Global Voices en Haití, llegada a Puerto Príncipe

Dos personas del equipo de Global Voices fueron enviadas a Puerto Príncipe, a raíz del terremoto de Haití (ing) , con el objeto de apoyar las actividades de los medios ciudadanos. Georgia Popplewell (ing) y Alice Backer (ing) contribuyen así, de primera mano, a informar sobre la cobertura de los esfuerzos de recuperación. Descubra aquí algo mas sobre su misión (ing).

PUERTO PRÍNCIPE, Haití, 25 de enero 2010

Sólo ayer en la tarde logramos tener acceso seguro a Internet, asi que tenemos mucho para ponerlos al día.

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Llegamos a Puerto Príncipe el sábado en la tarde, después de un largo viaje en vehículo, sin incidentes, desde Santo Domingo. Al acercarnos a Jimani (ing), en la frontera Dominicana, comenzamos a ver algunas evidencias de la situación en el otro tercio de la isla:  puestos improvisados vendiendo botellas de un galón de gasolina, grandes camiones con carga pesada, un pasajero de una moto con una pierna vendada hasta el muslo. El área cercana al paso fronterizo rebalsaba de vehículos y gente y la espera para cumplir con los trámites demoraba. Pero después de un misterioso arreglo entre nuestro chofer y los dos asociados que nos acompañaban en el viaje y un hombre con capa roja pasamos la frontera como nada sin un gesto de los guardias o una solicitud de pasaporte, a través de la tierra de nadie entre las dos fronteras e ingresamos a Haití.  Mas tarde me dí cuenta que el hombre de la capa roja se  nos había unido y estaba sentado en la parte trasera de la camioneta entre el equipaje, resultó que era nuestro navegador o especie de guía en Haití.

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Pasó algún tiempo antes de ver cualquier daño producido por el terremoto -el epicentro fue en el suroeste de la ciudad de Puerto Príncipe y nosotros llegábamos por el este. Luego, por diferentes partes aparecieron edificios con los balcones destruidos o derrumbados, en los estacionamientos o sitios carpas improvisadas. Luego esto se hizo más y más frecuente: viviendas con los segundos pisos colapsados, cuadros enmarcados colgados aún en las paredes, sofás destruidos, sectores convertidos en ciudades improvisadas; pero nada como las imágenes vistas en los noticieros.

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Pienso que parte de mí vino a Haití queriendo creer que las imágenes que he visto en los medios de comunicación eran, en alguna forma, exageradas. En gran parte del sector de clase media de Delmas (ing), donde nuestras jornadas desde Santo Domingo finalizan el sábado, un cierto número de edificios comerciales y residencias sobre la ruta hacia Delmas se han derrumbado enteros o a medias y por todas partes las paredes presentan grietas o fisuras. En un edificio, un gran panel de cristal se inclina peligrosamente sobre la vereda y un edificio de tres pisos de un color amarillo pálido se ha derrumbado sobre sí mismo como un pastel, la planta baja está aplanada por el peso de los pisos superiores. La arbitrariedad de los daños es sorprendente -¿porqué este edificio y no el otro? La embajada de Canadá está intacta y un reportero graba desde un parapeto sobre la calle. Oficinas, incluso una gasolinera están trabajando. La gente, con botellas de cinco galones de agua para ser llenadas, está alineada en perfecto orden frente a un lugar de distribución de agua. El tráfico es fluido y a pesar del daño parece que las cosas han vuelto a la normalidad en Delmas.

Delmas water line

Delmas. En fila para recibir agua.

Las oficinas del Instituto Nacional de Democracia (National Democratic Institute), que el grupo de Internews (Ing) ha tomado para su uso mientras están en Haití, bulle de actividad. Un joven haitiano colgando en el frontis del edificio nos ayuda  a subir nuestro equipaje al piso superior. «Ça va [Cómo está]» dice. Respondo “Ça va bien [Usted está bien]«. La respuesta es mecánica pero no le gusta. «Ca va *pas* bien [No estoy bien]» dice, «J’ai perdu ma maison, mon beau-frère. Je suis sans-abri [perdí mi casa, mi cuñado. Estoy en la calle]«.

Llegamos justo en el momento en que el equipo de Internews corre para tener listo el programa diario de información para lanzarlo al aire por lo tanto nadie se ocupa mucho de nosotras. El lugar está atestado de maletas, colchones inflables, envases con agua, computadores portátiles, radios de emergencia. Las toallas cuelgan sobre el respaldo de las sillas y un estante del armario del escritorio está lleno de comida en lata. No parece haber lugar para nosotras. Solicitamos alojamiento por medio de unos tweets y Alice consigue un teléfono y comienza a contactar a algunas personas conocidas. En 45 minutos los amigos de Alice, L y B llegan a buscarnos y nos vamos por la ruta de Delmas, ahora oscura excepto por las luces de los vehículos y los incendios y antorchas de los puestos de los vendedores callejeros.

En el camino hacia la casa de L y B en Laboule pasamos por Pétionville (ing), el cual se reportó fue poco afectado por el terremoto. Dos de sus lindas plazas, Place Boyer y Plaza San Pedro (St. Pierre) han sido transformadas en una ciudad de tiendas de campaña llena con los sin casa de otras partes de la dividida ciudad. Los afortunados están pernoctando durante la noche en camionetas estacionadas al costado de la carretera. A pesar de la gente que deambula en la oscuridad el lugar es tranquilo. Estacionado frente al Hotel Kinam en la Plaza San Pedro hay un camión de la MINUSTAH (ing).

Tent city at Place St. Pierre, Pétionville

Ciudad en tiendas de campaña en la Plaza San Pedro, Pétionville

Es extraño despertarse en la mañana en Laboule y ver el paisaje imponente de la montaña. Ninguna de las casaS del área parece haber sufrido mucho daño aunque la de L y B ha perdido un muro de contención. La ausencia de agua corriente y electricidad  no tiene mucho que ver con el terremoto que es el hecho de que estemos en Haití. En la casa de L y B hay algunas grietas finas en el muro que L, un ingeniero, ha señalado con lápiz negro de modo que sabrá si se se ensanchan. L tiene lo que según él es un enfoque científico sobre el sismo, explica el lado matemático tras la escala de Richter y decide no preocuparse por las réplicas. De hecho L durmió durante la réplica del domingo en la noche.

Los informes radiales del domingo indican que la gente sigue siendo evacuada desde la ciudad. A la hora de la comida del mediodía L nos cuenta que algunos mal intencionados («méchants«) están repandiendo el rumor que quienes opten por la evacuación no serán autorizados a volver a la capital durante cinco años. También hablamos de la hermana de L, un médico que vino de los Estados Unidos a prestar servicios como voluntaria en un centro en Croix des Bouquets. La hermana de L nos informa que los médicos haitianos la están marginando y que sólo después de dar una entrevista a CNN comenzó a tener un poco de respeto de las grandes agencias internacionales.

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Finalmente nos fuimos de Laboule en la tarde del domingo y llegamos a Puerto Príncipe. Hay edificios en el suelo a lo largo de todo el camino de Bourdon (Route de Bourdon) y un sector de viviendas marginales que cubre como una piel la ladera de una colina está transformada en astillas y en pésimo estado. Las cosas se ven peor a medida que nos acercamos al centro de la ciudad pero aún no es como en las fotos. Llegamos a la gran plaza de Campos de Marte («Champs de Mars«) que en parte ha sido usada como una ciudad de tiendas de campaña. La sensación de vacío se instala cuando llegamos frente al Palacio Nacional con su techo destruido. Esto sí coincide con las fotos aunque de cerca es mas masivo y desolador. Conducimos alrededor de la plaza de Campos de Marte y pasamos frente al Hotel Plaza donde un camarógrafo está filmando lo que parece un montón de trapos negros en la calle. Los trapos negros son dos cadáveres con sus brazos entrelazados, quizás recién sacados de los escombros.

El área al este de los Campos de Marte es justamente el de las fotos de las noticias. Un largo corredor de escombros, ningún edificio en pie.  Ustedes lo han visto todo por lo tanto no necesito describirlo mas, el olor de descomposición que se respira ahora es menos intenso que hace algunos días atrás.

Agrego estas últimas líneas para decir que no termino con una nota de desesperación. Pido disculpa por añadir a la pesada carga de malas noticias en este país. Ahora, a hacer planes de lo que haremos mientras estemos aquí.

Originalmente publicado en Caribbean Free Radio.

El trabajo de Global Voices en Haití es financiado por nuestros  donantes (ing) y por una subvención de información humanitaria de  Internews (ing). Para mayor información visite la página terremoto en Haití (ing) de Global Voices.

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