Bután: Felicidad Interna Bruta, de vuelta a sus orígenes

El V Congreso Internacional sobre Felicidad Interna Bruta (FIB) , con sede en Iguazú (Brasil) , fue clausurado el 24 de noviembre de 2009. El evento, en el que tuvieron representación todos los sectores de la sociedad, contó con aproximadamente un millar de participantes procedentes de diversos países del mundo.

Según el Centro de Estudios Butaneses, la finalidad de este quinto congreso sobre la FIB consistía en reunir a líderes políticos, miembros de la sociedad civil, intelectuales y académicos con el objetivo de discutir aspectos relacionados con el desarrollo internacional.

Happy Faces From Bhutan. Image by Flickr user laihiu and used under a Creative Commons license

Niños butaneses sonriendo. Imagen del usuario de Flickr  laihiu usada bajo licencia Creative Commons

El cuarto rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck, es el responsable de haber acuñado el término de Felicidad Interior Bruta (FIB) cuando contaba escasamente veinte años de edad. Siendo rey de un país subdesarrollado y de pequeño tamaño, diseñó un modelo de desarrollo poco convencional que hacía hincapié en la calidad de vida y felicidad de sus súbditos en lugar de centrarse en el PIB/ PIN.

El primero de los congresos tuvo lugar en Bután en 2004, el segundo en Nueva Escocia (Canadá) en 2005, el tercero en Tailandia en 2007 y el cuarto nuevamente en Bután en 2008.

La FIB se sostiene sobre cuatro pilares: el desarrollo socioeconómico, el mantenimiento de los valores culturales tradicionales, la conservación del medio ambiente y el buen gobierno. Para medirla se utilizan indicadores tales como el bienestar psicológico, la salud, la educación y la calidad de vida entre otros.

Los principios de tal filosofía aparecen más o menos recogidos en la revolucionaria obra de E.F. Schumacher  «Lo pequeño es hermoso», publicada en 1973, y en el concepto que él denominó «Economía budista».

Y mientras el resto del mundo debate si el concepto de FIB es viable o no deja de ser una idea confusa, en Bután, país de origen del término, se preguntan si la idea de la FIB no estará por delante de si misma.

El debate quedó abierto cuando el primer ministro butanés regresó del congreso hace unas semanas y declaró que la idea de la FIB se ha propagado a tal velocidad que ahora se toma más en serio en otros lugares que en Bután,  donde se originó, y que el país se está quedando rezagado.

El máximo dirigente de la oposición butanesa, Tshering Tobgay, replicó energéticamente en su bitácora:

«Genial. Nuestro gobierno por fin ha comprendido lo que el hombre de a pie sabe desde hace mucho tiempo: que para aumentar el nivel de felicidad, lo que hacen falta son más hechos y menos palabras».

Invisible, un lector, comentó sobre este artículo:

«No estoy en absoluto de acuerdo con nuestro [primer ministro] Lyonchhen y opino que «Bután no se está quedando atrás en materia de FIB». La sociedad butanesa es la sociedad de la FIB. La llevamos en nuestros «valores» y en nuestro «pensamiento».

Y Tangba, otro lector, comentó:

«Lo cierto es que la idea de la FIB está entre nosotros desde hace mucho tiempo y todas las naciones civilizadas la han estado poniendo en práctica durante siglos. La única diferencia es que no la llaman FIB al igual que nosotros. Se refieren a ella con otros términos: buen nivel educativo, servicios sanitarios de calidad, limpieza del medio ambiente, conservación de la naturaleza y la fauna, preservación de la cultura y tradiciones, economía potente, libertad de expresión, administración pública libre de corrupción, derechos humanos y otros. Entonces, ¿por qué se está armando tanto alboroto?»

Sin embargo, Rubiks de Weblog Kuzu-Bhutan, es de otra opinión:

Algunos se estarán preguntando: «¿a qué viene este repentino auge en contra de la FIB?» Bueno…Yo diría que cada vez es más difícil mantener un debate interesante sobre cualquier asunto sin que alguien saque a relucir el término «FIB»…y ya estoy harto de este tema tan manido.

(…)Soy consciente de que vivo en el mundo real, no en un cuento de hadas. Para poder medir la felicidad, haría falta una idea muy clara acerca de lo que es la felicidad. La felicidad es un estado de la mente y no es constante. Los filósofos han tratado de definir «mente» durante siglos, pero el problema sigue sin respuesta: ¿qué es la mente? La felicidad es un concepto subjetivo y, por lo tanto, tratar de medirla de forma objetiva no deja de ser una falacia.

Awakened fellow, en un comentario al artículo anterior, replicó:

«Nadie ha dicho que Bután tenga un buen índice de FIB. Sabemos que queda mucho por hacer para tan siquiera acercarse al umbral mínimo de FIB, pero eso no quiere decir que la noción de FIB sea una estupidez.

La FIB es una idea general. Sirve de guía e inspiración; no es una regla, una solución ni un precepto. Sí, tenemos muchos problemas y estamos lejos de lograr un buen índice de FIB, pero el simple hecho de tenerla como guía y luchar por ella es todo un logro.»

Y Unagi mostró su acuerdo en otro artículo publicado en Kuzu-Bhutan Weblog:

«La FIB no consiste en tener un automóvil todoterreno y una vivienda con todas las comodidades o estudiar en una universidad norteamericana. Lograr que todo el mundo alcance la felicidad porque sus necesidades básicas se han visto cubiertas, eso es FIB.

La FIB es una filosofía centrada en el beneficio colectivo, así que uno debería compartir la desdicha de aquellos compatriotas que en principio no son felices porque sus hijos tienen que caminar durante horas para ir a la escuela, no tienen alimentos para subsistir y lo último que se les pasa por la mente es tener una todoterreno, créanme.

La FIB es un concepto atractivo, eso lo puedo entender, pero mi argumento es que, para que la idea de la FIB sea viable es imprescindible el dinero, y para alcanzar un buen índice de FIB, los recursos se tienen que distribuir de forma equitativa. No puede ser que unos tengan todoterrenos y que otros no puedan ni pagarse un taxi. Ahí es donde el dinero entra en juego para alcanzar la felicidad.»

Algunos blogueros como Sonam Tshering argumentan que al darle a la FIB un marco formal se ha empeorado la situación para el ciudadano de a pie.

«En 2004, el Centro de Estudios Butaneses organizó por vez primera un congreso internacional sobre la Puesta en Práctica de la Felicidad Interna Bruta. A continuación, el centro organizó congresos similares en Canadá, Tailandia y este año le ha tocado a Brasil. Desde ese momento, el concepto de FIB ha pasado a ser incomprensible para la gente corriente.

Ahora nos falta saber cómo se puede aplicar esta idea a la realidad cotidiana de la gente corriente. La idea se les ha escapado de las manos, la mayor parte de los ciudadanos sienten que en la actualidad la FIB es algo exclusivo de los expertos y altos cargos.»

El primer ministro butanés responsabiliza a los individuos del éxito o fracaso de este sistema:

[El gobierno] debe trabajar para que se establezcan las condiciones adecuadas, pero es el individuo quien ha de buscar la felicidad»

Mientras el debate sigue encendido, parece, por fin, que sin ser conscientes de ello todos están de acuerdo en un punto: Bután debió luchar por conseguir que la noción de FIB funcionase en el país antes de permitir que académicos internacionales obtuviesen información detallada y se fugasen con la idea. Por el momento, al menos, Bután ha sabido venderla bien. Este verano, el presidente francés Nicolas Sarkozy propuso medir el progreso económico de su país utilizando la FIB, aunque la propuesta fue finalmente rechazada. Ahora el desafío reside en devolver el concepto a sus orígenes.

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