La esperanza de un Taiwán libre de armas nucleares

An anti-nuclear demonstration in April 2011. The card on the boy said 'I love Taiwan, and I do not want nuclear incident. This Photo is taken by coolloud.org. CC BY-NC 2.0.

Manifestación antinuclear en abril de 2011. El cartel que porta el niño dice: «Amo Taiwán, y no quiero incidentes nucleares». Foto de coolloud.org (CC BY-NC 2.0).

En la primera semana después del incidente nuclear de Fukushima en marzo de 2011, se habían agotado el arroz y los fideos en el supermercado que queda más cerca de mi casa en el área de Tokio, que está a unos 200 km del lugar del accidente nuclear. En esa semana, no solamente los habitantes de Tokio sino el mundo entero estaba en pánico por la contaminación por radiación.

Hoy, en 2015, todavía hay temores con respecto al agua radioactiva de la planta de energía nuclear de Fukushima que se filtra al mar. Los productos agrícolas de varias prefecturas en Japón siguen con la prohibición de exportarse a varios países, incluidos Corea y Taiwán, a pesar de las negociaciones bilaterales entre gobiernos. De otro lado, a pesar de las acciones emprendidas por el gobierno japonés para reiniciar las plantas de energía nuclear, todas las plantas de energía nuclear de Japón siguen cerradas.

El accidente nuclear de Fukushima le tocó la campana a la energía nuclear no solamente en Japón, sino también en Taiwán, que está igualmente en el llamado Círculo de Fuego del Pacífico. Hay tres plantas de energía nuclear activas en Taiwán, y dos de ellas están muy cerca de su ciudad capital, Taipéi. Como se planea que la primera y segunda plantas de energía nuclear queden fuera de servicio en los próximos seis años, se construyó la cuarta para sustituir a esas dos. No obstante, luego de una gran manifestación en abril de 2014, se deuivo la construcción de la cuarta planta de energía nuclear, y se programó para quedar desocupada en julio de 2015. De otro lado, debido a problemas de seguridad y problemas con los desechos nucleares, se ha considerado desmantelar la primera y segunda plantas según lo programado, o incluso antes.

«Un hogar libre de armas nucleares», un popular lema en manifestaciones antinucleares en Taiwán, finalmente se ha vuelto parte del consenso social y político. Los presidentes de los dos principales partidos políticos, Kuomintang y el Partido Progresista Democrático han expresado su compromiso de abandonar la energía nuclear y de desarrollar estrategias de energía alterna. De otro lado, el actual gobierno encabezado por el presidente Ma Ying-Jeou (que dejará el cargo en 2016) todavía considera la visión de un «hogar libre de armas nucleares» como un obstáculo para el crecimiento económico.

En respuesta a la inercia de Ma con respecto a la energía nuclear, la sociedad civil está explorando diversos medios para construir un Taiwán libre de armas nucleares. Su esperanza es desarrollar fuentes de energía alternativa para reemplazar la energía nuclear, y exportar esta tecnología para impulsar el crecimiento económico. Las tres plantas nucleares de Taiwán generan solamente entre el 10 y 20% del suministro de electricidad del país. La perspectiva de paneles solares baratos combinados con baterías poderosas es una fuente de esperanza, pues Taiwán es un importante fabricante de celdas solares. La energía geotérmica también es prometedora. El profesor Kao Cheng-Yen, veterano antinuclear, recientemente fundó una empresa de energía geotérmica, y Eric Chu, alcalde de la ciudad de Nuevo Taipéi, planea construir una planta de energía geotérmica en esa ciudad en sociedad con el Instituto de Investigación de Tecnología Industrial.

Otra estrategia en Taiwán es el uso eficiente de energía. En Corea del Sur, que se ha visto afectada por su propio escándalo nuclear, el alcalde de Seúl, la capital, declaró la política energética ‘Una planta de energía nuclear menos’. Además de generar electricidad de fuentes renovables, también enfatizan la eficiencia energética y el ahorro de energía. Como la eficiencia energética y el ahorro de energía es más fácil de decir que de hacer, los grupos ciudadanos antinucleares en Taiwán están tratando de aprender de la experiencia surcoreana.

An anti-nuclear demonstration in April 2014. The police used water canons to evict protesters. This Photo is taken by coolloud.org. CC BY-NC 2.0.

Manifestación antinuclear en abril de 2014. La policía usó cañones de agua para desalojar a los manifestantes de la zona. Foto de coolloud.org (CC BY-NC 2.0).

Luego del incidente nuclear de Fukushima, asistí a varias manifestaciones antinucleares en Tokio y en Taipéi. Lo que observé en estas manifestaciones me sigue sorprendiendo: los gobiernos no tratan de iniciar discusiones con los manifestantes, sino que dedican su energía a reprimir sus voces. Durante la protesta de abril de 2014 en Taipéi, la policía empezó el desalojo, nos apuntó con cañones de agua a los manifestantes, que éramos solamente ciudadanos comunes y corrientes exigiendo al gobierno que reconsidere su política de energía nuclear. Sin embargo, el gobierno se hizo de la vista gorda a las acciones de la policía.

En contra de las aspiraciones del pueblo taiwanés de un hogar libre de armas nucleares, el gobierno del presidente Ma está tratando de extender la vida de la primera y segunda plantas de energía nuclear. Para resolver el problema de la falta de espacio para almacenar los desechos nucleares, el gobierno del presidente Ma propone enviar 1,200 barras de combustible usado altamente radioactivas al extranjero para su reprocesamiento. Esta propuesta, suspendida por el Yuan Legislativo el pasado marzo, es costosa e ineficiente, pues los desechos nucleares procesados serán enviados de vuelta a la isla al final. Además, varios expertos del Panel Internacional de Materiales Divisibles están preocupados de que los procesos de reprocesamiento tengan un impacto en la proliferación de armas nucleares, porque aproximadamente dos toneladas de plutonio se recuperarán del reprocesamiento de las barras de combustible gastado de Taiwán. El punto muerto del almacenamiento de los desechos nucleares no se relajará si el gobierno del presidente Ma y la empresa de energía de Taiwán no intentan un enfoque más flexible y práctico, e inician conversaciones con grupos ciudadanos antinucleares.

El camino a un país libre de armas nucleares nunca es fácil, y toma décadas verlo realizado. Dado que los políticos de la próxima generación en Taiwán están listos para iniciar la conversación con los grupos ciudadanos antinucleares y allanar el camino hacia un país libre de armas nucleares, sería beneficioso para toda la sociedad iniciar la conversación entre el gobierno y los grupos civiles tan pronto como sea posible.

(La autora agradece a Tan Uichi, estudiante graduado del programa de doctorado de ciencias sociales de la Universidad Hitotsubashi por brindar información clave y comentarios a este artículo.)

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