Cómo Kelly Golnoush Niknejad con su ‘Tehran Bureau’ construye puentes entre Irán y Occidente

Niknejad poses for a photo in her London office. Image used by Niknejad with permission.

Niknejad tomándose un selfie en su casa de Boston antes de una conferencia. Fotografía por Niknejad, usada con permiso.

Esta es la segunda de una serie de entrevistas a periodistas iraníes que han dedicado sus carreras a transmitir las complejidades y contradicciones de su país natal a quienes se encuentran fuera del país. Lea la primera de la serie: Entrevistamos a Golnaz Esfandiari, ‘puente’ entre el periodismo inglés y persa en Irán.

La empresaria de medios iraní Kelly Golnoush Niknejad es la fundadora de ‘Tehran Bureau,’ una exitosa agencia de noticias alojada en The Guardian que cubre Irán y la diáspora iraní. Niknejad abandonó su carrera como abogada en California para desarrollar su pasión por el periodismo. Ella describe que en los inicios en ese campo sintió más emoción en una ‘sala de prensa desordenada’ que en ordenadas salas de audiencias. Luego se inscribió en la Escuela de periodismo de la Universidad de Columbia, donde nació la idea de lanzar una plataforma de noticias dedicada a su país natal, Irán.

Niknejad explica cómo Tehran Bureau, que nació en la sala de estar de sus padres como un pequeño blog, ‘llegó a la estratósfera’ con la Revolución verde, y cómo el proyecto ha logrado consolidarse como una de las principales fuentes periodísticas con una visión ‘dinámica’ de la cultura, política y sociedad iraní.

Global Voices (GV): ¿En qué te inspiraste para crear Tehran Bureau?

Kelly Golnoush Niknejad (KGN): My muse: Iran, and certainly the difficulties of reporting from there.

Kelly Golnoush Niknejad (KGN): Mi musa: Irán, y ciertamente las dificultades de informar desde allí.

GV: Tehran Bureau estaba en pleno funcionamiento antes de la Revolución verde de 2009. ¿Cómo reaccionó tu plataforma ante el interés masivo y centrado en Irán luego de ese período?

KGN: We were on top of it. We led a lot of the post-election coverage, earning a “must read” status from The New York Times. Foreign Policy credited us with making the internet respectable.

KGN: Estábamos más allá de eso. Trabajamos mucho en la cobertura poselectoral, y nos ganamos que el The New York Times nos recomendara como “lectura obligatoria”. Foreign Policy nos reconoció como los artífices de que internet fuera considerada respetable.

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En setiembre de 2009, Tehran Bureau fue descrito como ‘lectura obligatoria’ por el diario New York Times.

GV: ¿Cuáles fueron las lecciones que aprendieron en aquel período?

KGN: I had theories about why reporting from Iran was fraught with bias and inaccuracies. During the election, my ideas were put to the test. I think we passed with flying colors. I learned to trust myself even more than I already did. My idea for Tehran Bureau though came about at a time of relative freedom under President Khatami. I’m proud it worked under more difficult circumstances. But it’s when Iran seems relatively more open that I think a vehicle like this is needed. With Ahmadinejad, you knew what you were getting. Everybody did. With savvier people running the government, I’m not so sure.

KGN: Tenía teorías para explicar por qué los informes desde Irán eran sesgados y plagados de imprecisiones. Durante el proceso electoral, mis ideas fueron puestas a prueba. Creo que superamos la prueba con éxito. Aprendí a confiar en mi misma, incluso más que antes. Mi idea para Tehran Bureau sin embargo, surgió en una época de relativa libertad durante la presidencia de Khatami. Estoy orgullosa de haber trabajado en circunstancias más difíciles. Pero creo que es cuando Irán parece relativamente más abierta que se necesita un medio como este. Con Ahmadinejad, sabías que esperar. Todos sabían. Con gente más experimentada dirigiendo el gobierno, no estoy tan segura.

GV: ¿Cuál es tu respuesta frente a los que sostienen que en Irán se desarrollaba una “revolución de Twitter” dado que quedaste en medio de dicha “revolución” informando desde el exterior?

KGN: Most of our reporters were in Iran. I was tweeting their reporting from Boston. They were gathering the information and I was putting it out from a safe place. Those who tried to judge the merits of a “Twitter Revolution” by counting the number of tweets coming directly from an Iranian IP address missed the forest for the trees. Twitter is a social networking tool stripped down to its most fundamental. Without it, news of the protests may not have traveled so widely. Yes, post-election reports erupted on YouTube and other channels, but they became public when they made their way to that narrow intersection between the personal sphere and the public one. It’s where the news and videos found a wider audience than our Facebook friends and those we reached through our email address book. It was on Twitter where some in the media already had a listening post. It may be common now, but it wasn’t then.

I had to take to Twitter once our website was taken down by a powerful denial of service attack. Our site was very popular but not as much as it was on Twitter. Tehran Bureau’s Twitter reporting on the elections and the aftermath was cobbled into narratives on the New York Times’ Lede blog and Andrew Sullivan’s The Dish. Our Twitter feed, @TehranBureau, went from a few hundred followers to 19,000 in two days. It felt like a revolution to me.

KGN: La mayoría de nuestros reporteros estaban en Irán. Yo tuiteaba sus reportes desde Boston. Ellos recolectaban la información y yo la difundía desde un lugar seguro. Quienes intentaron juzgar los méritos de una “Revolución de Twitter” contando la cantidad de tuits que provenían directamente de una dirección IP iraní no vieron el bosque por centrarse en los árboles. Twitter es fundamentalmente una herramienta de red. Sin ella, las noticias de las protestas no se hubieran difundido tanto. Es cierto que los reportes poselectorales surgieron en YouTube y en otros canales, pero se hicieron públicos cuando cruzaron de la esfera personal a la pública. Donde las noticias y videos encontraron una audiencia más amplia que nuestros amigos de Facebook y contactos de correo electrónico. Fue en Twitter donde algunos medios ya subían publicaciones de audio. Puede ser común ahora, pero no lo era entonces.

Tuve que recurrir a Twitter en una oportunidad cuando nuestro sitio web sufrió un fuerte ataque de denegación de servicio. Nuestro sitio era muy popular pero no tanto como lo era en Twitter. La cobertura de Tehran Bureau en Twitter de las elecciones y sus secuelas se incorporaron al blog de Lede del New York Times y en The Dish de Andrew Sullivan. Nuestra cuenta de Twitter, @TehranBureau, pasó de unos pocos centenares de seguidores a 19,000 en dos días. Fue como una revolución para mí.

GV: Los efectos de los nuevos medios han cambiado de manera significativa el flujo de información, dentro y fuera de Irán. Si el público de Occidente mira en los lugares correctos, puede encontrar verdaderas voces iraníes, y uno de esos espacios es tu sitio web. ¿Cómo gestiona Tehran Bureau su red de periodistas iraníes?

KGN: With great difficulty. You have to be a journalist, but a psychiatrist, professor, and mind reader as well. You have to be a diplomat to negotiate the wide gulf between Iranian culture and the West. It requires a lot of patience. It’s a 24/7 job. Forget weekends. The start of the week in Iran is Saturday, just when you want to wind down for a couple of days. Any attempted vacation backfires. Big news always breaks when you’re on a long transatlantic flight with no internet access.

KGN: Con mucha dificultad. Tienes que ser periodista, pero también psiquiatra, profesor y adivino. Debes ser diplomático para negociar la amplia brecha entre la cultura iraní y la occidental. Eso exige mucha paciencia. Es un trabajo de tiempo completo. Olvida los fines de semana. La semana en Irán comienza los sábados, justo cuando quieres descansar un par de días. Cualquier intento de vacaciones fracasa. Las noticias importantes siempre suceden cuando estás en un vuelo transatlántico sin acceso a internet.

GV: ¿Cómo comparas los estándares periodísticos en los medios en idioma persa con los de Norteamérica y Europa?

KGN: It’s very different, liking comparing apples and oranges, or something more dissimilar. In the absence of political parties in Iran, the media serves as a tool for different political groups within the establishment. There are incredibly courageous journalists working within that system. But their methods are very different. They have to be. In the West, we value clear writing and transparency. In Iran, they often have to be opaque to keep themselves out of trouble. That’s not even the tip of the iceberg. Idealistically speaking, I don’t think you can have journalism without freedom of the press.

KGN: Es muy diferente, como comparar manzanas y naranjas, o algo más disímil. En Irán, ante la ausencia de partidos políticos, los medios sirven de herramienta para los distintos grupos políticos dentro del establishment. Hay periodistas increíblemente valientes trabajando dentro del sistema. Pero sus métodos son muy diferentes. Tienen que serlo. En Occidente, valoramos la escritura clara y la transparencia. En Irán, a menudo deben ser opacos para no tener problemas. Eso ni siquiera es la punta del iceberg. Hablando desde lo idealista, no creo que pueda haber periodismo sin libertad de prensa.

GV: Te has referido a tus corresponsales no como ‘periodistas ciudadanos’, sino como periodistas profesionales encubiertos. ¿Eso quiere decir que los has entrenado?

KGN: Yes, absolutely. It’s a complicated process. This is a constant battle. I don’t think you can learn to be a journalist from a weekend seminar or by ticking off a series of multiple-choice answers. I’m interested in training that is challenging and ongoing, even as you progress. And that’s what we try to do.

KGN: Sí, totalmente. Ha sido un proceso complejo. Es una batalla continua. No creo que puedas aprender a ser periodista en un seminario de un fin de semana o seleccionando respuestas de un cuestionario de opción múltiple. Estoy interesada en un entrenamiento que resulte un desafío constante, incluso a medida que progresas. Y eso es lo que tratamos de hacer.

GV:¿Has decidido no regresar a Irán? Y si es así, ¿cuándo lo decidiste?

KGN: There are moments when I love the idea of being there, but it passes. I’ve never thought of going back. I had a very difficult experience living there during the revolution and in the eighties. Iran has changed dramatically, especially for people who like to have plastic surgery and drive fast cars. But for people like me, things haven’t changed. Whether you’re covering Iran from Qatar, Dubai, or Tehran, the Middle East and journalism don’t go together well.

KGN: Hay momentos en los que me encantaría estar allá, pero pasan. Nunca pensé en volver. Pasé momentos muy difíciles viviendo allá durante la revolución y en los 80. Irán ha cambiado en forma dramática, especialmente para aquellos a los que les gusta la cirugía plástica y los autos veloces. Pero para la gente como yo, las cosas no han cambiado. Independientemente de que cubras los acontecimientos en Irán desde Qatar, Dubai, o Teherán, el Medio Oriente y el periodismo no se llevan bien.

GV: ¿Existe una idea equivocada acerca de Irán que tienes que corregir o explicar a menudo a quienes no son iraníes?

KGN: No one thing in particular. I think many Americans see the Middle East as one homogeneous whole. They often hear about something that happened in Saudi Arabia and think it also takes place in the UAE or Iran. Or they may think ISIS practices extend to other Muslims.

When it comes to Iran, I often find myself having to go all the way back to 1979, then explaining the transformations that took place decade-by-decade, just to make sense of the present. It’s sometimes even hard for Iranians themselves to believe what goes on in Iran, let alone non-Iranians. This explains why it’s vital to cover Iran from the “bottom up,” chronicling the lives of ordinary people. Covering a country by reporting on the pronouncements of the ruling elite is probably the least interesting or informative kind of journalism. That’s why even very sophisticated people who follow the news on Iran have no idea what goes on there. Of course if they followed Tehran Bureau though, they would get a very dynamic view.

KGN: No hay una cosa en particular. Creo que muchos norteamericanos ven al Medio Oriente como algo homogéneo. Ellos con frecuencia escuchan noticias sobre algo que ocurrió en Arabia Saudita y piensan que también sucede en Emiratos Árabes Unidos o Irán. O pueden pensar que las prácticas de ISIS se extienden al resto de los musulmanes.

Cuando se trata de Irán, a menudo debo volver hasta 1979, para luego explicar las transformaciones que tuvieron lugar década por década, solo para entender el presente. A veces hasta para los propios iraníes es difícil creer lo que sucede en Irán, más aún para el resto. Esto explica por qué es crucial cubrir Irán de “abajo hacia arriba,” llevando una crónica de las vidas de la gente común. Cubrir un país informando sobre los pronunciamientos de la elite gobernante es probablemente la forma menos interesante de periodismo. Es por eso que incluso la gente muy sofisticada que sigue las noticias sobre Irán no tiene idea de lo que sucede allá. Por supuesto si siguieron a Tehran Bureau tendrían una visión muy dinámica.

GV: Comenzaste como abogada, pero siempre has tenido un pie en los medios. ¿Puedes contarme un poco tu historia, y evolución en este campo?

KGN: I started my professional life as an attorney. Even though I passed the California bar on my first try, to everyone’s horror, I moved to Paris and was trying to write a novel instead of making a lot of money practicing law. I decided to take what I thought would be a light part-time job as a news reporter to make ends meet. I was covering criminal courts — murder trials and the like — for a news agency headquartered in Los Angeles. I got the job because of my legal background. When I went to the downtown courthouse in San Diego for my interview, I remember the excitement I felt by the sight of the “Press Room” sign over the door. Obviously there was something wrong with me. I’d been to that building many times as a law clerk and even a lawyer. But I got a lot more excited by being in that messy press room among journalists. It was marvelous. Love at first sight. I’ve been feeding off that adrenaline rush for a long time.

KGN: Inicié mi vida profesional como abogada. A pesar de que aprobé el examen para ejercer la abogacía en California en el primer intento, para el horror de todos, me mudé a París e intenté escribir una novela en lugar de ganar mucho dinero como abogada. Decidí aceptar lo que pensé que sería un trabajo liviano de tiempo parcial como reportera de noticias para subsistir. Cubría causas penales — homicidios y demás — para una agencia de noticias con sede en Los Angeles. Conseguí el empleo debido a mis antecedentes en el derecho. Cuando fui a mi entrevista en el tribunal de San Diego, recuerdo la emoción que sentí cuando vi el cartel de “Sala de Prensa” sobre la puerta. Obviamente había algo mal conmigo. Había estado muchas veces en ese edificio como asistente jurídico e incluso como abogada. Pero me entusiasmaba mucho más estar en esa desordenada sala de prensa entre periodistas. Era maravillosa. Amor a primera vista. Esa adrenalina me duró mucho tiempo.

GV: Has explicado que esto comenzó como un blog en la sala de estar de la casa de tus padres, luego creció y se convirtió en un proyecto de PBS, y ahora tu proyecto es alojado por una de las plataformas de periodismo más respetadas. ¿Puedes contarme un poco sobre esta evolución?

KGN: I got the idea to start Tehran Bureau in journalism school. I couldn’t get any funding to launch it, so I went at it alone and empty handed. That’s where my parents’ living room comes in. Within the first week of its launch, our reporting was cited by ABC News and BBC World Service in English. A syndication agency picked up Tehran Bureau and started putting out our stories alongside Le Monde diplomatique’s and other well established news sources. The first client to purchase one of our syndicated stories was The New York Times. It was a great victory.

Then the election happened and Tehran Bureau shot into the stratosphere. Just about everyone turned to us for coverage. I ended up on the front page of the Boston Globe, profiled across the country by the Associated Press and NPR. The media blitz got the attention of a lot of people, including the wonderful people I had worked with at PBS Frontline on “Showdown with Iran”. They read or heard one of these stories and got in touch. Like everyone else, they thought Tehran Bureau was loaded. They thought I had managed this with a lot of funding. They offered to help. Entering a partnership with Frontline was like winning the journalism lottery. They deeply care about investigative journalism. I had the fortune of having Frontline serve as our incubator. While there, we won several awards and got a lot of recognition for our work. London though is much closer to the Iran story than Boston. The Guardian seemed like the most dynamic place to be. Emily Bell of the Tow Center at Columbia Journalism School introduced me to Alan Rusbridger, the editor-in-chief, and things proceeded from there.

KGN: La idea de crear Tehran Bureau se me ocurrió en la escuela de periodismo. No conseguí los fondos necesarios para lanzarlo, entonces empecé sola y con las manos vacías. Ahí es donde la sala de mis padres entra en escena. Durante las primeras semanas del lanzamiento, nuestros reportes fueron citados por ABC News y el servicio mundial de la BBC en inglés. Una agencia de sindicación eligió a Tehran Bureau y comenzó a incluir nuestras historias junto a las de Le Monde diplomatique y otras agencias de noticias de larga trayectoria. El primer cliente de nuestras historias sindicadas fue The New York Times. Fue una gran victoria.

Luego llegaron las elecciones y Tehran Bureau alcanzó la estratósfera. Casi todos usaban nuestra cobertura como fuente. Aparecimos en la portada del Boston Globe, y en reseñas en todo el país de Associated Press y NPR. El bombardeo en los medios atrajo la atención de muchas personas, incluso de gente maravillosa que había trabajado en la vanguardia de PBS en “Showdown with Iran”. Ellos leyeron o escucharon alguna de estas historias y se contactaron. Como todos los demás, pensaban que Tehran Bureau contaba con recursos. Pensaban que manejaba grandes fondos. Nos ofrecieron ayuda. Asociarnos con Frontline era como ganar la lotería del periodismo. Estaban muy interesados en el periodismo de investigación. Tuve la suerte de contar con Frontline como nuestra incubadora. Mientras estuvimos con ellos, ganamos varios premios y obtuvimos muchos reconocimientos por nuestro trabajo. Londres, sin embargo, esta más cerca de la historia de Irán que Boston. The Guardian parecía ser el lugar más dinámico para estar. Emily Bell del Tow Center de la Escuela de periodismo de la Universidad de Columbia me presentó a Alan Rusbridger, editor en jefe, y las cosas avanzaron de ahí en más.

GV: No deja de sorprenderme el poder de la diáspora iraní en diversas empresas, incluso en los medios. Te considero una innovadora exitosa en los medios iraníes en el extranjero. ¿Te sientes así, como una empresaria de medios?

KGN: I was the inaugural recipient of the Innovator Award from Columbia Journalism School, for «inspiring, creating, developing, or implementing new ideas that further the cause of journalism.» I’d never thought of myself that way. I was just doing what made sense, what needed doing. So I guess I became one by necessity. Journalists I highly respect have often told me that not just with respect to Iran, but in the realm of single subject reporting and new media, Tehran Bureau has been a pioneer and trendsetter. In my more ambitious moments I like to believe it because I have a lot more ideas.

KGN: Fui la primera en recibir el Premio para innovadores de la Escuela de periodismo de la Universidad de Columbia, por “inspirar, crear, desarrollar, o implementar nuevas ideas que promueven la causa del periodismo.” Nunca pensé en mí de esa manera. Simplemente estaba haciendo lo que tenía sentido, lo que debía hacer. Entonces imagino que me convertí en periodista por necesidad. Periodistas a los que respeto mucho me dijeron que no solo respecto a Irán, sino también en el ámbito de los reportes dedicados a un único tema y en los nuevos medios, Tehran Bureau ha sido pionero y creador de tendencias. En mis momentos más ambiciosos me gusta creerlo porque tengo muchas más ideas.

GV: ¿Tienes alguna historia de Tehran Bureau que sea tu favorita, o que consideres la más significativa?

KGN: That’s like asking which child is your favorite.

KGN: Eso es como preguntar cuál de tus hijos es tu preferido.

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