Foto “romanos cabezas de escoba… ” por Antigua Daily Photo y usada bajo licencia de Creative Commons.

Se puede apreciar una contradicción en Guatemala con respecto a la pena de muerte. De un lado, los guatemaltecos son muy devotos y participan en las festividades religiosas de las iglesias Católica y Protestante durante la Semana Santa, que es el tiempo en que los fieles conmemoran la ejecución de Jesucristo. Sin embargo, con la misma devoción y pasión, la mayoría de los guatemaltecos apoyan fuertemente la pena de muerte. Primero, se anunció que la pena de muerte no sería aplicable a los criminales (hay más de 40 esperando en fila), y la comunidad internacional apoyó esta decisión, mientras que muchos ciudadanos ordinarios se sintieron realmente disgustados. Entonces, el presidente dijo que el decreto era inconstitucional, y que la ley debía imponerse.

Los bloggers tienen opiniones divididas, algunos a favor, otros en contra. Pero tristemente, en todas ellas se puede leer la falta de credibilidad en el sistema y la pérdida de esperanza. Tales contradicciones están claramente expuestas por El Toronteco en su post Overdue Pride (orgullo tardío), donde argumenta:

Durante el cuarto de siglo en que me he criado en Guatemala, la pena de muerte era un no-tema. Existía, se imponía de vez en cuando, y hasta se propalaba en las noticias al mediodía. Aprendí la compasión a través de los ojos de mi Tía Luz, que fue una especie de nana nuestra, y con quien estoy en deuda casi tanto como con mis padres. Su reacción ante cualquiera que era encarcelado o llevado por la policía, o peor, cualquiera que estuviera en la fila de la muerte era Pobrecito. Compasión hacia un criminal es algo que no se ve muy seguido, particularmente en Guatemala, donde la sola mención de los «Derechos Humanos» en relación con delincuentes comunes provoca la protesta del público en general como una manera de dejar que la gente se salga con la suya en sus malas acciones. Ahora que lo pienso, poner los Derechos Humanos en pixeles en blanco y negro tiene tantos significados diferentes en Guatemala. Por un lado, tenemos el tema del genocidio de los que pelearon contra el gobierno (haciendo estallar la extremadamente necesaria y escasa infraestructura del país, debo decir haciendo eco de mi punto de vista “maternal”); los que son considerados por la comunidad internacional como criminales contra la humanidad, los cerebros y ejecutores de las masacres durante la guerra civil e incluso luego de los acuerdos de paz de 1996. Y luego tenemos los Derechos Humanos de la delincuencia común (e incluso la organizada), a los que el público común es totalmente indferente. Los linchamientos eran (¿son?) una manera usual del pueblo de tomar la justicia en sus manos, tan democrático como una municipalidad abierta. De pura frustración, el público perseguía al criminal (ya fuera alguien que robara un par de lentes de sol o alguien sospechoso de tratar de secuestrar un bebé), lo/la golpeaba hasta casi matarlo/la, hasta que “las autoridades” llegaran. Es en este contexto que guatemaltecos miran con desprecio los Derechos Humanos, no en el contexto de las masacres”.

Como el blogger Miguel Arriaga dijo en su post Pena de Muerte en Guatemala:

Mi postura es totalmente a favor de la pena de muerte, y tengo entre otras, dos razones que considero válidas. La primera, es que debe hacerse cumplir la ley, si la ley dice 5 años que se den 5 años, si 10 pues que se den 10, y si la ley dice pena de muerte se debe aplicar; porque de antemano se sabe cuáles delitos se castigan con la pena de muerte y el delincuente lo sabe, y si aun sabiendolo delinquió, pues que se le dé la pena máxima.

Del otro lado está Lucía, que argumenta en ¡Que pena con la Muerte!:

Por supuesto que hay tipos a los que dan ganas de matar, y mejor si es lenta y cruelmente. Conozco a unos cuantos que merecerían bailar eternamente en la horca. También sé que las cárceles de Guatemala son escuelas del crimen, y que nosotros pagamos la comida de los presos, etcétera, etcétera. Pero de eso a pensar que la pena de muerte es justificada en una cultura hay mucha diferencia. ¿Tiene un ser humano derecho a quitarle la vida a otro?

La pena de muerte es apoyada por algunas iglesias protestantes, como se explica en El Blog de Chapu:

Me referiré con todo respeto a la actitud tomada por la Alianza Evangélica, ellos dicen que: “Dios nos creó a imagen y semejanza y, por lo tanto, el que alguien destruya su propia imagen y semejanza merece el máximo castigo posible. No hay duda de que Dios es no sólo el Creador del hombre, sino creador de la pena de muerte”. El pastor general de la Fraternidad Cristiana dijo que: ” el hombre es una creación divina y cuando alguien atenta contra esa creación, se merece y se gana el derramamiento de su propia sangre”. Recuerda que cuando crucificaron a Jesucristo, había otros condenados a muerte, cuya sentencia fue ejecutada.

En su post: Deshojando la Margarita… el blogger Hablando de Guatemala dijo:

Estados Unidos nos da un ejemplo, ellos no la han abolido y en varios estados aún sigue siendo la pena máxima. ¿Entonces por qué aquí no? Álvaro Colom tiene dos opciones ser Nerón o Ser Pilatos las dos opciones son difíciles pero hay que analizar la situación detenidamente y hacer lo que la sociedad demanda, lo que la mayoría demanda. Así funciona la democracia. ¿Y las víctimas qué pensarán? ¿Acaso no es correcto hacerles justicia? ¿La ley del Talión acaso?

Las calles de Guatemala están cubiertas de flores e imágenes de Cristo durante la Semana Santa. Se puede ver vendedores de flores, vendedores de velas, gente en la calle por la noche, barrios enteros haciendo arreglos para las festividades. En Guatemala, como apoyo público y una respuesta ambigua del Jefe de Estado, la pena de muerte sigue vigente y un par de criminales será ejecutado en las próximas semanas. La discusión tuvo lugar justo antes de las fiestas.