La democracia ha pasado una vez más un examen muy difícil en Serbia, ocho años después del fin del régimen de Slobodan Milosevic: el presidente en ejercicio Boris Tadic fue reelegido el 3 de febrero, con 50.5 por ciento de los votos, contra el 47.9 por ciento de Tomislav Nikolic.

El post anterior de Global Voices sobre el resultado de las elecciones cubrió las reacciones de los bloggers anglófonos serbios. Más abajo hay una traducción del serbio de dos posts más, ambos publicados en el portal de blogs B92.

Branislav Kovačević Cole escribió el 4 de febrero:

[…] En lugar de felicitar a Boris Tadic, le advertiría que estudiara los resultados de las elecciones con mucho cuidado. Que no piense que la valoración de su Partido Democrático ha aumentado. Y debería estar agradecido con todos esos votantes que fueron mucho más maduros que sus líderes políticos… […]

[…] Luego de esta victoria, Boris Tadic y el Partido Democrático tienen una enorme responsabilidad. No hay tiempo para celebraciones.

Felicito a todos los ciudadanos que acudieron a las urnas y de esta manera evitaron que los radicales tomaran el mando.

Nune Popović escribió el 5 de febrero:

Las fuerzas antidemocráticas de Serbia aprendieron su lección política el [5 de octubre] del 2000, y su influencia se ha fortalecido desde entonces. A diferencia de ellos, las fuerzas democráticas no fueron capaces de aprender sus lecciones ni de atender las advertencias. Se encerraron dentro de sus círculos diletantes, con una falsa imagen de la situación en Serbia y dándose ellos mismos el crédito por la democracia ficticia en Serbia.

La coalición democrática tuvo poco tiempo esta vez para una lucha política decisiva contra los partidos radicales nacional-socialistas en Serbia esta vez. […]

[…] Polonia tiene el Instituto de Memoria Nacional, un órgano estatal que se asegura de que su pueblo nunca olvide lo que los criminales de distintas estructuras del régimen anterior hicieron en su país en el pasado. El objetivo es que los encuentren y los arresten.

Si Serbia tuviera una institución similar, no tendríamos que recordarles a los ciudadanos quiénes eran los radicales, [Vojislav Seselj], [Slobodan Milosevic] y su régimen. Y no tendríamos que recordarnos nosotros mismos qué fue lo que hicieron y por qué siguen impunes. De nuevo están justo detrás nuestro. Algunos se comportan como si nada hubiera pasado cuando tenían autoridad absoluta, y no son castigados. […]