Marruecos: Entrevista con Mohamed Ali Langouader, Autor

Mohamed Ali Langouader nació y creció en Mohammedia, Marruecos. De joven escribió poesía en árabe marroquí, después cambió al francés y más tarde al inglés, tras recibir su título en Lengua Inglesa, en la Facultad de Letras de Mohamedia (tiene también un diploma en Traducción, obtenido en la Escuela Avanzada de Traducción del Rey Fahd, en Tangier). Después de recibir varias negativas a sus artículos y cuentos, Mohammed decidió dedicarse a su primera novela, The Poet (El Poeta). Sin embargo, editoriales inglesas le dijeron que el mercado de literatura norafricana en inglés era muy reducido, y que si hubiera escrito su novela en inglés habría obtenido mejores respuestas.

En vez de darse por vencido, Mohammed decidió publicar sus historias en la red. Participó en foros, posteó su poesía y al final, recibió una gran cantidad de comentarios y apoyo por sus escritos. Todas sus historias se pueden leer en línea en su blog y sus notas de poesía en varios blogs, incluyendo Global Voices.

Jillian C. York: ¿Qué es lo que te gusta leer?

Mohammed Ali Langouader: Ahora mismo estoy leyendo por quinta vez la novela Watership Down del inglés Richard Adams y por tercera vez la novela Tawq al-Hamama (El collar de la paloma, que nos habla del amor y de los que aman, como podréis saber) del autor medieval andalusí Ibn Hazam. Puede que esto sorprenda a los lectores, pero no soy un gran lector. Nunca he tenido una biblioteca personal. Aunque lea cientos de miles de páginas, la mayoría de mis lecturas son (viejos) periódicos, revistas y librillos más que grandes libros. De hecho, pocas veces compro libros nuevos en librerías. Tengo amigos que tienen una cantidad loca de libros (que no leyeron), así que es a ellos a los que les cojo libros y publicaciones que luego leo en casa. Mi hermano pequeño también, un ávido lector, solía traer a casa libros para leer.
Pero, tengo que decir que cuando leo algo lo suelo acabar entero -a no ser que sea excesivamente aburrido. También leo la naturaleza y casi todo lo que puedo ver, como parte de este increíble «Libro Abierto» que es la creación de Dios. Y eso incluye, entre otros, los nombres de las calles y tiendas que me encuentro cuando estoy en el autobús, en el taxi etc. o cuando camino por un barrio desconocido.
En la época de estudiante tuve la suerte de leer libros de grandes autores (la mayoría occidentales). Pero si tuviera que elegir uno entre todos, sería The River Between del keniata Ngugi Wa Thiongo. También tuve la suerte de leer el Sagrado Corán, parte de la Haditha, Muqaddima de Ibn Khaldun, <Kalila Wa Dimna de Ibn al-Muqaffae y el libro que echo de menos todos los días, La historia de la fe desde el punto de vista científico, religioso y filosófico de un escritor libanés desconocido. El libro está en árabe y es uno de los mejores libros que he leído nunca (se lo dejé a alguien que nunca me lo ha devuelto).

JCY: ¿Quiénes son tus autores preferidos?

MAL: No tengo autores preferidos como tales. Sin embargo, me gustan Edgar Allan Poe y Ernest Heminway. A los veinte años me encantó Annabel Lee. Un año más tarde me encantó El viejo y el mar. Pero fue el escritor francés de ciencia-ficción Pierre Boulles con su obra El planeta de los simios quien marcó mi carrera como escritor. Antes de leer este libro (1984) escribía sobre todo poemas en árabe marroquí, pero a partir de ese día intenté escribir ficción. Debo mencionar también al escritor medieval marroquí Sidi Abderrahmman El Majdoub, el único escritor que ha tenido realmente algún impacto en mi manera de pensar. Su famoso «Diwan» (de tan sólo 30 ó 40 páginas) es uno de los dos libros que ha influído no sólo en mi manera de pensar sino también en mi personalidad. El otro libro es una biografía del guerrero musulmán Khalid ibn al-Walid. Me gusta mucho la poesía, y soy especialmente sensible hacia la poesía en árabe. Así que, en este aspecto pondría a Al-Mutanabbi y a Antarah ibn Shaddad como mis preferidos.

JCY: ¿Qué te insipira al escribir?

MAL: Depende. Por ejemplo, en el verano del 92 leí varios capítulos de un libro árabe llamado Al- Sira Al- Hilaliya. Al-Hilaliya son unos cuentos sobre héroes legendarios árabes. Lo que más me gustó fue cómo se mezclaban la prosa y el verso sin afectar al ritmo de la historia. De hecho, la poesía se combina con el argumento de igual manera que lo hacían los diálogos. Me gustó mucho este estilo, así que decidí emularlo. De este modo tuve la idea de escribir El Poeta, mi novela más larga.
Escuché una vez en la televisión que algunas gentes debían quedarse a un lado de un río en Sudán hasta que éste fuera transitable. Me impactó mucho esta historia, y lo convertí en el tema principal del argumento de mi historia El filósofo. Para El sastre
la idea vino de mi casa. Mi hermana es una bordadora (moderna) y siempre tiene revistas con fotografías de trajes tradicionales (la mayoría marroquíes), y a veces les suelo echar un vistazo. Pero esto eran sólo «ideas». Quiero decir, siempre hay algo que afecta al subconsciente, pero cuando algo hace que escribas un poema o una historia simplemente salta a la luz lo que estaba escondido en tu subconsciente. En el caso de El filósofo y El sastre las ideas me vinieron cuando estaba andando en bici por las afueras de Mohammedia.
Otro de los ejemplos es mi pequeña pieza El ojo del diablo. Volviendo a casa de un paseo en el bosque vi a una mujer acariciando un caballo. De repente, me hice una pregunta: ¿Qué pasaría si esta mujer perdiera a su caballo? (es habitual ver caballos muertos en mi barrio). A mi cabeza no sólo vino la idea, sino que también la inspiración necesaria para escribirla: la escribí en menos de tres horas y la colgué en línea el mismo día.
En lo que respecta a la poesía, realmente no sé cómo vienen los poemas a mi cabeza (aunque podría, si lo quisiera, escribir un poema como ejercicio de escritura creativa y sin inspiración).
Sin embargo, debo decir que para el primer poema en mi conjunto de poemas en francés (me refiero a Là-Bas) me inspiré en un jóven poeta de Malí al que escuché hablar en la radio sobre su tierra natal, el centro espiritual de Malí de Tambouktou.

JCY: El hecho de postear tus poemas en linea, ¿ha afectado a tu escritura?

MAL: No, en absoluto. Postear mi poesía en línea me ha dado mucha suerte. Para empezar, más gente ha conocido mi trabajo. En segundo lugar, creo que había una gran necesidad de mis trabajos, sobre todo en los foros musulmanes. Pero, curiosamente, la mayoría del apoyo no me lo dan los musulmanes, como en este commentario: «¡Una manera de escribir excelente! Me has maravillado del principio al final. Me encantaría leer más obras tuyas. Tienes un idioma único que te separa de los demás. Creo que vas a llegar lejos. Que dios te bendiga.» Y este otro: «Creo que es una obra maravillosa. Tu manera de escribir me ha enganchado y la manera de pensar de Yetto es muy divertida. Nunca he leído algo así, ¡e incluso la alineación (a pesar de un error técnico) me ha encantado! ¡Gran trabajo!. ¡Sigue así!».

JCY: ¿Quién es tu audiencia?

MAL: Bueno, como me gusta leer a autores de todo el mundo, apuesto por que lo que yo escribo lo lea también gente de diferentes partes del mundo y de culturas diferentes. Mi ficción puede que tenga un toque islámico, pero creo que, por el sentimiento que ya he descrito, le puede gustar a gente de todas partes independientemente de sus ceencias y nacionalidad.

JCY: ¿Qué es lo que esperas del futuro como escritor?

MAL: El sueño de cualquier escritor es ver publicada su obra en papel, y yo no soy tampoco una excepción. Mientras tanto, me alegra mucho ver que cada vez más gente lee mis historias en la red.

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