China: Moralidad frágil

El samaritano solitario

Guangzhou, Guangdong (Southern Metropolis Daily – 5 de Septiembre de 2007).

En un autobús abarrotado con más de 60 pasajeros, 2 hombres empujaron a una señora al suelo y le arrancaron su teléfono móvil. Zheng shanbing (郑善彬), un hombre de 26 años que había sido soldado por dos años, corrió y ahuyentó a los asaltantes. Sin embargo, en ese momento otros 6 cómplices corrieron hacia el autobús y rodearon a Zheng, los 8 hombres juntos le dieron una paliza por 7 minutos. Durante esos 7 minutos, los 60 pasajeros se mantuvieron al margen sin que nadie acudiera a ayudar. Durante el caos, cuando la señora fue empujada hacia la multitud, simplemente la evitaron como si fuese una plaga.

Cuando los 8 ladrones se fueron por los andenes, la camisa de Zheng estaba toda destrozada, cubiertas de huellas de zapatos. Su teléfono móvil fue robado. Los adormilados pasajeros y el conductor los miraron en silencio. Cuando la agraviada los miró con desaprobación, gritando, “¡Dónde están sus conciencias! ¡No dormirán bien esta noche!”

El reporte y la penetrante acusación de la señora pronto llevaron la furia en Internet hacia los pasajeros. No es el primer caso de este tipo. Los chinos le llaman “Ver a un moribundo sin ayudarlo”. Alertas por tal apatía y adormilamiento, algunos internautas, en lugar de enfurecerse y condenar, lo consideraron un reflejo de la falta de samaritanos y la degeneración de la moralidad de la sociedad china contemporánea.

San Jieyaoxian se queja que la moralidad promedio de hoy en día sufre una reversión:

Cuando era apenas un estudiante me uní a más de 20 personas para perseguir a un ladrón. Fue muy afortunado al escapar. Pero ahora prefiero no inmiscuirme en esas cosas, a menos que tenga suficientes amigos conmigo y tenga absoluta ventaja sobre los ladrones.

Un internauta de Zhongshan, una ciudad cerca de Guangzhou discutió desde el punto de vista de la ley:

Luego de subir al autobús, los clientes han autorizado a la compañía de autobuses. Entonces la empresa debe garantizar la seguridad de sus vidas y posesiones. Sin embargo, ya que ni el conductor se manifestó, la compañía ha renegado el contrato. ¡Sugiero a las víctimas que demanden a la compañía para obtener la justicia y compensación que merecen!

Gzz614 de Dalian cita el aforismo de Martin:

Primero vinieron por los comunistas,
y no los defendí porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos,
y no los defendí porque yo no era judío.
Después vinieron por los sindicalistas,
y no los defendí porque yo no era un sindicalista.
Entonces vinieron por los católicos,
y los defendí porque yo no era católico.
Finalmente vinieron por mí,
y para entonces no había nadie que me defendiera.

Otro internauta desde Pingdingshan pensó:

Solía ver una chica de Xinjiang hurgando el bolsillo de una señora, pero yo retrocedía. Me avergoncé por esto. Pensé ¿y si yo fuera robado? Me siento como un cobarde. Podría arrepentirme por esto de por vida ¡y creo que me animaré si paso por esto de nuevo! ¡Tenemos que fortalecer la justicia!

Otro internauta de Laoyingshimeile lo considera de una forma práctica:

He pasado por eso, pero nadie se manifestó aparte mío y otra persona. Pero fuimos bloqueados por la pandilla. De hecho, la gente tiene razones para no manifestarse. No tenemos un buen sistema de seguro social; un samaritano puede ser un mártir con el costo de su vida. ¿Pero quién pagará por ti la cuenta en el hospital?

Es decepcionante cuan apática puede resultar la gente. Además del incidente anterior en el autobús, otra cosa referente a la moralidad fue grabada por los internautas en Nanjing. Luego de revisar el post, algunos internautas se quejaron: ”¡Nuestra moralidad fue reducida por la ley!”

Conmoción por el caso Pengyu

No mucho después, el autor del caso Pengyu Shi Hanbing (时 寒冰) predijo que el juicio llevaría a la gente hacia la maldad y la apatía. El 3 de Octubre, un post con varias fotografías adjuntas grabaron justamente un incidente callejero en Nanjing que testificó su presagio.

El título es: Un anciano sangrando en una acera tendido en el suelo, ¡pero nadie se atrevía a ayudarlo!

He aquí una cruda narración del post original:

Iba de vuelta a la empresa luego del almuerzo. Vi a un anciano de más de 70 cojeando y de repente tropezó frente a mí, a dos metros de distancia. Yo estaba perplejo, me detuve y por fortuna él no cayó a mi lado. Cinco hombres a su alrededor, incluyéndome, quedaron petrificados, ninguno se atrevía a manifestarse… ¡Yo grité que estaba sangrando! Una mujer como de 40 años que pasaba seguía balbuceando “No intervengas, no lo ayudes, vamos, apúrate”, y se alejó con prisa…
Una chica compró servilletas y le ayudó a limpiar una mancha de sangre de su frente, preguntándole a la gente alrededor si lo enviaba al hospital. Algunos inmediatamente le dijeron que se alejara y no se hiciera cargo de algo así… Finalmente se fue y dejó al anciano sobre el escalón. Ella pudo haber pensado por qué no debía ayudar. El anciano no se pudo sostener y se sacudió y se volvió a recostar…

Sucedió exactamente en Nanjing, donde hace meses Pengyu fue sentenciado como culpable. ¿Es esta una ironía o una tragedia de la sociedad moderna? No pretendo ensombrecer o engañar –tenemos muchas buenas intenciones y samaritanos para decir que somos una sociedad de esperanza, pero desde que ambos casos sucedieron recientemente debo decir que nuestra moralidad es muy frágil. Podemos mejorar y deberíamos hacerlo.

Escrito por Bob Chen.

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