El sistema de Justicia de la India se encuentra en estado deplorable

Image from Flickr by Krishnaraj Rao. Used under a CC license BY-ND 2.0
Imagen de Flickr por Krishnaraj Rao. Usa CC license BY-ND 2.0

El poder judicial no nos ofrece ninguna explicación por su constante fracaso en administrar justicia, sin incurrir en demoras.

¿Tienen los tribunales en la India el propósito único de mantener el privilegio de los jueces y enriquecer a los bufetes de abogados? Impartir justicia es sólo un escaso subproducto.

Hace unos tres meses, el sistema judicial indio dejó enardecidos a los medios de comunicación social, los medios de noticias locales y a varias familias por la condena a la estrella de Bollywood, Salman Khan, a una pena de cinco años de cárcel por atropellar a alguien y huir en 2002.

Dos días después de la decisión del tribunal, sin embargo, su sentencia fue suspendida por el Tribunal Superior de Bombay y fue de pronto, puesto en libertad bajo fianza, volviendo la atención del público hacia un sistema judicial que se considera con frecuencia como poco transparente, injusto y – si no eres una estrella de cine de Bollywood – muy, muy lento.

La fianza de Salman Khan: ¿Está Salman Khan burlándose de nuestro sistema judicial? ¿Qué piensa la juventud india?

En la India, siempre ha habido una sensación que la élite se queda impune frente a los delitos, mientras el promedio de los ciudadanos de clase media, se enfrentaría a un castigo muy distinto (léase, más grave) si hubiera estado al volante en un caso de atropellamiento y fuga.

Sin embargo, el fallo a Salman Khan era sólo la punta del iceberg. El sistema judicial indio está plagado de problemas graves y de largo plazo.

Consideremos el caso de Machal Lalung, un ciudadano indio que vive en el pueblo de Silchang, en el estado de Assam. Machal pasó 54 años en una cárcel india sin enfrentarse a juicio, pese no haber cargos específicos en su contra.

Cuando tenía 23 años, Machal desapareció de su pueblo y un registro en la cárcel de Guwahati revela que fue detenido bajo la Sección 326 del Código Penal de la India – ‘por causar de forma voluntaria lesiones graves por armas u otros medios peligrosos’.

De ser declarado culpable, la pena máxima bajo esta sección le habría condenado a pasar 10 años en prisión. En cambio, fue olvidado y pasó más de cinco décadas en la cárcel. Machal fue liberado en julio de 2005 y murió dos años después.

Sin embargo, el sistema judicial indio está llena de historias de personas que han tenido que esperar décadas languideciendo en las cárceles a la espera de juicios. Una de las razones para el laberinto de los retrasos en la administración de la justicia, es la escasez de jueces – la India sólo tiene 13 jueces en los tribunales inferiores por millón de personas, en comparación con más de 55 jueces por cada millón de personas en los EE. UU.

Esta escasez se complementa por el hecho que los abogados indios exigen varias audiencias, una tras otra, con el fin de cobrar las cuotas.

DAKHS es una organización independiente, profesional, apolítica, sin fines de lucro con sede en Bangalore, que trabaja en la implantación de un proyecto de ley centrado en la tramitación y los retrasos en los tribunales de la India. Kavya Murthy escribe en el blog del DAKSH:

The problem of pendency — all cases instituted but not disposed of, regardless of when the case was instituted in the courts — we have found, is a much studied one, accompanied as it is with a widely held common sense that sees the judiciary as several steps behind its potential in being unable to deliver timely justice. “Justice hurried is justice buried” and “Justice delayed is justice denied”: commonly understood maxims that tell us that the quality of justice is very much dependent on the time taken to deliver it.

El problema de lo pendiente – todos los casos instituidos pero no concluidos, independientemente de cuando fue instituido en los tribunales – ha sido ya bastante estudiado y viene acompañado por el sentido común generalizado que ve el poder judicial a varios pasos detrás de su potencial, incapaz de impartir justicia sin incurrir en demoras. «La justicia apresurada es una injusticia» y «La justicia retrasada es justicia denegada»: son dos máximas comúnmente extendidas que nos dicen que la calidad de la justicia está relacionada al tiempo necesario para impartirla.

En todos los tribunales de la India habían más de 30 millones de casos abiertos, a finales del 2013.

Según los cálculos de Bloomberg Businessweek, «si los jueces de la nación empezasen a  trabajar en los casos pendientes sin parar – sin pausas para comer o dormir – y concluyesen 100 casos por hora, se necesitaría más de 35 años para ponerse al día.»

Pavan Kulkarni escribe en India Together:

Harish Narasappa, the co-founder of Daksh, drew attention to the dismaying numbers of pending cases, that we see published in newspapers every few months: “3 crores in the lower courts, 45 lakhs in high courts and between 65,000 and one lakh cases pending in the Supreme Court, depending on which part of the year you look at the data.”

But there has been no analysis of what these numbers mean. What does it mean when we say there are 3 crore cases pending? How long has each case been pending? And why is it taking such a long time to decide each of these cases? These are questions pertinently raised by Narasappa.

Harish Narasappa, co-fundador de Daksh, llamó la atención sobre las cifras desalentadoras de casos pendientes, que vemos publicados en los periódicos cada pocos meses: «3 millones en los tribunales inferiores, 45 mil en los tribunales superiores y entre 65 mil y cien mil casos pendientes en la Corte Suprema, dependiendo de qué parte del año miremos en los datos».

Pero no ha habido un análisis de lo que significan estos números. ¿Qué significa cuando decimos que hay 3 millones de casos pendientes? ¿Por cuánto tiempo ha estado pendiente cada caso? Y ¿por qué tarda tanto tiempo decidir cada uno de estos casos? Estas son las preguntas planteadas de forma pertinente por Narasappa.

Según el informe de estadísticas de prisiones publicado por la Oficina Nacional de Registros Criminales de la India, a finales de 2013 había un total de 267.503 prisioneros siendo juzgados en el país.

El número total de detenidos en la cárcel era de 411.992, un aumento de casi el 7% en comparación con el informe anterior. La ausencia de juicios está pasando factura a las cárceles que ya se encuentran abarrotadas con una población penitenciaria por encima de sus capacidades. En 2011, la tasa de ocupación fue del 112,1%, aumentando a 112,2% en 2012 y a 118,4% en 2013. Satisfacer las necesidades básicas del creciente número de presos está mermando el presupuesto del país.

Para asegurar que se resuelvan los casos pendientes y que se lleven a cabo los juicios, el gobierno creó tribunales de procesos rápidos en el 2000. En aquel entonces, el gobierno central asignó recursos financieros para establecer 1734 tribunales que contaban con una subvención del Estado por un período inicial de cinco años y que luego fueron extendidas hasta el 2011.

Sin embargo, cuando la financiación se suspendió y la responsabilidad recayó sobre los gobiernos estatales, muchos tribunales de procesos rápidos simplemente cerraron y de acuerdo con el Ministerio de Derecho y Justicia, sólo quedaban 976 cortes de procesos rápidos funcionales en agosto de 2014. Aunque se reveló que estos tribunales manejaron más de 3,8 millones de casos, todavía persisten dudas sobre la calidad de los veredictos. Actualmente, los tribunales de procesos rápidos juzgan a los crímenes contra mujeres y niños y hay planes de crear más de estos tribunales, especialmente en Nueva Delhi, donde se espera que se abran 20 tribunales este año.

Los números del sistema de justicia de la India revelan un caos institucionalizado. No sería exagerado afirmar que la democracia más grande del mundo tiene una rama del gobierno que ha desaparecido. Personas que como Machal, han tenido sus vidas literalmente destrozadas, sin ningún motivo.

1 comentario

Únete a la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.