organizaciones locales trabaja Silence Speaks en Congo?

Kinkala. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

Kinkala. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

Amy: “BCPR eligió la República del Congo como lugar para el proyecto porque su equipo de DDR mantiene especial énfasis en actividades que generen ingresos para las mujeres. Los funcionarios locales de comunicaciones de UNDP y el personal del programa en Brazzaville (la capital del país) y en Kinkala (una ciudad muy afectada por la guerra en la región Pool del Congo, donde tuvo lugar gran parte del brutal combate) participaron en la planificación del proyecto desde el inicio.

“Un pieza clave del proceso de reclutamiento de participantes incluía informar a las mujeres interesadas desde el comienzo que la intención era compartir sus historias de manera pública. Después de años de trabajar en ambientes extremadamente pobres en recursos y comunidades con altos niveles de pobreza y aflicción, no veo el “consentimiento informado” como un procedimiento que ocurra una sola vez y que incluya firmar formularios. Por el contrario, estoy comprometida con mostrar la noción de consentimiento a través de proyectos…

“Nuestro objetivo con el proyecto era apoyar tanto como pudiéramos un proceso que diera a las propias mujeres un sentido de clara propiedad sobre su trabajo y una sensación de compromiso de cómo sus historias pueden ayudar con la reconciliación de la comunidad y con actividades que faciliten la paz luego de la guerra, tanto local como globalmente”.

Taller en Congo-Brazzaville. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

Taller en Congo-Brazzaville. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

GV: ¿Qué tipos de medios eligieron las sobrevivientes (video, audio, texto, fotos, con base en Internet) para narrar sus historias?

Amy:
“La mayoría de mujeres que participaron en el taller tenían menos de sexto grado de educación y nunca habían tenido acceso a ninguna herramienta de confección de medios. Queríamos diseñar un proceso de taller que fuera fortalecedor antes que intimidante, y estábamos limitados en términos de recursos de tecnología local (de nuevo, la electricidad es escasa en Kinkala, y virtualmente no existen computadoras), así que nos centramos en el aspecto participatorio de fotografiar y dibujar más que en el uso de computadoras.

“Antes de los cuatro días de sesiones, el personal de UNDP desarrolló una orientación para las mujeres, para repasar el propósito del proyecto y describir lo que pasaría al armar las historias. A cada participante se le dio una cámara desacartable, y el personal de UNDP ofreció una corta sesión de capacitación sobre fotografía básica y uso de la cámara.

“Varias semanas después, nos reunimos en Kinkala durante cuatro días, donde las mujeres compartieron y registraron historias y dibujaron ilustraciones. También tomamos fotos y videos adicionales en el lugar. Las participantes entregaron sus cámaras y se revelaron las fotos. Después, edité este material en videos cortos y avisos de radio”.

GV: ¿Cómo describen la experiencia de contar sus historias las mujeres que participaron en los talleres?

Florence Malanda en Coop. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

Florence Malanda en Coop. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

Amy: Las limitaciones de tiempo y de recursos hicieron que fuera imposible lograr entrevistas dedicadas con las participantes acerca de cómo se sintieron luego de compartir sus historias, pero la sensación de alivio y orgullo era palpable, en el último día de sesión. Durante una corta conversación de rendición de informe, Florence Malanda, Jefe de la Cooperativa de Mujeres de Kinkala, y que participó en el taller, dijo “Estos testimonios ayudarán a crear conciencia con todo el pueblo congolés de las consecuencias de la guerra. Tenemos la esperanza de que el apoyo de UNDP también ayude a otras mujeres que están sufriendo en todo el mundo”.

GV: ¿Cuál es el papel de las herramientas multimedia y de Internet en estos proyectos de narración?

Amy: “En el Centro para Narración Digital, vemos herramientas de multimedia y de medios digitales justamente así: herramientas para ayudar a las personas en compartir historias significativas de sus vidas. No los glorificamos ni los vemos como si fueran capaces de marcar un cambio. Creemos que lo que es importante es cómo y por qué se usan estas herramientas.

“Con Silence Speaks, no estoy interestada en “reunir historias” solamente por el hecho de crear un archivo de historias; me interesa examinar críticamente las maneras en las que el proceso de compartir y de escuchar las historias puede llevar a cambios específicos a través de múltiples niveles de experiencia e influencia humanas.

“Claro que nuestras amigables herramientas de edición digital y de producción son esenciales a esta idea, si las historias van a ser desarrolladas en formatos de medios. Pero enseñar solamente habilidades de tecnología a las personas o depositar equipos en sus comunidades sin un plan coherente de cómo se pueden usar esas habilidades o equipos para promover un análisis de las circunstancias de la vida de las personas, crear conciencia política o apoyar un compromiso comunal o cívico, etc., me parece que es extremadamente equivocado. En cambio, doy un enfoque freireano al uso de las herramientas – que ve la tecnología como un mejoramiento de un proceso de aprendizaje y fortalecimiento.

“Cuando se trata del rol de Internet, particularmente en relación con proyectos como el trabajo con mujeres en el Congo, advertiría a los lectores que pensaran con cuidado acerca de quién se beneficia con la proliferación de narrativas de sufrimiento y pena en línea. ¿A los propios narradores? ¿O a los medios, las ONG, las agencias gubernamentales con motivaciones de financiamiento y programáticas particulares, y a los visitantes distantes que se sientan solos en sus computadores y pueden sentirse sanos y salvos con el conocimiento de que esas tragedias son remotas y lastimosas?

“Ciertamente estoy en complicidad con esta ecuación, pues claramente respaldo el beneficio del alcance y la publicidad que puede traer compartir historias en Internet. Sin embargo, cuando se trata de desarrollo de proyectos, prefiero ocuparme no solo de las estrategias para distribución de Internet sino también en mecanismos para compartir historias con audiencias locales, donde tengan el potencial de marcar verdaderamente un cambio.

“Mis colegas en WITNESS han ofrecido una útil tutoría a junto con estas líneas, con su énfasis en “micro audiencias” y defensa en video. En el caso de las historias de mujeres del Congo, la colaboración con UNDP hace hincapié no solamente en la distribución en ámbitos internacionales sino también en la distribución local, a través de proyecciones comunales y sesiones de diálogo en Kinkala, y distribución en la región de Pool y nacionalmente, a través de transmisiones de radio y programaciones asociadas con llamadas sobre temas de conflicto y reconciliación”.

Participantes del taller. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

Participantes del taller. Foto publicada con permiso de Silence Speaks.

GV: ¿Cómo contar la propia historia puede ser fortalecedor?

Amy: “La experta en trauma Judith Herman discute que mientras contar la propia historia puede ser cicatrizador, participar en acciones colectivas a nivel comunal también juega un rol importante en procurar recuperación. Es por eso que Silence Speaks apunta a apoyar transformación y fortalecimiento individuales mientras simultáneamente construye la capacidad de recuperación de las participantes para ser parte de la construcción de la comunidad y de movimientos de justicia social.

“No obstante, es realmente importante enfatizar que antes de poder realizar cualquiera de los beneficios mencionados arriba, las personas deben sentirse listas y capaces de compartir sus historaes. La mayoría vendrá al proceso de narración digital cuando sean suficientemente fuertes emocional y físicamente para hacerlo, aunque algunos tal vez no sean capaces de evaluar si están listos”.

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